Cuando se piensa en una pareja controladora, puede venir a la mente alguien que le dice al otro dónde puede ir o qué puede vestir. Pero también es importante entender que las relaciones controladoras tienen una dinámica más sutil que eso. Es bastante común acabar en una relación emocionalmente abusiva y ni siquiera ver las señales.
Cómo es una relación controladora?
Una relación controladora se basa en un desequilibrio de poder. Uno de los miembros de la pareja domina esencialmente al otro de una manera que provoca intimidación, inseguridad o culpa. Estos sentimientos pueden surgir de forma física, emocional, sexual, financiera, espiritual o psicológica...
Estos son algunos signos de una relación basada en el control:
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A tu pareja no le gusta que le excluyan de tus planes. Esta es una gran señal de advertencia de que tu pareja no quiere que tengas una vida sin ellos. No respetan tu necesidad de tiempo a solas. Si sales de casa sin ellos, empiezan a enviarte mensajes de texto o a llamarte para saber dónde estás y con quién...
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Te avergüenzas de pasar tiempo con la familia y los amigos. A veces, esto puede parecer que tu pareja simplemente te quiere y quiere pasar mucho tiempo contigo. Pero es una señal de comportamiento controlador si tu pareja no te apoya para ver a las personas que quieres. No te hace culpable ni egoísta por querer ese espacio. En realidad, ser tú mismo es lo mejor para una relación, incluso si eso significa que necesitas espacio.
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Son frecuentes las acusaciones de celos. Alguien que es controlador a menudo tratará de ponerte a la defensiva acusándote de coquetear o engañarle con otras personas. Aunque tengan traumas pasados de otras relaciones, no deberían proyectar esas emociones en ti...
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Tu pareja revisa tus textos y otros efectos personales con frecuencia. No importa el tiempo que llevéis juntos, siempre deberías poder tener tu intimidad. Alguien que revisa tus llamadas telefónicas, correos electrónicos, textos, redes sociales o pertenencias sin preguntarte es alguien que no respeta tus límites.
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Te critican constantemente. Alguien que es controlador siempre intenta minar tu confianza y menospreciarte en privado o en público. Parece que quieren enfatizar tus defectos y hacerte sentir cohibido por tus rarezas.
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Te hacen sentir como el culpable. Una pareja controladora siempre dirá que sus emociones son culpa tuya. Te utilizarán como chivo expiatorio y adoptarán el papel de víctima, incluso en situaciones en las que no estás involucrado...
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Tu pareja tergiversa tu experiencia. Algunas parejas intentan hacer algo llamado gaslighting, en el que tergiversan la verdad o retuercen tus emociones para que cuestiones tu propia realidad. Por ejemplo, si tu pareja hace algo que te hiere y tú reaccionas de la misma manera, puede insistir en que no entiendes la situación o que eres demasiado sensible.
Escúchate a ti mismo
El comportamiento controlador no sólo es desagradable, sino que es una forma de abuso en una relación. Debes escucharte a ti mismo cuando empieces a ver las señales de una pareja controladora. Con el tiempo, permanecer en una relación controladora puede tener efectos duraderos en ti como:
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Disminución de la confianza
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Sentirse aislado de la familia y los amigos?
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Causar sentimientos de ansiedad y angustia?
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Provocar que perdones el trato adverso de tu pareja y que te excuses por ello
Ser capaz de reconocer y nombrar el problema es una parte masiva para ayudar a la situación. Una pareja controladora intentará constantemente hacerte creer que tú eres el problema y que tu relación no tendrá problemas si cambias. Sin embargo, darse cuenta de los desequilibrios de poder de tu relación te ayudará a pasar a otra más sana o a aportar el equilibrio necesario a tu relación actual.
Algunas preguntas que podrías hacerte son:
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Tu pareja te hace sentir miedo?
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Sientes desconfianza constantemente?
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Se siente impotente ante su relación?
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Hay temas específicos que temes sacar a relucir o que evitas por completo?
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Sientes que no puedes hacer nada bien?
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Sientes que hay algo fundamentalmente malo en ti?
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Mientes a tu pareja sobre dónde has estado?
Si has respondido afirmativamente a alguna o a la mayoría de estas preguntas o si este artículo te ha resonado, lo primero que debes hacer es hablar con tu pareja sobre ello. Abre una conversación sobre cómo te sientes y qué te gustaría cambiar.
Si eso no funciona, puede que necesites ayuda o apoyo adicional. Recurrir a un familiar o amigo de confianza es un buen primer paso. Buscar la ayuda de un terapeuta cualificado o de un consejero sentimental para que te ayude a resolver estos problemas también es una opción viable.