La roséola es un virus común que infecta a los niños menores de 2 años. La mayoría de las veces no hay que preocuparse y los niños mejoran solos. A veces también se llama sexta enfermedad.
Cuáles son los síntomas?
Es posible que un niño no tenga ningún síntoma durante 5-15 días después de contraer el virus que causa la roséola. Cuando los síntomas aparecen, lo primero que notará es una fiebre alta y repentina (más de 39 grados) que dura o puede ir y venir durante 3-7 días.
Aparte de la fiebre, su hijo puede parecer sano. Puede estar inquieto o irritable. Una vez que la fiebre desaparece, también puede aparecer una erupción rojiza, con manchas, principalmente en el cuello y el tronco. No pica y puede durar sólo unas horas o unos días.
El niño también puede tener diarrea, tos y párpados caídos o hinchados.
¿Qué causa la roséola?
Es una infección provocada por el herpesvirus humano 6 o, en ocasiones, por el herpesvirus humano 7. Permanece en el cuerpo del niño, pero suele estar latente o desactivada.
Es más frecuente en bebés y niños de entre 6 y 24 meses.
Diagnóstico y tratamiento
El médico suele saber que su hijo tiene roséola por los síntomas reveladores: fiebre alta seguida de sarpullido. Por lo general, no se necesitan pruebas de laboratorio.
Como está causada por un virus, los antibióticos no ayudan a curarla. Por tanto, el médico de tu hijo probablemente se limitará a tratar los síntomas para que esté más cómodo.
En caso de fiebre alta, puede recomendar paracetamol o ibuprofeno. Si su hijo presenta otros síntomas o se pone muy enfermo, puede pedirle un análisis de sangre o de orina.
La roséola es contagiosa, por lo que el médico te dirá que mantengas a tu hijo alejado de los demás, al menos hasta que la fiebre desaparezca. Una vez que la fiebre haya desaparecido durante al menos 24 horas, podrá jugar con otros niños, aunque siga teniendo una erupción.
¿Qué problemas puede causar?
A veces, una fiebre muy alta puede provocar convulsiones. Si esto le ocurre a su hijo, puede desmayarse durante un breve periodo de tiempo. Los brazos y las piernas pueden moverse bruscamente durante muchos segundos o minutos. También podría perder el control de la vejiga y los intestinos.
Si tu hijo tiene una convulsión, llama al 911. Por suerte, la mayoría de las convulsiones de los niños pequeños no duran mucho y no son perjudiciales.