Cuando alguien sufre un AIT, se parece a un ictus. La gran diferencia es que los AIT suelen durar sólo unos minutos y los síntomas suelen desaparecer en menos de 24 horas.
Cuando se produce un AIT, hay que tratarlo como una emergencia y llamar al 911. Si resulta que está sufriendo un accidente cerebrovascular, cada segundo cuenta. Recibir atención de inmediato puede suponer una gran diferencia en la recuperación. Y si se trata de un AIT, es necesario que te revises porque puedes correr el riesgo de sufrir un ictus en algún momento.
Los síntomas exactos de un AIT dependen de la parte del cerebro a la que afecte. Si tiene más de un AIT, los síntomas pueden ser diferentes cada vez.
Qué hay que tener en cuenta
Al igual que un accidente cerebrovascular, los síntomas del AIT parecen surgir de la nada. Normalmente se tienen problemas como:
Cara caída. Los ojos o la boca pueden estar caídos en un lado. También puede tener problemas para sonreír.
Problemas para hablar. El habla puede ser arrastrada, confusa o difícil de entender. Puede ser difícil encontrar las palabras adecuadas.
Brazos débiles o entumecidos. Puede tener problemas para levantar y sostener ambos brazos.
Esas son las señales de alarma más claras, pero también puede notar:
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Problemas de equilibrio y coordinación
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Ceguera o visión borrosa en uno o ambos ojos
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No puede mover un lado entero de su cuerpo
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Confusión y dificultad para entender a los demás
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Mareos
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Dolor de cabeza repentino e intenso
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Problemas para tragar
Cuándo llamar al 911
Si ves a alguien con síntomas de un AIT, llama inmediatamente al 911. Incluso si los síntomas desaparecen en un par de minutos, y eso es bastante probable con un AIT, sigue siendo importante obtener ayuda.
Aunque no parezca una emergencia, es bastante común que se produzca un accidente cerebrovascular a los pocos días de sufrir un AIT, así que asegúrate de hacerte un chequeo.
Qué esperar en el hospital
Puede parecer una tontería presentarse en el hospital si los síntomas han cesado, pero tu médico puede ayudarte a averiguar qué ha pasado y qué viene después.
El primer paso es asegurarse de que estás bien y ver si has tenido un AIT, un ictus o cualquier otra cosa que pueda causar síntomas similares. Su médico lo hará:
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Le preguntará cómo eran sus síntomas
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Comprobar sus signos vitales, como el pulso y la temperatura
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Haz pruebas rápidas para asegurarte de que tu cerebro funciona como debería
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Escucha el flujo sanguíneo en diferentes partes de tu cuerpo
Si su médico sospecha que se trata de un AIT, el siguiente paso es ver de dónde procede la obstrucción para que pueda recibir la atención adecuada.
Es posible que le hagan varias pruebas, como:
Arteriografía. Es un tipo especial de radiografía para ver las arterias del cerebro.
Análisis de sangre. En ellos se comprueba si hay colesterol alto, diabetes o niveles elevados de homocisteína, un aminoácido que puede aumentar las probabilidades de sufrir un coágulo.
Prueba de presión arterial. La presión arterial alta puede aumentar las probabilidades de sufrir un ictus o un AIT.
Ecografía de la carótida. En esta prueba, el médico comprueba si las arterias del cuello están obstruidas.
Ecocardiografía. Puede detectar coágulos de sangre en el corazón.
Electrocardiograma. El médico utiliza este examen para comprobar la actividad eléctrica del corazón y buscar problemas de ritmo como la fibrilación auricular, que puede provocar un AIT.
Los médicos suelen utilizar una resonancia magnética o una tomografía computarizada para ver cómo ha afectado el ictus al cerebro. A veces, esto no es necesario después de un AIT porque no dura lo suficiente como para causar daños. En algunos casos, los TAC y las resonancias magnéticas son útiles con un AIT para comprobar el flujo sanguíneo en las arterias del cerebro y el cuello. También pueden ayudar al médico a localizar el problema si los síntomas no dejan claro qué parte del cerebro se ha visto afectada durante el AIT.