El estrés puede empeorar los síntomas de la artritis reumatoide (AR). Tome medidas para evitarlo.
Los investigadores aún no comprenden del todo la relación entre el estrés y la AR. Es posible que se trate de aspectos relacionados con la respuesta al estrés y la inflamación del organismo.
Utilice estos métodos probados para frenar el estrés.
Haga del ejercicio una prioridad
Cuando te duelen las articulaciones, puede que no te apetezca salir a caminar a paso ligero o a nadar. Haz lo posible por hacer algo.
Estar activo es especialmente bueno para las personas con AR. Alivia el dolor, mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y ayuda a mantener la movilidad de las articulaciones.
Realice ejercicios cardiovasculares (aeróbicos). Elija actividades que sean fáciles para sus articulaciones, como nadar o caminar.
Haz también ejercicios de fuerza. Puedes utilizar pesas ligeras, máquinas del gimnasio, bandas de resistencia o tu propio peso corporal (piensa en flexiones y estocadas).
No olvides la flexibilidad. El tai chi y los tipos de yoga suaves son buenos para ello. También pueden ser relajantes.
Si aún no eres activo, pregunta a tu médico qué puedes hacer. Y no te pases de la raya. Puede que tengas que tomarte las cosas con más calma cuando tengas un brote.
Si los síntomas le impiden hacer ejercicio, acuda a un fisioterapeuta especializado en el tratamiento de personas con AR. Aprenderás a fortalecerte, a sentirte mejor y a eliminar el estrés.
Calma tu mente
Los estudios demuestran que la meditación puede ayudar a mejorar el estado de ánimo, reducir la angustia y aliviar el dolor. Puede ser tan sencillo como concentrarse en la respiración. Tu mente vagará hacia otros temas. No pasa nada. Vuelve a centrar tu atención en la respiración, o en cualquier otra cosa en la que decidas concentrarte.
También puedes probar con las imágenes guiadas. Imagina en tu mente lugares o situaciones que te resulten relajantes. Intenta utilizar todos tus sentidos e imagina que lo ves, lo hueles y lo sientes.
Haz algunos cambios en tu estilo de vida
Trabaja en torno a los problemas. Cuando los síntomas de la AR se agudizan, las tareas cotidianas pueden ser más difíciles de realizar. Busque soluciones. Si teclear le duele las manos, pruebe con un programa de reconocimiento de voz para su ordenador. En la cocina, quizá descubras que los nuevos utensilios con mangos más grandes te facilitan la tarea de cocinar. Estos pequeños cambios pueden quitarte algo de estrés.
Mantén el ritmo de sueño. Levántate y acuéstate a la misma hora cada día para establecer un ciclo de sueño regular. Si puedes, no te lleves trabajo a casa desde la oficina. Apaga la televisión, el ordenador y el teléfono al menos una hora antes de acostarte.
Haz lo que te gusta. Piensa en las cosas que te gusta hacer, como tomar un café con un amigo, leer o ver una película. Incluya esas actividades en su agenda semanal.
No fume. Algunas personas con AR fuman para hacer frente al estrés de su enfermedad, pero no es una buena idea. Los estudios han descubierto que fumar puede empeorar la artritis reumatoide y hacer que la medicación sea menos eficaz.
Afrontar el estrés en el trabajo
Estira. Procura hacer una pausa cada media hora para estirarte, caminar y despejarte. Cuando no puedas, estírate en tu escritorio. Intenta mover todas las articulaciones. Arquea la espalda. Encoge los hombros. Estira los brazos por encima de la cabeza. Haz garras con las manos. Flexiona los tobillos y los dedos de los pies.
Respira profundamente. Respira profundamente varias veces con los ojos cerrados o abiertos. Inhala por la nariz, sintiendo cómo se expande el pecho. Luego exhala por la boca. Repite la operación.
Relaje los músculos. Relaje lentamente todos los grupos musculares del cuerpo, empezando por los pies y terminando por la cabeza. Primero, tensa los músculos durante unos 8 segundos. A continuación, relájalos y siente que la tensión desaparece.
Concéntrese en una imagen relajante. Ten en tu mesa de trabajo o en tu ordenador una serie de imágenes que te relajen. Prueba con un lugar de vacaciones favorito, fotos de seres queridos o gatitos adorables. Cualquier cosa que te haga sonreír o sentirte tranquilo ayuda.
Escucha. Ponte unos auriculares durante unos minutos. Pon una canción que te haga sentir feliz y te tranquilice. O escucha sonidos naturales relajantes, como las olas del mar o una cascada.
Huele. Ciertos aromas, como la lavanda, la manzanilla y el sándalo, pueden aliviar el estrés en algunas personas. Guarda un frasco de loción perfumada para las manos en tu escritorio y úsalo cuando necesites un poco de "aromaterapia". Consigue productos con aceites esenciales reales en lugar de aromas artificiales.
Escribe en un diario. Cuando te sientas ansioso, despeja tu escritorio y saca una libreta -o despeja tu pantalla y abre un nuevo archivo- y escribe durante unos minutos. Los estudios demuestran que escribir lo que sientes puede hacer que te sientas mejor e incluso que baje tu presión arterial. Si te resulta incómodo llevar un diario, escribe un correo electrónico sobre tus sentimientos a un amigo cercano. Cuando termines, puedes decidir si lo envías o te lo guardas para ti.
Piensa en lo que te estresa. A menudo intentamos apartar las cosas de nuestra cabeza para calmarnos. Pero afrontarlas de frente puede ayudar. ¿Qué es lo que te molesta? ¿Estás atrasado en un proyecto? ¿Tu jefe ha dicho algo que te ha molestado? Una vez que tengas una idea más clara del problema, podrás encontrar una solución. Te sentirás más en control y menos tenso.
Consigue apoyo
Colabora con tu médico. Hágale saber cómo se encuentra. Cuéntale cualquier problema que tengas. Plantee cualquier pregunta o preocupación que tenga.
Acuda a un terapeuta. Habla con un psicólogo, un trabajador social o un consejero. Incluso unas pocas citas pueden ayudarte a encontrar formas de manejar tus desafíos.
Únete a un grupo de apoyo. Puedes hablar con otras personas que saben por lo que estás pasando porque se enfrentan a retos similares. Los grupos de apoyo en línea son otra opción.