De los archivos del médico
Desde esas sensaciones de ardor y agitación que surgen cada vez que comemos nuestros alimentos favoritos, pasando por la hinchazón que nos impide subirnos la cremallera de los vaqueros, hasta los gases que pueden convertirnos en la persona más impopular del ascensor, nuestro estómago puede ser la causa de algunos inconvenientes importantes, si no de algunos problemas de salud absolutos.
Sin embargo, los expertos afirman que la mayoría de la gente sabe muy poco sobre el funcionamiento de su estómago y su tracto digestivo, una de las razones por las que resolver los problemas estomacales puede parecer mucho más difícil de lo que tiene que ser.
"Hay algunos conceptos erróneos muy populares en relación con la salud del estómago, la mayoría de los cuales pueden llevar a la gente por mal camino en cuanto a cómo tratar eficazmente ciertos problemas", dice el doctor Mark Moyad, director de medicina preventiva y alternativa del Centro Médico de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
El doctor David Greenwald está de acuerdo. "A veces, lo que parece un problema complejo, difícil o incluso aterrador es en realidad un problema sencillo, con una solución sencilla, si se pueden separar los mitos de los hechos", dice Greenwald, profesor asociado de la Facultad de Medicina Albert Einstein y del Centro Médico Montefiore de Nueva York.
Para ayudar a poner las cosas en su sitio, Greenwald, Moyad y el director de gastroenterología pediátrica de la Universidad de Nueva York, el doctor Joseph Levy, ayudaron a los médicos a preparar el siguiente reto para romper las tripas. Intenta separar los mitos de los hechos para ver cuánto sabes realmente sobre cómo mantener tu barriga sana y feliz.
1. Mito o realidad: La digestión tiene lugar principalmente en el estómago.
Respuesta: Mito.
La mayor parte del proceso digestivo tiene lugar en el intestino delgado. El estómago toma los alimentos, luego los bate y los rompe en pequeñas partículas llamadas "quimo". A continuación, el quimo se libera en pequeños lotes en el intestino delgado, donde se produce la mayor parte de la digestión, dice.
En contra de la creencia popular, Levy afirma que los alimentos no se digieren en el orden en que se ingieren. "Todo llega al estómago, donde se bate todo junto, y cuando está listo se libera en el intestino delgado de forma conjunta", dice.
2. Mito o realidad: Si reduces la ingesta de alimentos, acabarás encogiendo el estómago para no tener tanta hambre.
Respuesta: Mito.
Una vez que se es adulto, el estómago permanece prácticamente del mismo tamaño, a menos que se opere para reducirlo intencionalmente. Comer menos no encogerá tu estómago, dice Moyad, pero puede ayudar a restablecer tu "termostato del apetito" para que no sientas tanta hambre, y puede ser más fácil cumplir con tu plan de alimentación.
3. Mito o realidad: Las personas delgadas tienen por naturaleza el estómago más pequeño que las personas con sobrepeso.
Respuesta: Mito.
Aunque parezca difícil de creer, el tamaño del estómago no se correlaciona con el peso o el control del mismo. Las personas que son naturalmente delgadas pueden tener el mismo tamaño o incluso más grande que las personas que luchan contra su peso a lo largo de la vida. "El peso no tiene nada que ver con el tamaño del estómago. De hecho, incluso las personas que se han sometido a cirugías de reducción de estómago, haciendo que su barriga no sea más grande que una nuez, pueden anular el pequeño tamaño y seguir ganando peso", dice Levy.
4. Mito o realidad: Los ejercicios como las sentadillas o los abdominales pueden reducir el tamaño del estómago.
Respuesta: Mito.
"Ningún ejercicio puede cambiar el tamaño de un órgano, pero puede ayudar a quemar las capas de grasa que se pueden acumular en el exterior de tu cuerpo. Además, puede ayudar a tensar los músculos del abdomen, la zona del cuerpo situada justo al sur del diafragma, que alberga el estómago y muchos otros órganos internos", dice Moyad.
Curiosamente, la parte de la "grasa del vientre" que más daño puede hacer puede ser la que no se ve. Reside en el "epiplón", una especie de sábana interna que se encuentra sobre y alrededor de los órganos internos.
"Las personas con mucho sobrepeso suelen tener mucha grasa entre sus órganos internos. De hecho, en algunos casos, el hígado puede estar tan lleno de grasa que puede desarrollar una forma de hepatitis y, en casos extremos, puede dejar de funcionar por completo", dice Levy. La buena noticia: Un plan de alimentación saludable no sólo puede ayudarte a eliminar el peso que puedes ver, sino también las capas de grasa interna que no ves.
5. Mito o realidad: Los alimentos que contienen fibra insoluble (que no se disuelve en agua) provocan menos gases e hinchazón que los alimentos con fibra soluble (que sí se disuelve en agua).
Respuesta: Hecho.
