La posición del misionero es una de las posiciones sexuales más básicas. El término empezó a utilizarse a finales de los años 60 o principios de los 70. Se utilizaba para describir el coito heterosexual en el que el hombre está arriba y la mujer abajo, ambos frente a frente. Hoy en día, el término tiene un significado más amplio e inclusivo que va más allá de la heterosexualidad.
En esta posición, uno de los miembros de la pareja está encima del otro, de modo que están frente a frente. La pareja que penetra, o la que está encima, suele tener más control que la que está debajo.
¿Cómo funciona?
La posición del misionero requiere una pareja. Generalmente, esta posición se describe como tener a la pareja femenina acostada de espaldas con la pareja masculina encima, de cara a ella.
Puede hacerse de forma similar aunque la pareja no sea heterosexual. Uno de los miembros de la pareja se tumba de espaldas y el otro puede estar encima de él, de cara a él. Esto crea un contacto estrecho entre los miembros de la pareja para la penetración vaginal o anal.
El miembro de la pareja que está arriba se encuentra entre las piernas del miembro de la pareja que está abajo. Por ello, la pareja de arriba suele tener más control en cuanto a la velocidad y la profundidad de la penetración. Pero la pareja de abajo también puede cambiar la posición de sus caderas y piernas para crear diferentes sensaciones para ambos.
La pareja de arriba puede apoyarse en sus brazos, o puede tumbarse un poco y poner más peso en su pareja.
Mitos sobre la posición del misionero
Por muy popular que sea, incluso la posición del misionero tiene algunos mitos y conceptos erróneos que la rodean.
Es aburrida
La posición del misionero podría ser una de las posiciones sexuales más íntimas que puedes probar con tu pareja.
Como estáis cara a cara, puedes mantener el contacto visual con ella durante todo el coito. Como ambos están bastante cerca, puedes besar o tocar a tu pareja con facilidad y mantener el contacto piel con piel.
Esta posición sigue siendo popular porque no requiere mucho esfuerzo ni mucha experiencia. Es cómoda y no intimida. Y como uno de los miembros de la pareja está tumbado y no necesita moverse mucho, puede ser relajante.
Sólo hay una forma de hacerlo
La posición del misionero se define como la pareja que penetra encima de la pareja que es penetrada. Pero hay diferentes formas en las que tú o tu pareja podéis colocaros para crear diferentes sensaciones y ángulos.
Por ejemplo, la pareja de abajo puede girar sus caderas hacia arriba o hacia abajo para crear diferentes puntos de estimulación. También pueden probar a añadir una almohada bajo su trasero, lo que crea una penetración más profunda. Muchas parejas descubren que empezar en la posición del misionero puede llevar a probar otras posiciones a lo largo del coito.
Cómo probar con seguridad la posición del misionero
Si quieres probar la posición del misionero con tu pareja, lo primero que debes hacer es hablar con ella. Esta posición es bastante íntima, así que tanto tú como tu pareja tenéis que estar de acuerdo.
Esta posición es tan popular porque es una de las más fáciles de hacer. Pero si tienes dolor de espalda, es mejor que seas tú quien se acueste de espaldas. Si puedes, mantén las piernas a 90 grados. Esto puede ayudar a mantener los músculos de la espalda relajados.