El sueño y las enfermedades crónicas
Los problemas de sueño pueden deberse a una enfermedad crónica o de larga duración, como la diabetes, la artritis, el VIH/SIDA, el lupus, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y la esclerosis múltiple.
Cómo afectan las enfermedades crónicas al sueño?
El dolor y la fatiga de las enfermedades crónicas tienen un gran impacto en la vida diaria de las personas, incluido el sueño. Debido a su enfermedad, a menudo tienen problemas para dormir por la noche y tienen sueño durante el día. Esto ocurre especialmente en el caso de las personas que padecen enfermedades neurológicas (del sistema nervioso), como el Parkinson y el Alzheimer. El insomnio y otros trastornos del sueño pueden empeorar el dolor y la calidad de vida de la persona. Además, algunos fármacos utilizados para tratar enfermedades crónicas pueden causar problemas de sueño.
Las personas que padecen una enfermedad crónica también pueden tener depresión o ansiedad, que también pueden causar problemas de sueño.
Cómo se tratan los problemas de sueño con enfermedades crónicas?
Control del dolor
El primer paso para tratar los problemas de sueño ligados a enfermedades crónicas es intentar controlar el dolor ligado a la enfermedad. Una vez controlado el dolor, dormir puede no ser un problema. Su médico puede recetarle una medicación adecuada a su estado.
Modificaciones del comportamiento
Si ha controlado el dolor pero sigue sin poder dormir, estas sencillas medidas pueden ayudarle.
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Reduzca al máximo el ruido en la habitación y en los alrededores.
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Duerme en una habitación oscura.
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Mantenga la temperatura de la habitación lo más agradable posible.
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Coma o beba alimentos que induzcan el sueño, como la leche caliente.
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Evitar las siestas durante el día.
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Evite los alimentos y bebidas que contengan cafeína.
Otros enfoques no medicinales son eficaces para los problemas de sueño, como la biorretroalimentación, el entrenamiento de relajación, la terapia cognitiva conductual y las técnicas de restricción del sueño. Con estas terapias, probablemente trabajará con un psicólogo especializado en trastornos del sueño.
Medicamentos
Si estos métodos no le funcionan, su médico puede sugerirle un medicamento recetado para ayudarle a dormir. Estos fármacos incluyen pastillas para dormir como la eszopiclona (Lunesta), el zaleplón (Sonata) y el zolpidem (Ambien), así como benzodiazepinas como el alprazolam (Xanax), antidepresivos, antihistamínicos y antipsicóticos. En el caso de los pacientes que padecen dolor crónico y depresión, el insomnio puede tratarse mejor con antidepresivos tricíclicos.
Suele ser una buena idea probar métodos no farmacológicos para reducir el dolor antes de recurrir a los somníferos. Cuando se recetan somníferos, es mejor utilizarlos sólo durante un corto periodo de tiempo (menos de dos semanas). Si se utilizan durante más tiempo, los somníferos pueden provocar tolerancia y dependencia psicológica.
Habla con tu médico para encontrar la mejor solución para dormir.