Es fácil dar por sentadas las uñas, sobre todo si no te gustan las manicuras y las pedicuras. Pero si no las cuidas, tus uñas se pueden ir de las manos.
Ten en cuenta estos consejos para detener los problemas de las uñas antes de que empiecen.
Haz limpieza
Si tienes el hábito de enjuagarte y salir, es hora de que te replantees cómo te lavas las manos. Los gérmenes pueden acumularse bajo las uñas. Debes frotarlas con jabón cada vez que te laves las manos. Y si usas un cepillo para las uñas, te darás más puntos.
¡No te muerdas!
Morderte las uñas puede hacer que enfermes al dar a los virus que causan el resfriado un billete exprés a tu boca. Además, si te pinchas o desgarras la piel, te expones a que se te encarnen las uñas o se infecten.
¿Tienes un padrastro? Córtalo. No te lo muerdas ni lo rasgues.
Mantenlas secas
Las bacterias y los hongos prosperan en ambientes húmedos, además de que las uñas encharcadas son más propensas a partirse. Cuando termines en el lavabo o en la ducha, sécate bien las manos y los pies.
Ponte un par de guantes cuando limpies o laves los platos. Utiliza calcetines y zapatos de material transpirable y cámbialos a menudo, sobre todo si sientes el interior húmedo y sudoroso.
Recorta... de la manera correcta
Las uñas más sanas se cortan cortas y rectas. Las uñas largas son más propensas a romperse y desgarrarse, y las bacterias pueden vivir debajo de ellas.
Cuando te cortes las uñas de los pies, no lo hagas demasiado a lo largo de los lados, o podrías provocar una uña encarnada.
¿Uñas demasiado gruesas y difíciles de cortar? Sumérgelas en agua salada y aplícate una crema que contenga urea o ácido láctico para ablandarlas.
No uses zapatos que no te queden bien
Si son demasiado pequeños o demasiado grandes, o demasiado estrechos y apretados, pueden causar problemas como uñas encarnadas. Los zapatos que rozan pueden causar ampollas o llagas que pueden infectarse.
No te olvides de revisar tu salón de uñas
Tiene el salón una licencia? Tiene un aspecto limpio e higiénico? Esterilizan los trabajadores sus instrumentos antes de cada manicura o pedicura, o bien los tiran después de cada uso? ¿Se lavan las manos entre cliente y cliente?
Las respuestas deben ser todas afirmativas.
¿Ya ves signos de hongos? No te hagas la manicura ni la pedicura. Si atrapas una infección bajo una capa de esmalte, puede empeorar.
Lleva tus propios utensilios y esmalte de uñas
Si vas a menudo a los salones de manicura, vale la pena que lleves tus propios utensilios y esmalte, y que los desinfectes en casa. Sabrás con seguridad que esos cortaúñas, pulidores y cepillos están limpios y que sólo han tocado tus propias manos y pies.
No te cortes ni empujes las cutículas hacia atrás
La piel que rodea tus uñas actúa como un sistema de defensa natural que evita que los gérmenes se cuelen y causen una infección.
Así que deja tus cutículas tranquilas. Si visitas un salón de belleza, asegúrate de que tu técnico de uñas también lo haga.
Vigila tus pasos en lugares públicos
Los hongos pueden propagarse fácilmente en los suelos de los vestuarios de los gimnasios, las duchas públicas, las piscinas y las salas de vapor. Nunca vayas descalzo cuando estés en una zona donde mucha gente se desprende de sus zapatos.
Acude al médico si tus uñas no tienen buen aspecto
Si tus uñas están descoloridas, es buena idea que consultes a tu dermatólogo. El melanoma, un tipo de cáncer de piel, puede crecer debajo de las uñas, y las manchas o rayas oscuras podrían ser una señal de advertencia.
También debes consultar al médico si las uñas o la piel que las rodea te duelen, se inflaman, drenan pus o las uñas se engrosan o cambian de forma.
Es especialmente importante tratar las uñas infectadas o encarnadas si tienes diabetes u otras enfermedades que afectan a la circulación o al sistema inmunitario.