Según Moyad, la mayoría de la gente se asombra al descubrir que lo que percibía como una forma "más suave" de fibra -el tipo soluble que se encuentra en alimentos como el salvado de avena, las judías, los guisantes y los cítricos- puede en realidad causar más gases e hinchazón que la fibra insoluble, que se encuentra en alimentos como el pan integral, los cereales de trigo, la col, la remolacha y las zanahorias. "Es cierto", dice Moyad. "Y la razón es que los gases y la hinchazón son el resultado de la flora intestinal necesaria para digerir la fibra soluble". Dado que la fibra insoluble no se digiere en absoluto - pasa directamente a través de usted - no hay interacción con la flora intestinal; en consecuencia, no se forman gases.
Hay que tener en cuenta una advertencia: Si bien la fibra insoluble no le producirá gases, puede aumentar la frecuencia y el tamaño de las deposiciones.
6. Mito o realidad: Una forma de reducir el reflujo ácido es perder tan solo 2 o 3 libras.
Respuesta: Hecho.
"Cuanto menos ácido vuelva a subir al esófago, menos problemas tendrás para eliminarlo. Y, aunque no lo creas, perder sólo un kilo de peso de la zona abdominal puede marcar la diferencia, y el embarazo es el mejor ejemplo de ello", dice Moyad. A medida que el bebé crece y presiona contra los órganos internos, la acidez estomacal aumenta; pero una vez que nace el bebé y se alivia la presión, la acidez también lo hace. "De la misma manera, perder incluso un poco de grasa abdominal puede proporcionar un alivio similar".
La buena noticia: Moyad dice que la mayoría de las personas pierden peso en la zona del vientre primero, por lo que debería ver algunos resultados positivos en su acidez estomacal dentro de unas pocas semanas después de comenzar un plan de pérdida de peso.
7. Mito o realidad: Comer antes de acostarse puede hacer que ganes peso más rápido que si comes los mismos alimentos durante el día.
Respuesta: Mito.
La mayoría de los expertos coinciden en que ganamos peso cuando ingerimos más calorías de las que quemamos. Y aunque parece lógico que los alimentos que ingerimos durante un día activo se quemen más rápido y de forma más eficiente que los que comemos justo antes de irnos a dormir, Moyad dice que el aumento de peso no se basa en un reloj de 24 horas. "Es la cantidad total que se ingiere durante un periodo de tiempo, comparada con la cantidad que se quema, la que determina si se gana peso", dice Moyad.
Estudios recientes en animales sugieren que evitar los tentempiés después de la cena puede ayudar a prevenir el aumento de peso. Comer por la noche puede perturbar el reloj circadiano del cuerpo y alterar las hormonas que controlan el apetito y, en última instancia, provocar un aumento de peso.
Dicho esto, Levy recuerda que cuando estamos fatigados o estresados, comer justo antes de acostarnos puede dificultar la digestión y provocar más gases, hinchazón y acidez. Hay un "cerebro" en el intestino que ayuda a asegurar que los alimentos se mueven a través del sistema digestivo al ritmo y en la cantidad adecuados", dice Levy. Cuando estamos fatigados -como la mayoría de nosotros al final de un día ajetreado- ese "cerebro intestinal" también lo está. Así que, dice Levy, hay una disminución en el número de contracciones que mueven los alimentos a través del sistema.
8. Mito o realidad: Un tentempié de 200 calorías de mantequilla de cacahuete y galletas saladas tiene más probabilidades de controlar el apetito que comer simplemente 200 calorías de galletas saladas.
Respuesta: Hecho.
La razón: "Las grasas se digieren mucho más lentamente que los hidratos de carbono, y permanecen en el estómago durante más tiempo, lo que significa que naturalmente nos sentimos llenos durante más tiempo después de comer un bocadillo que contenga al menos algo de grasa", dice Levy.
Además, Moyad señala que los carbohidratos simples (como las galletas saladas, el pan o las galletas dulces) provocan un rápido aumento de los niveles de azúcar e insulina en la sangre, que posteriormente descienden con la misma rapidez, provocando cambios drásticos tanto en el estado de ánimo como en el apetito. "En resumen, te encuentras nervioso y hambriento", dice Moyad.
9. Mito o realidad: Los frijoles hacen que todo el mundo produzca un exceso de gases, y no se puede hacer nada al respecto.
Respuesta: Mito... ¡más o menos!
Las judías tienen un alto contenido en un tipo de azúcar que requiere una determinada enzima para ser digerida correctamente. "Algunas personas tienen más, otras menos. Y cuanto menos tengan, más gases se producirán durante la digestión de las judías", dice Greenwald. Lo que puede ayudar: Los estudios demuestran que los productos de venta libre que añaden más cantidad de la enzima necesaria para descomponer el azúcar de las judías, así como de otras verduras tradicionalmente gaseosas, pueden ayudar si se toman antes de comer. Después, se puede reducir el gas que se forma tomando un producto que contenga simeticona, que, según Greenwald, es un verdadero rompeburbujas, que libera la tensión superficial de las burbujas de gas que se forman como resultado de comer alimentos difíciles de digerir.