Probablemente tenga sus propias razones para no dejar de fumar. Para muchas personas, el miedo a ganar peso es suficiente para no dejar el hábito.
Pero si quiere dejar de fumar, no deje que la idea de ganar peso le haga dudar de su decisión. Es importante que sepa por qué ocurre y cómo mantener su peso en un lugar saludable y estable una vez que haya dejado de fumar para siempre.
Por qué se gana peso
Si bien es cierto que su peso puede aumentar una vez que deja de fumar, no es un resultado automático de dejar de fumar. Aunque muchos fumadores aumentan de peso una vez que dejan de fumar, normalmente es poco: menos de 3 kilos.
En realidad, los efectos negativos para la salud de seguir fumando son mucho más peligrosos que engordar unos cuantos kilos de más.
Hay algunas razones por las que puede ganar peso una vez que ha dejado de fumar. En primer lugar, fumar es un supresor del apetito. Cuando se fuma un cigarrillo, se tiene menos hambre.
Fumar también afecta a los sentidos del olfato y del gusto, por lo que la experiencia real de comer puede no ser muy placentera.
Por último, hay pruebas de que fumar acelera ligeramente el metabolismo, lo que facilita el mantenimiento del peso.
Cómo evitar el aumento de peso
El hecho de que el aumento de peso sea común cuando la gente deja de fumar no significa que sea inevitable. Hay muchas cosas que puedes hacer para mantener tu báscula estable.
Planifique con antelación. En lugar de elegir alimentos de forma espontánea, planifique sus comidas y tentempiés con antelación para que sea menos probable que se desvíe del camino y busque impulsivamente algo poco saludable. Come mucha fruta y verdura y limita el azúcar, el sodio y las grasas trans. Lee las etiquetas de los alimentos para conocer el contenido nutricional y las calorías que realmente recibes y así poder elegir mejor.
Controla las porciones de comida.El control de las porciones es una herramienta importante que puede ayudarte a no comer o beber más de lo que necesitas. Las porciones de los restaurantes suelen ser exageradas, por lo que atenerse a estas pautas básicas puede ayudar:
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Una ración de 3 onzas de pollo o carne tiene el tamaño aproximado de una baraja, y una ración de 3 onzas de pescado tiene el tamaño aproximado de una chequera. Una ración de 1 taza tiene el tamaño aproximado de una pelota de béisbol, y una ración de media taza tiene el tamaño aproximado de una bombilla. Una onza (2 cucharadas) es del tamaño de una pelota de golf.
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Coma sus comidas en platos más pequeños para fomentar porciones más pequeñas.
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Si todavía tiene hambre después de comer, espere 10 minutos antes de repetir. Es posible que, en realidad, no siga teniendo hambre después de que haya pasado el tiempo.
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Cuando salgas a comer, comparte un plato principal con un amigo o pide que te pongan la mitad de la comida en una caja para llevar.
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Mide las porciones individuales de los tentempiés para que sepas exactamente la cantidad que tomas y no tengas la tentación de coger más.
Haz ejercicio a diario. Mantenerse físicamente activo puede ayudarte a controlar el estrés y a mantener tu peso bajo control. Además de mejorar tu estado de ánimo y controlar tu apetito, el ejercicio quema calorías, lo que puede ayudarte a mantener o perder peso si ese es tu objetivo. El ejercicio también es esencial para estimular el metabolismo. Dado que su metabolismo puede ralentizarse una vez que deja de fumar, los entrenamientos regulares pueden ayudar a acelerarlo de forma natural. No es necesario ser un atleta para obtener los beneficios; sólo 10 minutos de ejercicio al día pueden tener un impacto. Actividades como caminar, trabajar en el jardín, bailar y montar en bicicleta son todas ellas válidas.
Aprende a comer de forma consciente. Estar atento (consciente) cuando seleccionas, preparas y comes tus alimentos puede ayudarte a tomar mejores decisiones y a estar más en sintonía con tu cuerpo para que no reemplaces tu hábito de fumar con bocadillos sin sentido o comidas poco saludables. Tómese el tiempo necesario para poner la mesa y sentarse a comer cuando pueda, y apague todos los dispositivos de distracción, como el teléfono y la televisión. Concéntrese en lo que está comiendo y haga una pausa durante la comida para valorar si realmente tiene hambre de más o si está utilizando la comida para hacer frente a sus sentimientos o llenar una necesidad.
Busca un profesional que pueda ayudarte. No tengas miedo de buscar la ayuda de un profesional. Algunas personas necesitan el apoyo y la orientación de un dietista o nutricionista. Estos expertos pueden darte consejos personalizados y ayudarte a crear un plan individualizado que se ajuste a tus necesidades.