No puedo hablar con mis padres

No puedo hablar con mis padres

Por Debra Fulghum Bruce, PhD Revisado médicamente por John M Goldenring,?MD,?JD,?MPH Del médico Archivos

¿Alguna vez has sentido que no importa lo que digas, o cómo lo digas, tus padres nunca te escuchan realmente? Quizá te tratan como a un niño. O quizás actúan como si te escucharan e incluso te miran a los ojos, pero realmente no "escuchan" nada de lo que dices. Y si te escuchan, siempre están en desacuerdo, ¿verdad? A veces sientes que no puedes hablar con tus padres.

No pasa nada. Es normal. Durante la adolescencia, las conexiones e interacciones con los padres a menudo se vuelven tensas. A medida que te vuelves más independiente, es normal que desarrolles y discutas tus propias ideas y teorías sobre la vida, aunque no creas del todo lo que dices en ese momento.

Aun así, cuando los adolescentes hablan, los padres suelen sentirse amenazados. A veces les cuesta dejar que sus hijos se vayan. Puede que añoren los días en los que eras joven y dependías de ellos, y no cuestionabas sus ideas. Seguro que es desesperante, pero puedes superarlo.

Los padres también son humanos

En una situación ideal, el hogar es un "campo de pruebas", un lugar segurodonde los adolescentes pueden expresar sus ideas y opiniones, escuchar cómo suenan, y los padres pueden discutir objetivamente estos pensamientos con ellos. Esto les ayuda a afinar lo que realmente creen. Puedes apoyarte en la sabiduría que los padres pueden aportar con sus años de vida en el planeta Tierra.

Pero, espera. ¿Quién ha dicho que la vida es ideal? Tus padres son humanos, como tú. Se equivocarán, dirán cosas que no quieren decir, serán críticos y tendrán emociones confusas, igual que tú. Los padres también pueden sentirse ofendidos cuando se cuestionan sus puntos de vista, sobre todo si les pillas en un mal momento (como cuando están agotados). Claro que puedes sentirte molesto con ellos. Pero ten en cuenta que son tus padres. Están ahí para ti en los buenos y en los malos momentos.

La adolescencia es un periodo de grandes cambios para los adolescentes. Pero los padres también tienen que hacer grandes ajustes cuando "cortan las cuerdas del delantal" y te permiten ser independiente. Aunque necesitas que tus padres escuchen tus nuevas ideas sobre la vida, los padres también tienen necesidades. Necesitan sentirse seguros de que se puede confiar en ti y de que estarás a salvo sin su constante orientación.

Cómo hablar con los padres

Con un poco de tolerancia y persistencia, puedes conseguir que tus padres te escuchen y al menos consideren tu punto de vista. Aquí tienes algunas pautas que pueden ayudarte cuando hables con tus padres:

  • Poner en orden tus pensamientos.

    Antes de hablar con tus padres, anota algunas preocupaciones y/o problemas que tengas con tu comunicación habitual. Te sentirás más preparado cuando tus pensamientos estén en orden. (Puedes tachar los pensamientos que puedan ser hirientes o irrespetuosos. Probablemente sea mejor no sacarlas a relucir todavía).

  • Planifica un momento para hablar con tus padres

    . Programa un momento con nodistracciones para que puedas centrarte en tus problemas. Evita hablar antes de la hora de acostarse o justo después de que tus padres lleguen del trabajo. Asegúrate de que tú y tus padres estáis descansados y no tenéis hambre. Si tienes hermanos, pídeles que se vayan para que puedas estar a solas con tus padres. No necesitas que tus hermanos intervengan con sus propios pensamientos.

  • ¡No tires la tierra!

    Cuando hables con tus padres, habla del aquí y del ahora. Evita sacar a relucir lo que dijeron la última vez que les preguntaste, o cómo te ignoraron cuando hablasteis de esto anteriormente. Empieza de cero, sin rencores. Asegúrate de que aceptan las mismas reglas.

  • Haz que todo se centre en "ti".

    Cuando hables con tus padres, evita contarles lo que los padres de tu mejor amigo permiten o lo que dejaron hacer a tu hermana o hermano hace varios años. Evita amenazarlos y mantén la charla en un nivel personal y afectuoso.

  • Ser sensato y ecuánime

    . Sugiere a tus padres que expliquen primero tus preocupaciones o necesidades. Luego, pregúntales si pueden dar sureacción sin ser críticos o emocionales.

  • Mantener la compostura

    . Mantén la calma. Exponga su lado con lógica, sin lanzar dardos.

  • Intenta no estar a la defensiva

    . ¡Es entonces cuando el humor de los padres suele agriarse! Mantén la objetividad y la lógica. Trata con los hechos.

  • Mantenerse en pie.

    Al intentar hablar con tus padres abiertamente -y sin arrebatos emocionales- les estás demostrando que eres lo suficientemente adulto como para ser responsable de tus actos.

  • Pedir opiniones

    . Haz saber a tus padres que lo que dicen es importante para ti. Diles que quieres abrirte a ellos porque tienes confianza en ellos. Les impresionará que acudas a ellos en lugar de a uno de tus compañeros.

  • Consigue que un tercero medie.

    Si hablar con tus padres es sencillamenteimposible (y sólo tú puedes juzgarlo), quizá un mediador pueda ayudar. Un mediador es un tercero que ayuda a las personas a hablar entre sí y a llegar a acuerdos. Un buen mediador puede ser un amigo común de la familia, un pariente, un profesor/consejero de confianza de tu escuela o un vecino que conozcas bien. En algunas situaciones, los adolescentes pueden tener más posibilidades de conseguir que sus padres les escuchen cuando hay otro adulto de confianza en la sala.

Si todo lo demás falla, recuerda mantenerte fuerte y positivo. A menudo en la vida, debemos hacer cosas que no nos hacen felices. Pero muchas veces, estas cosas resultan para bien. Pronto estarás solo y podrás tomar tus propias decisiones. Los desacuerdos con los padres pueden ser frustrantes porque los quieres y no quieres hacerles daño. Al mismo tiempo, sientes la necesidad de ser tú mismo.

Sé paciente y persistente. Con el tiempo, es probable que tú y tus padres os relacionéis como adultos interdependientes, resolviendo juntos vuestros problemas. Ten en cuenta esta cita del escritor Mark Twain:

"Cuando tenía 14 años, mi padre era tan ignorante que apenas podía soportar tenerlo cerca. Cuando llegué a los 21, me sorprendió lo mucho que había aprendido en sólo siete años".

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