De los archivos del doctor
Ser adolescente es duro. Pero los adolescentes que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales o transexuales (LGBT), así como los que todavía están aceptando su sexualidad, a menudo lo tienen aún más difícil.
La intimidación, las burlas, el acoso y, en ocasiones, la violencia física son elementos habituales en la vida diaria de los adolescentes LGBT en la escuela. En 2009, ocho de cada 10 estudiantes LGBT dijeron que habían sido acosados verbalmente en la escuela. En la misma encuesta, casi la mitad de los estudiantes LGBT informaron que habían sido acosados físicamente ese año. No es de extrañar, pues, que la mayoría de los estudiantes LGBT digan que no se sienten seguros en la escuela.
Algunos adolescentes se las arreglan para prosperar a pesar de los problemas a los que se enfrentan en la escuela. Pero muchos no. El estrés que supone enfrentarse a la discriminación, a los compañeros que les tratan mal y a los centros escolares que no les proporcionan los medios de apoyo adecuados puede conducir a la depresión, la ansiedad y, en casos extremos, al suicidio.
"Los problemas de afrontamiento pueden manifestarse de diversas maneras", afirma el psiquiatra Edgardo Menvielle, MD, MSHS, que dirige el Programa de Desarrollo de Género y Sexualidad del Centro Médico Nacional Infantil de Washington, D.C.
"Ser miembro de un grupo marginado ejerce mucha presión sobre un adolescente -continúa Menvielle-, y sabemos que las personas que sufren abusos en la infancia, por parte de la familia o de los compañeros, tienen más probabilidades de tener problemas en la edad adulta, como suicidio, depresión, ansiedad, baja autoestima."
Mayor riesgo de comportamientos poco saludables
El tipo de presión o estrés que suelen experimentar los adolescentes LGBT no sólo afecta a cómo se sienten. También puede afectar a cómo se comportan.
Un informe de los CDC publicado en junio de 2011 muestra que los adolescentes gays, lesbianas y bisexuales son mucho más propensos que los adolescentes heterosexuales a beber en exceso, fumar, tomar drogas, practicar sexo inseguro, tener pensamientos suicidas y participar en otras actividades que ponen en riesgo su salud.
El informe no entra en las razones por las que las diferencias son tan grandes. Pero la doctora Laura Kann, que dirigió el informe de los CDC, afirma que el hecho de no sentirse aceptado probablemente desempeña un papel importante.
"Está claro que el estigma y la aprobación de la familia están implicados", dice Kann. "No lo documentamos aquí, pero no se puede ignorar que está ahí fuera".
Muchos estudios más pequeños han informado de tasas similares de comportamientos de riesgo entre los adolescentes homosexuales, pero el informe de los CDC fue el primero en hacerlo a tan gran escala. Analizó a adolescentes de siete estados -Connecticut, Delaware, Maine, Massachusetts, Rhode Island, Vermont y Wisconsin- y de seis grandes distritos escolares urbanos, como San Francisco, Boston, Chicago y Nueva York.
Los adolescentes homosexuales eran más propensos que los heterosexuales a participar en siete de las 10 categorías de conductas de riesgo que estudiaron los CDC.
"Lo que es digno de mención es que los resultados fueron tan consistentes en tantas ciudades y estados", dice Kann. "Aunque los resultados en sí no eran sorprendentes, es preocupante ver que estos patrones se repiten en un lugar tras otro".
El psicólogo Anthony R. D'Augelli, que ha escrito extensamente sobre temas relacionados con los adolescentes LGBT, dice que tampoco le sorprendió el informe. Entre los adolescentes LGBT, "hay una mayor prevalencia de todo tipo de comportamientos de riesgo, de todo", dice D'Augelli, profesor de desarrollo humano en la Universidad Estatal de Pensilvania.
Señala el absentismo escolar, que no es infrecuente entre los adolescentes que se sienten amenazados y/o no bienvenidos. "Las ausencias escolares se acumulan, luego no les va bien en los exámenes y las notas bajan", dice.
A veces, esas ausencias se convierten en permanentes. "Algunos niños lo afrontan abandonando la escuela y obteniendo un GED", dice Menvielle.
Ese no tiene por qué ser tu caso.
Encontrar apoyo marca la diferencia
Tanto Menvielle como D'Augelli insisten en la importancia de encontrar una red de apoyo, ya sea a través de amigos, de la familia, de un profesor u orientador comprensivo o de Internet.
"Los niños tienen que sentir que están en un entorno de apoyo", dice D'Augelli. "No deberían sentir que tienen que esconderse de sí mismos y de sus compañeros y familias".
Es posible que tu escuela ya cuente con una red de apoyo. Las alianzas gay-heterosexuales (GSA), por ejemplo, son grupos que promueven la comprensión y la concienciación. Según los CDC, los estudiantes de escuelas con GSA activas son menos propensos a sentirse amenazados o a tener pensamientos suicidas.
"Si hay GSAs en la escuela, los adolescentes se sienten apoyados", dice Menvielle. "Aunque no los utilicen, saber que existen es importante. Si los chicos no experimentan apoyo, van a tener un mayor riesgo de sufrir una variedad de cosas, incluyendo el suicidio y la depresión."
Desgraciadamente, dice D'Aguelli, todavía hay muchas áreas en las que las escuelas no apoyan activamente a los estudiantes LGBT. Y los profesores abiertamente homosexuales, que podrían ser tanto recursos importantes como potenciales modelos a seguir, siguen siendo relativamente poco frecuentes.
"Para algunas personas, especialmente en las zonas más aisladas y conservadoras, Internet puede ser la única opción", dice D'Augelli. "Hay sitios web estupendos que se reafirman y que ofrecen una información excelente, aunque hay que admitir que quizá no les ayude en la clase de matemáticas en mitad del día o mientras esperan en la parada del autobús".
Habla con tus padres
Menvielle insiste en la necesidad de que tus padres se involucren, sobre todo si te están acosando o intimidando activamente.
"Los padres tienen que intervenir", dice. "Los padres tienen que ser defensores de sus hijos".
Puede ser difícil hablar con tus padres, especialmente si te preocupa que reaccionen negativamente. Pero D'Augelli dice que hay pocas pruebas de que los padres rechacen a sus hijos por su sexualidad; de hecho, dice, hoy en día esa conversación puede ser más fácil que en años pasados.
"Un número cada vez mayor de adultos conoce a más personas homosexuales, y eso marca una gran diferencia en la forma en que reaccionan ante los homosexuales", afirma. "Cuando un hijo o hija sale del armario, no asumen que son extraños o anormales. En cambio, ven a personas perfectamente brillantes y aceptables".
Vienen tiempos mejores
Por muy duros que sean los momentos en los que aceptas tu sexualidad, debes saber que la vida no siempre será tan difícil. Ese es el mensaje que, según Menvielle, deben entender los adolescentes.
"Son conscientes de que son diferentes, están bajo presión: es una época muy dura de la vida", dice. "Los años de la adolescencia son los más duros, así que aférrate a la idea de que las cosas mejoran".