Adicción a los opiáceos: Cómo obtener ayuda

Tal vez empezó cuando un médico le recetó un opioide después de una operación o cuando se lesionó. O puede que lleve un tiempo tomando opiáceos para controlar el dolor crónico. Pero no los ha consumido de la manera que le indicó su médico. Los ha tomado con más frecuencia, en dosis más altas, o durante más tiempo del previsto inicialmente. Tal vez incluso los haya tomado ilegalmente. Sea cual sea la situación, se ha dado cuenta de que puede tener un problema. ¿Qué debe hacer?

Ya ha dado un primer paso decisivo al investigar sus opciones. Esto es lo que necesita saber y lo que puede hacer a continuación.

Cómo funcionan los opiáceos

Los opioides son un tipo de medicamento que los médicos suelen recetar para aliviar el dolor. Es posible que los recibas después de una cirugía o una lesión dolorosa. Los médicos también los recetan a veces para personas con dolor crónico y afecciones que causan un dolor intenso.

Algunos ejemplos de opioides recetados son:

  • Morfina

  • Hidrocodona

  • Tramadol

  • Fentanilo

  • Codeína

  • Oximorfona

  • Oxicodona

La heroína, que es ilegal, también es un opioide.

Además de bloquear las señales de dolor, los opioides pueden crear una sensación placentera y de felicidad. Esto se debe a que producen una oleada de dopamina en tu cuerpo, una sustancia química que desempeña un gran papel en el deseo de repetir un comportamiento placentero.

Esta gran cantidad de dopamina refuerza la conexión que establece tu cerebro entre el consumo de las drogas y las buenas sensaciones que generan. Es posible que quieras seguir tomándolas para experimentar esas sensaciones de relajación y felicidad.

Pero cuanto más utilices los opiáceos, más empieza tu cerebro a depender de ellos. Con el tiempo, se crea una tolerancia a las drogas. Necesitarás una dosis mayor para aliviar el dolor o tener la misma sensación de bienestar. Por eso, los médicos suelen recetar opiáceos sólo durante un corto periodo de tiempo. Por la forma en que actúan estos fármacos, el potencial de adicción en algunas personas es demasiado alto, incluso cuando se toman según lo prescrito.

Si has tomado estos fármacos durante mucho tiempo, tu cuerpo se vuelve naturalmente dependiente de ellos. Pero la drogodependencia no es lo mismo que la adicción. La drogodependencia significa que has tomado un medicamento durante el tiempo suficiente como para que haya cambiado el funcionamiento de tu cuerpo. Esto es normal y puede ocurrir con cualquier tipo de medicamento que se tome a largo plazo. Se puede ser dependiente de un medicamento pero no adicto a él.

Cuando los opioides se vuelven problemáticos

Los opioides recetados se consideran seguros cuando los tomas según las instrucciones de tu médico. Pueden convertirse en un problema cuando empiezas a hacer un mal uso de ellos. Mal uso significa:

  • Tomas más medicamentos de los que te ha recetado el médico

  • Tomas la medicación de otra persona

  • Utilizas medicamentos (tuyos o de otra persona) para drogarte

Cuanto más abusas de los opioides, más cambios químicos provocan en tu cerebro. Cada vez te cuesta más controlarte. Con el tiempo puedes convertirte en un adicto. Esto se conoce como trastorno por consumo de opioides.

Una adicción es una condición crónica en la que ya no puedes dejar de consumir opioides, aunque tomarlos te esté causando todo tipo de problemas en tu vida. Puede sentir que no puede funcionar si no toma la droga. Las relaciones con tu familia y amigos pueden verse afectadas. Puede que estés irritable, o que tengas cambios de humor, ansiedad o depresión. Tal vez tomes malas decisiones o faltes al trabajo. Es posible que tengas antojos constantes de la droga.

La adicción se considera un trastorno cerebral porque modifica el cerebro. Afortunadamente, es una enfermedad tratable.

Qué hacer si crees que tienes un problema

Si cree que puede tener un trastorno por consumo de opioides, estos son los primeros pasos que debe dar.

1. Haz el compromiso de dejar de fumar. Admitir que tienes un problema es el primer paso, y es un paso importante. Recuerda que tú tienes el control de tu vida.

2. Pide una cita con tu médico. Como el tratamiento depende de tus necesidades individuales, tu médico habitual es un gran recurso. Ellos pueden recetar medicamentos como la metadona y la buprenorfina. Éstos pueden ayudarte a superar los síntomas de abstinencia que tendrás cuando dejes de consumir opiáceos. También pueden ayudarte con los antojos que puedas tener. El médico puede recetar naltrexona, un medicamento que ayuda a impedir que vuelvas a consumir opiáceos.

3. Busca asesoramiento. La terapia conductual suele ser una parte importante de tu plan de tratamiento. Te ayuda a aprender a cambiar tu forma de pensar y tus comportamientos para que puedas manejar tu adicción con más éxito. Si tienes algún problema de salud mental, como depresión o ansiedad, la terapia también puede ayudarte. Tu médico puede recomendarte terapeutas.

4. Busca apoyo. Ya sean amigos, familiares o grupos de apoyo, reúne todos los recursos que puedas. Busca también en Internet organizaciones y recursos que puedan ayudarte en tu camino hacia la recuperación.

Hot