Cómo hablar de su AR con los demás

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad que dura toda la vida y que puede afectar al trabajo, al hogar y a la vida social. Si te abres a las personas que te rodean puedes enseñarles a conocer tu enfermedad. Su aceptación y comprensión, a su vez, pueden ayudarte a afrontar mejor los retos de la vida cotidiana.

Qué decir

Es normal que se sienta incómodo al compartir información sobre su salud, especialmente con quienes no son sus familiares o amigos. Pero puede ser muy útil confiar en personas que de otro modo no tendrían ni idea de que tienes AR.

Puedes compartir sólo lo que te resulte cómodo. Limítese a lo básico. Empiece con detalles sencillos sobre la artritis reumatoide. Sea concreto y específico.

Explique la AR. Diles que es una enfermedad de larga duración que afecta a las articulaciones y a otras partes del cuerpo. También puede mencionar que puede ocurrir debido a sus genes o que está causada por el humo del cigarrillo y otros factores ambientales.

Hable de sus síntomas. Diga a sus amigos y familiares cómo la AR puede limitar lo que usted puede hacer. Describa sus síntomas y cómo pueden cambiar, mejorar o empeorar. Ayúdeles a entender cómo la AR afecta a diferentes partes de su cuerpo. O que es posible que no vean ningún signo externo de su enfermedad. Hágales saber que aún puede estar lidiando con el dolor, la rigidez y otros problemas que ellos no pueden ver.

Comparta cómo se las arregla. Explique cómo los medicamentos y otros tratamientos alivian sus síntomas. O la cirugía que ha tenido o que podría necesitar en el futuro. Habla de lo que haces y de lo que evitas para estar cómodo. Pídeles comprensión, ayuda o ambas cosas.

Cuanto más sepan las personas que le rodean sobre su AR, menos tendrá que explicar a la gente una y otra vez. Las conversaciones abiertas también pueden fomentar las preguntas de las personas que podrían sentirse presionadas a preguntar.

A quién decírselo

Cada persona afronta su salud de forma diferente. Depende de ti en quién y en cuántas personas confíes.

Pero si tu AR empieza a afectarte no sólo a ti, sino a las personas que te rodean, considera la posibilidad de compartir tu información. Por ejemplo, puede ser una buena idea informar a su jefe y a sus compañeros de trabajo sobre las formas en que la AR puede interferir en su trabajo. También puedes informar a tus amigos y seres queridos de los motivos por los que rechazas invitaciones cuando no te sientes bien.

Si es sincero y abierto con los que le rodean, les resultará más fácil ayudarle y adaptarse a su estado.

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