Si no prestas mucha atención a tus uñas -o si usas mucho esmalte de colores- puede que no notes la llegada de un visitante no deseado: los hongos.
Pero hay signos reveladores cuando una infección de hongos en las uñas empieza a instalarse. Las uñas pueden volverse gruesas, con un tinte amarillo, marrón o blanco calcáreo. También pueden volverse frágiles y quebradizas, o presentar grietas.
Cuando se contrae una infección por hongos en las uñas, es un verdadero dolor para deshacerse de ella. Por ello, es conveniente saber cómo prevenirla desde el principio.
Conozca qué puede ponerle en riesgo. Las infecciones por hongos son más frecuentes en las personas mayores. ¿Cuál es la relación con la edad? Las personas mayores suelen tener uñas de crecimiento más lento, una circulación sanguínea reducida y un historial más largo de exposición a los hongos.
Los hombres también son más propensos que las mujeres a tener hongos en las uñas, quizá porque tienen más costumbre de andar descalzos en el gimnasio o en la habitación del hotel.
Las personas con diabetes u otros problemas de salud que debilitan el sistema inmunitario también corren un mayor riesgo.
Ten cuidado con los focos de hongos. Hablando del gimnasio, es una mala idea quitarse los zapatos en lugares con muchos gérmenes, como vestuarios, piscinas o duchas públicas. Si acudes a un salón de manicura, debe estar limpio y tener licencia. Asegúrate de que el técnico utiliza instrumentos esterilizados o de un solo uso (o lleva los tuyos). Lo mismo ocurre con el esmalte: trae tu propio frasco de casa.
Corta con cuidado. Mantén las uñas cortas para ayudar a prevenir la propagación de infecciones, pero recuerda cortar con cuidado. No compartas tu cortaúñas ni otros utensilios de aseo, límpialos siempre antes de cada uso y no te cortes nunca las cutículas. La piel que rodea la base de la uña está ahí por una razón: actúa como barrera contra las infecciones.
Limpia bien tus uñas. No descuides tus uñas cuando estés en la ducha: frótalas con agua y jabón para ayudar a defenderlas de las infecciones. Lávate las manos con frecuencia y recuerda que los gérmenes pueden instalarse debajo de las uñas, así que invierte en un cepillo de uñas para limpiarlas.
Mantenlas secas. Un ambiente húmedo y mojado es un caldo de cultivo perfecto para los hongos. Cómo eliminar la humedad: Usa guantes cuando limpies o laves los platos, y deja que se aireen después. Elige calcetines y zapatos transpirables y cámbialos a menudo, sobre todo después de hacer ejercicio. Evita las medias muy ajustadas, que pueden hacer que sudes más. Después de la ducha o el baño, asegúrate de secarte bien los pies.
Protégete contra las lesiones. Cuando te lesionas el lecho ungueal o la piel que rodea las uñas, se crea un hueco para los hongos. Nunca te arranques ni te muerdas un padrastro; de hecho, no te muerdas las uñas nunca.
Y asegúrate de que el calzado te queda bien y no te roza ni te pellizca los pies, lo que también puede causar problemas.