Estar cerca del humo del tabaco es malo para ti, incluso si es el humo de otra persona.
Cuando alguien fuma un cigarrillo, la mayor parte del humo no entra en sus pulmones. Va al aire, donde cualquier persona cercana puede respirarlo.
Está prohibido fumar en muchos lugares públicos. Pero muchas personas siguen expuestas al humo de segunda mano, especialmente los niños que viven con padres fumadores. Incluso las personas que intentan tener cuidado con el lugar donde se encienden pueden no proteger a los que están a su alrededor.
¿Qué es el humo de segunda mano?
Puede proceder de un cigarrillo, un puro o una pipa. El humo del tabaco tiene más de 4.000 compuestos químicos, de los que se sabe que al menos 250 causan enfermedades.
La exposición al humo de segunda mano aumenta el riesgo -hasta en un 30%- de que otras personas contraigan cáncer de pulmón y muchos otros tipos de cáncer, puede provocar enfisema y es malo para el corazón...
El humo hace que la sangre sea más pegajosa, aumenta el colesterol "malo" LDL y daña el revestimiento de los vasos sanguíneos. A la larga, estos cambios pueden hacer que sea más probable que sufra un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Peligros para los niños
Los niños corren un riesgo especial de sufrir los efectos del humo de segunda mano porque sus cuerpos todavía están creciendo y respiran a un ritmo más rápido que los adultos.
Estas afecciones se han relacionado con la exposición al humo de segunda mano en los niños:
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Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
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Más infecciones respiratorias (como bronquitis y neumonía)
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Ataques de asma más graves y frecuentes
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Infecciones de oído
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Tos crónica
Fumar durante el embarazo es especialmente peligroso para el bebé en desarrollo. Está relacionado con partos prematuros, bajo peso al nacer, síndrome de muerte súbita del lactante, capacidad mental limitada, problemas de aprendizaje y TDAH. Cuantos más cigarrillos fume una futura madre, mayor será el peligro para su bebé.
Cómo evitar el humo de segunda mano
Es muy sencillo: Evite estar cerca de personas que fuman y trate de convencer a los que le rodean y fuman de que lo dejen. Quien fume debe hacerlo al aire libre, lo más lejos posible de otras personas.
Su hogar es probablemente el lugar más importante para mantenerlo libre de humo, especialmente si tiene niños. Mantener a los niños (y a los adultos) alejados del humo puede ayudar a reducir sus posibilidades de padecer infecciones respiratorias, asma grave, cáncer y muchas otras enfermedades graves.