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Janice solía pensar que el sonambulismo de su marido era divertido.
Andaba a tientas en la oscuridad, a menudo murmuraba incoherencias y de vez en cuando se chocaba con las paredes. Pero dejó de reírse cuando una noche se dirigió al garaje y arrancó el coche.
Los expertos calculan que el sonambulismo afecta a entre el 1% y el 15% de la población general. Es más frecuente en los niños -especialmente los que tienen entre 3 y 7 años- que en los adultos. Según la Encuesta sobre el Sueño en América de 2004 de la Fundación Nacional del Sueño, el 1% de los niños en edad preescolar y el 2% de los niños en edad escolar caminan dormidos al menos unas cuantas noches a la semana. La persistencia del sonambulismo en la edad adulta es común. En general, es más probable que ocurra en personas privadas de sueño.
Afortunadamente, el sonambulismo no suele estar asociado a problemas psiquiátricos o psicológicos subyacentes. Se trata simplemente de un trastorno del sueño que suele ocurrir cuando una persona está en la fase de sueño profundo, que debería ser la fase más reparadora y recuperadora. En cambio, los sonámbulos comienzan a realizar actividades típicas de la vigilia, como hablar, sentarse y mirar alrededor de la habitación, salir de la cama y vagar por la casa, o incluso coger las llaves del coche e ir a dar una vuelta, todo ello mientras permanecen en el sueño profundo.
Los sonámbulos no sólo son difíciles de despertar, sino que suelen recordar poco o nada de sus aventuras nocturnas. Y lo que es peor, pueden incluso atacar a cualquiera que intente despertarlos.
La privación del sueño es una causa común de este trastorno. Otros desencadenantes son los agentes sedantes, como el alcohol, las enfermedades acompañadas de fiebre y ciertos medicamentos. No existe un tratamiento específico para el sonambulismo. Mejorar la higiene del sueño es el primer paso para aliviar el problema. A algunos adultos les resulta útil la hipnosis, mientras que otros han probado con éxito los antidepresivos (como los de la clase ISRS o los antidepresivos tricíclicos) u otros medicamentos recetados (como una benzodiacepina, como Klonopin).
Despertar a alguien que es sonámbulo puede ser peligroso, pero permitir que un sonámbulo deambule por una habitación llena de objetos punzantes o que salte al asiento del conductor de un vehículo es lo realmente peligroso.
La lección: detener a los sonámbulos y hacer que vuelvan a la cama. ¿Cómo? Déles la vuelta con suavidad y asegúrese de que vuelven al dormitorio con seguridad. Si se resisten, quédese con ellos y ayúdeles a evitar objetos y situaciones peligrosas. Si debes despertarles, hazlo con ruidos fuertes en lugar de sacudirles o tocarles bruscamente.
Cómo dejar de ser sonámbulo
Si usted (o su pareja o hijo) es sonámbulo, he aquí algunas medidas que puede tomar:
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Empieza por centrarte en tus hábitos de sueño y crear una rutina para acostarte y levantarte más o menos a la misma hora cada día.
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Asegúrate de tener una "hora de descanso" antes de acostarte con la almohada. Busca formas de desconectar del día. Prueba con un baño caliente y una lectura ligera.
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Crea un entorno seguro, especialmente para los niños sonámbulos. Retire los objetos punzantes, cierre puertas y ventanas e instale rejas en las escaleras.
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Una alarma en la puerta suele ser útil.
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Consulte a su médico sobre otras opciones si el problema persiste.