Cómo mantenerse sano en tiempos de estrés
El estrés puede enfermarte, pero no tiene por qué hacerlo
Por Jennifer Warner Revisado médicamente por Charlotte E. Grayson Mathis,?MD De los archivos del médico
Los estudios demuestran que las personas con afecciones médicas como enfermedades del corazón, enfermedades mentales u otras enfermedades crónicas son más vulnerables a las consecuencias negativas del estrés, pero las personas sanas también corren riesgo.
La relación entre el estrés y los problemas relacionados con el corazón ha sido ampliamente estudiada, y los investigadores afirman que el estrés mental aumenta la demanda de oxígeno del organismo al elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca. En el caso de las personas que ya padecen enfermedades cardíacas, esta carga adicional puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular e incluso la muerte.
El estrés también puede actuar como desencadenante de un ataque cardíaco o un ictus en personas con enfermedades cardíacas no diagnosticadas, según el doctor David S. Krantz, presidente del departamento de psicología médica y clínica de la Universidad de los Servicios Uniformados de Bethesda (Maryland).
Dice que el estrés puede desencadenar peligrosas roturas de placa en personas que tal vez no sepan que están en las primeras fases de la aterosclerosis, o endurecimiento de las arterias, y esas roturas pueden provocar sucesos potencialmente mortales, como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
El doctor Steven Tovian, director de psicología de la salud en Evanston Northwestern Healthcare, en Evanston (Illinois), dice que el estrés también afecta directamente a una parte del sistema nervioso que controla las glándulas, el corazón, el sistema digestivo, el sistema respiratorio y la piel.
Eso significa que cualquier condición médica preexistente que esté influenciada por una respuesta del sistema nervioso, como el dolor crónico, el SII (síndrome del intestino irritable), los trastornos digestivos o los dolores de cabeza, es probable que se agrave con el estrés cuando el sistema, ya sobrecargado, se sobrecarga con el estrés adicional.
Además, Tovian afirma que cualquier persona con antecedentes de enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, también corre el riesgo de sufrir un empeoramiento de los síntomas en momentos de estrés extremo.
La actitud lo es todo
Pero no es necesario estar enfermo para sufrir los efectos del estrés en la salud física y mental. El estrés también puede hacer que las personas sanas sean más vulnerables a la enfermedad, ya que debilita el sistema inmunitario y facilita el contagio de un resfriado u otra enfermedad contagiosa.
La doctora Suzanne Segerstrom dice que lo que ocurre es que ciertos componentes del sistema inmunitario se vuelven menos eficaces para combatir las enfermedades, especialmente las causadas por virus, cuando se exponen al estrés durante días o semanas. Pero dice que la actitud desempeña un papel fundamental para atemperar esa reacción.
"El principio fundamental es que el efecto sobre el sistema inmunitario no es un factor de lo que ocurre en el entorno, sino que es un efecto de tu percepción del mismo", dice Segerstrom, que es profesor adjunto de psicología en la Universidad de Kentucky. "En la medida en que te sientas amenazado o abrumado, el sistema inmunitario se verá más afectado".
Segerstrom afirma que las personas que se centran sólo en la información negativa, excluyendo la más positiva, perciben más estrés y, por tanto, sufren consecuencias más graves en su salud mental y física. Por eso es importante mantener una perspectiva equilibrada de los acontecimientos que ocurren en el mundo y también en casa.
Cómo aliviar el estrés y obtener ayuda
Para aliviar los efectos negativos del estrés en tu salud, los expertos recomiendan los siguientes consejos para reducir tu estrés y mantener tu vida en equilibrio:
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Intenta mantener una rutina normal. Ceñirse a un horario puede ayudarte a sentirte más en control de tu vida incluso cuando las circunstancias que te rodean son caóticas.
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Establezca y mantenga contactos con amigos, familiares, clérigos y otros confidentes. Mantener una fuerte red de apoyo social puede actuar como un amortiguador contra el estrés.
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Dedica tiempo a las cosas que te gustan, sea lo que sea, como jugar con tus hijos o mascotas, hacer ejercicio, leer un libro, etc.
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Date un respiro y aléjate de las cosas que te alteran en momentos de estrés. Limite el contacto con personas o cosas que le causen estrés, especialmente cerca de la hora de acostarse.
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Participar en una actividad de voluntariado. Ayudar a los demás en un momento de necesidad puede ser un estímulo.
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Cuida de ti mismo. No dejes que el estrés afecte a tu dieta, tu horario de sueño o tus hábitos de ejercicio.
Tovian dice que también hay varias señales de advertencia a las que hay que prestar atención y que pueden indicar cuándo los niveles de estrés están superando los límites saludables. Los síntomas de sobrecarga de estrés incluyen:
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Alteración de los hábitos de sueño
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Cambio en el apetito o en la dieta
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Cambio en el estado de ánimo, como pérdida de optimismo o sensación de agobio
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Incapacidad de poner el estrés en perspectiva a largo plazo o de ver el panorama general
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Aumento de la ira o la irritabilidad
Si padeces estos síntomas, los expertos afirman que es importante que acudas a tus familiares y amigos. Si los síntomas continúan, busque el consejo de su médico o de un profesional de la salud mental capacitado para tratar estos temas.
Las terapias para ayudar a las personas a combatir los efectos del estrés sobre la salud suelen dirigirse a modificar los factores del entorno que lo causan o a cambiar la forma en que las personas perciben y responden al estrés mediante el asesoramiento sobre la gestión del estrés, la biorretroalimentación y/o el tratamiento farmacológico.