Ketamina para la adicción: Lo que hay que saber

¿Qué es la ketamina?

La ketamina, también conocida como Special K o Super K, es una droga anestésica de corta duración con efectos alucinógenos. Puede cambiar la forma en que percibes las imágenes y los sonidos, hacer que sientas que no tienes el control y que te sientas ajeno al mundo que te rodea o a cualquier dolor que sientas.

Los científicos crearon la ketamina como anestésico y analgésico. Está aprobada por la FDA para estos fines. Pero esta droga se utiliza a menudo de forma incorrecta.

Sin embargo, los investigadores estudian ahora si puede tener algún beneficio en la lucha contra la adicción. La ketamina se relacionó con mejores resultados cuando se utilizó junto con una terapia conductual y motivacional en dos ensayos clínicos sobre el tratamiento del abuso de sustancias.

Cómo funciona la ketamina

La ketamina desencadena la actividad de un neurotransmisor llamado glutamato en la corteza frontal de su cerebro. También permite que se formen más sinapsis, que permiten que la información fluya dentro de su cerebro, en la misma zona.

La ketamina se presenta en varias formas. Puede ser un polvo o un líquido. Las personas que la consumen ilegalmente suelen esnifarla, fumarla o inyectarla, o mezclarla en bebidas. Los médicos suelen inyectarla en forma de infusión intravenosa.

Los efectos comienzan rápidamente. Al cabo de unos minutos, el ritmo cardíaco se acelera y la presión arterial empieza a bajar. Es posible que no responda a las cosas del mundo que le rodea.

Diferentes cantidades de ketamina producen diferentes efectos. Una dosis medicinal suele ser de 1 a 2 miligramos por cada kilo de peso corporal. Pero una fracción de esa cantidad puede provocar un subidón.

Una dosis baja creará un subidón suave con leves alucinaciones visuales, aumento de los sentidos y adormecimiento. Una dosis más alta puede provocar alucinaciones vívidas, problemas de movimiento, pérdida de memoria a corto plazo y la sensación de estar teniendo una experiencia extracorporal. Esto puede llevar a:

  • Movimiento ocular incontrolado

  • Lágrimas

  • Pupilas dilatadas

  • Más saliva

  • Músculos más rígidos

  • Náuseas

Una sobredosis de ketamina puede provocar la pérdida de conocimiento o la ralentización de la respiración, lo que es muy peligroso.

En un entorno médico, los médicos administran dosis bajas de ketamina durante un periodo de tiempo más largo. De este modo, evitan un subidón potencialmente adictivo. Las adicciones son muy raras bajo el cuidado de un médico.

La ketamina y el tratamiento de la adicción

Dos ensayos clínicos -uno de ellos sobre la adicción a la cocaína y el otro sobre la dependencia del alcohol- mostraron que las personas a las que se les recetó ketamina, junto con la terapia, obtuvieron mejores resultados que las que recibieron terapia sin tratamiento con ketamina.

Las personas con adicción a la cocaína recibieron ketamina por vía intravenosa durante 5 días, además de 5 semanas de terapia de prevención de recaídas con mindfulness.

Las personas dependientes del alcohol recibieron ketamina por vía intravenosa durante la segunda semana de una sesión de terapia de mejora de la motivación de 5 semanas.

En ambos estudios, los investigadores concluyeron que la ketamina reducía las posibilidades de reiniciar o recaer en la adicción.

Se necesitan más investigaciones sobre cómo afecta la ketamina a la adicción, pero puede cambiar la forma en que el cerebro se enfrenta a los antojos, la motivación para dejar la droga y el control de las reacciones conductuales. El tratamiento con ketamina también podría hacer más eficaz la terapia conductual, que es una parte importante de la superación de la adicción.

Para que la ketamina sea útil en el tratamiento de la adicción, debe utilizarse bajo el cuidado de profesionales médicos. El uso recreativo podría conducir a la adicción y a otros efectos peligrosos.

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