El estrés y usted: El estrés y tú

El corazón palpita y el estómago se anuda: El estrés y tú

Medically Reviewed by Smitha Bhandari, MD on December 17, 2020 1 / 13

La respuesta al estrés

Tus músculos se tensan, tu corazón se acelera y tu respiración se acelera: todos sabemos lo que se siente con el estrés. La respuesta de lucha o huida está detrás: Las hormonas preparan al cuerpo para enfrentarse a una amenaza o para huir de ella. Si esto ocurre con demasiada frecuencia -por ejemplo, todos los días durante el trayecto al trabajo- se llama estrés crónico, y puede pasar factura a diferentes partes de tu cuerpo y a tu salud en general.

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Cómo se produce

Las hormonas son sustancias químicas que indican a ciertas partes de tu cuerpo que entren en acción. Las glándulas suprarrenales producen las que ayudan a tu cuerpo a prepararse para luchar o huir del peligro (adrenalina, noradrenalina, cortisol). Cuando se mantienen en un nivel alto durante mucho tiempo, pueden debilitar los huesos y el sistema inmunitario, alterar el sueño y hacer que se pierda músculo.

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Dolor de estómago

Las mariposas son una cosa, pero si estás muy estresada, puedes tener náuseas y te puede doler la barriga. Esto es natural, porque tu cuerpo puede ralentizar o detener la digestión durante la respuesta de lucha o huida para ayudarte a concentrarte.

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Problemas en el baño

Si el estrés cierra tu sistema digestivo con demasiada frecuencia, puede causar diarrea o estreñimiento y afectar a la capacidad de tu cuerpo para tomar nutrientes. También parece haber una relación entre el estrés y el síndrome del intestino irritable, que puede causar dolor de vientre y calambres, así como estreñimiento y diarrea.

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Acidez y reflujo ácido

Las personas que están bajo mucho estrés podrían comer más, o comer más alimentos poco saludables. También pueden beber más alcohol o fumar más a menudo. Todo esto puede provocar ardor de estómago y reflujo ácido (cuando los ácidos del estómago suben a la tubería de la comida). Si no se trata, puede provocar úlceras (llagas abiertas) y tejido cicatricial.

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Dolores de cabeza

Cuando estás estresado, los músculos de la cabeza, el cuello y los hombros se tensan. Esto puede provocar cefaleas tensionales y migrañas. Las técnicas de relajación pueden ayudar a reducir el estrés y el número de estos dolores de cabeza.

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La menstruación

El estrés puede hacer que el ciclo de la mujer sea irregular y provocar la ausencia de la menstruación o que ésta sea dolorosa. También puede empeorar el síndrome premenstrual (SPM), es decir, los cambios de humor y los calambres que sufren algunas mujeres antes de la menstruación.

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Deseo sexual

El estrés puede hacer que hombres y mujeres estén menos interesados en el sexo, pero el estrés crónico puede causar verdaderos problemas a los hombres en el dormitorio. Puede provocar una disfunción eréctil y afectar a los espermatozoides, es decir, a la cantidad que produce un hombre y a su calidad.

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Problemas respiratorios

Cuando estás estresado, puedes respirar más fuerte y más rápido, lo que puede ser un problema si tienes una afección como el asma o una enfermedad pulmonar, como el enfisema, que dificulta la llegada de suficiente oxígeno a los pulmones.

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Problemas cardíacos

Las hormonas que entran en tu sistema cuando estás estresado pueden ser malas para tu corazón si se mantienen en niveles altos. Pueden elevar la presión arterial, lo que puede provocar un ataque al corazón o un derrame cerebral. También pueden provocar la inflamación de los vasos sanguíneos que suministran sangre al músculo cardíaco, lo que también puede conducir a un ataque cardíaco.

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Diabetes

Cuando estás estresado, tu hígado libera glucosa -un tipo de azúcar- en la sangre para alimentar tu respuesta de lucha o huida. Esto puede conducir a la diabetes si se es obeso o se corre el riesgo de padecerla... de otras maneras. Pero gestionar el estrés puede ayudar a controlar el azúcar en sangre.

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Cosas que puedes hacer

Sólo 30 minutos al día de ejercicio moderado, como una caminata a paso ligero o una sesión de natación, pueden ayudar a mejorar tu estado de ánimo y limitar los efectos del estrés en tu cuerpo. Y si lo haces al aire libre y bajo el sol, puede que te sientas aún mejor.

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Actitud positiva

El estrés puede ser algo bueno en algunas situaciones: por ejemplo, puede ayudarte a cumplir un plazo ajustado o a concentrarte mejor en un examen o una presentación. Si lo ves desde ese punto de vista -como un amigo, no como un enemigo-, tu cuerpo puede lidiar con él de una manera más saludable. También puedes reducir tu nivel de estrés si piensas en los demás con más frecuencia. En un estudio, las personas que hicieron cosas agradables por sus amigos y familiares en momentos de estrés tuvieron menos problemas de salud que las que no lo hicieron.

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