La adicción es una condición a largo plazo, como el asma, la diabetes o la presión arterial alta. Por supuesto, el objetivo es dejar de consumir drogas o alcohol por completo y no recaer. Pero cuando ves tu adicción como una enfermedad crónica, también puedes ver la recaída desde esa perspectiva.
Entre el 40% y el 60% de las personas que reciben tratamiento para el trastorno por uso de sustancias tienen una recaída. Eso es más o menos lo mismo que las tasas de recaída entre las personas con asma o presión arterial alta si dejan de tomar sus medicamentos. La clave está en reconocer los primeros signos de recaída, para poder detenerla antes de que empiece.
Tu cerebro después de la adicción
Cada día que no consumes, ganas a un poderoso oponente: tu cerebro. Al fin y al cabo, la adicción reconfigura tu cerebro.
Un cerebro sano libera sustancias químicas que te dan placer cuando haces algo gratificante, como hacer ejercicio o reunirte con tus amigos. El consumo de drogas produce esas mismas sustancias químicas. A medida que te vuelves adicto, tu cerebro exige más y más droga para obtener esa misma sensación. De hecho, en algún momento, si no consumes la sustancia, puedes sentirte peor.
Los escáneres cerebrales también muestran que los cambios en el cerebro después de la adicción pueden hacer que seas menos capaz de usar el autocontrol y el buen juicio. Eso sólo hace más difícil mantenerse limpio. Estos problemas pueden ser peores en los adolescentes porque sus cerebros aún se están desarrollando.
Por qué se producen las recaídas
Dado que su cerebro le dificulta la recuperación, al tratar de mantenerse limpio, puede empezar a justificar por qué un poco de consumo de sustancias podría estar bien. Podrías pensar en razones como:
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Una última vez no hace daño.
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Tu trabajo o tu vida familiar son demasiado estresantes.
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Vives con dolor físico o emocional.
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Las personas de tu entorno siguen consumiendo.
Una recaída no suele ocurrir de repente. Puede notar las primeras pistas si está atento a ellas. Algunas pistas pueden ser:
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Un cambio en tu actitud o pensamiento, como una pérdida de deseo de recuperación
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Caer de nuevo en comportamientos inadecuados, como enfadarse demasiado rápido
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Saltarse las reuniones de apoyo a la recuperación
Estrategias de prevención de recaídas
Si nota algunas de estas señales de advertencia de recaída, puede tomar medidas para protegerse de ella. En primer lugar, fíjate bien en qué situaciones potencian tus ansias de consumir. Sea específico. Anótalas si puedes. Piensa en:
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Actividades que pueden ser desencadenantes, ya sea ver deportes o asistir a fiestas
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Pensamientos o sentimientos que provocan antojos, como el estrés financiero o la ansiedad social
La lista de cada uno será diferente. Una vez que descubras tus propios desencadenantes, piensa en algo que puedas hacer en lugar de consumir sustancias para cada uno de ellos. ¿Podrías terminar el día con un largo paseo en lugar de un cóctel? Si pagar las facturas te pone de mal humor, prepárate para llamar a tu padrino cuando las tengas que pagar.
Puede que tengas que experimentar un poco para encontrar nuevos enfoques que funcionen mejor. El objetivo es desarrollar nuevas rutinas que sean gratificantes en lugar de apoyarse en la droga.
Una recaída arriesgada
Una recaída te aleja de tu objetivo sea cual sea la sustancia. Pero con algunas drogas, volver a empezar puede perjudicarte seriamente o incluso matarte. Después de dejar de consumir, tu cuerpo cambia. Ya no puede soportar la misma cantidad de droga que solías tomar. Eso hace que sea más fácil sufrir una sobredosis. Una vez que has sufrido una sobredosis la primera vez, las investigaciones demuestran que es más probable que te vuelva a ocurrir.
La recaída es especialmente peligrosa con los opioides, incluidos los analgésicos con receta y la heroína. Esas drogas pueden ralentizar tu respiración hasta el punto de que mueras. Si te preocupa una recaída, hay un medicamento, llamado naloxona, que puedes tener a mano. Si empiezas a tener una sobredosis, la naloxona puede revertir una sobredosis de opioides cuando alguien te la da a tiempo. Puedes tenerla en tu casa o contigo. Asegúrate de que las personas más cercanas a ti saben dónde encontrarla y cómo utilizarla.
Incluso si sobrevive, una sobredosis puede dejarle a usted y a los miembros de su familia con muchos sentimientos que resolver. Pueden incluir miedo, culpa, ira y desesperanza. Es posible que tú o tus seres queridos os quedéis pensando en lo ocurrido. Considere la posibilidad de hablar con alguien, como un consejero o las personas de su grupo de apoyo.
Buscar más ayuda
Si te preocupa la recaída, siempre puedes buscar más tratamiento. Junto con los grupos de recuperación, también hay varios tipos de terapia, como:
Terapia cognitivo-conductual: Para reconocer mejor y evitar las situaciones en las que es más probable que consumas.
Terapia familiar: Para ver cómo su consumo de drogas afecta a toda la familia.
Para encontrar un programa de tratamiento cercano, llame al 800-662-HELP (800-662-4357) o busque en https://findtreatment.samhsa.gov/.
Al igual que otras enfermedades crónicas, no hay cura para la adicción. Pero puedes aprender a aliviar el estrés, evitar situaciones de riesgo y controlar tu enfermedad. La recaída no significa que usted o su tratamiento hayan fracasado. Es un revés temporal en un proceso de recuperación que un día te llevará a vivir tu vida libre de drogas.