La artritis reumatoide (AR) es un trastorno en el que el sistema inmunitario ataca los propios tejidos del organismo. El diagnóstico y el tratamiento de la AR solían ser iguales para todas las personas que la padecían. Pero ahora está claro que los síntomas, la forma en que progresa y la gravedad de la enfermedad varían de una persona a otra, en parte en función de sus genes. Esto significa que los tratamientos también suelen ser diferentes.
Los tres tipos principales de AR son:
Seropositiva. Esto significa que en los análisis de sangre se han encontrado unas sustancias denominadas péptidos citrulinados anticíclicos (anti-CCP) o factor reumatoide (FR). Los anti-CCP y los FR son anticuerpos que provocan los síntomas de la AR.
Entre el 75% y el 80% de las personas con AR tienen anticuerpos, FR o ambos. También pueden aparecer en los análisis de sangre entre 5 y 10 años antes de que se presenten los síntomas de la artritis reumatoide.
Seronegativos. Cuando se tiene artritis reumatoide seronegativa, los anticuerpos y los FR no aparecen en la sangre. Por lo tanto, el médico buscará otras cosas para saber si tiene AR.
Artritis ideopática juvenil. Anteriormente llamada artritis reumatoide juvenil, afecta a personas menores de 16 años. Es el tipo de artritis más común en este grupo de edad. Los médicos la diagnostican mediante análisis de sangre, radiografías y otras exploraciones.
Más allá de estas tres categorías, los médicos creen que la AR tiene muchos subgrupos diferentes. No se trata de una enfermedad específica, sino de un conjunto de afecciones que difieren en función de su composición genética. Por eso las personas con AR pueden sentirse de forma muy diferente.
Los síntomas de la AR pueden variar
Puede que no tengas los mismos síntomas que otra persona con AR. Pero algunos de los más comunes incluyen:
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Rigidez en las articulaciones
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Articulaciones hinchadas y calientes
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Fatiga
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Fiebre
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Pérdida de apetito
La AR suele afectar primero a las articulaciones más pequeñas, como las que unen los dedos a las manos y los dedos a los pies.
También puede tener problemas que no tienen nada que ver con sus articulaciones. Alrededor del 40% de las personas con AR tienen síntomas que afectan a sus:
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Los vasos sanguíneos
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Tejido nervioso
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Huesos
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Corazón
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Riñones
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Glándulas salivales
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Pulmones
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Piel
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Ojos
Cuanto más tiempo tenga la enfermedad, más se pueden extender sus síntomas. La AR puede acabar afectando a las muñecas, los tobillos, las rodillas, los hombros, las caderas y los codos. Pero los tratamientos adecuados pueden ralentizar o detener este proceso.
Intensidad de los síntomas de la AR
Los síntomas de la AR pueden ser leves, graves o intermedios. Puede tener brotes, cuando sus síntomas son peores. Luego puede tener períodos de remisión en los que no son tan fuertes o desaparecen.
A veces, las personas con AR seronegativa tienen síntomas menos intensos que las que tienen AR seropositiva. Pero esto no siempre es cierto. La genética y otras condiciones de salud que usted tiene juegan un papel en la intensidad de sus síntomas.
Sus factores de riesgo de AR
Cuando el sistema inmunitario ataca los tejidos del cuerpo, destruye el cartílago y el hueso alrededor de las articulaciones. Los médicos no saben cuál es la causa de este fenómeno. Pero creen que está relacionado con los genes.
Los genes no causan directamente la AR. Pero pueden hacer que seas más propenso a reaccionar a cosas de tu entorno, como las infecciones, que pueden desencadenar la artritis reumatoide.
Hay otras cosas que aumentan el riesgo de padecer AR:
La edad. La artritis reumatoide puede aparecer en cualquier momento, pero es más frecuente en personas de mediana edad.
El sexo. Las mujeres son más propensas a padecer AR.
Los antecedentes familiares. Si alguien de su familia tiene AR, usted tiene más posibilidades de padecerla también.
El tabaquismo. Si fuma cigarrillos, su probabilidad de padecer AR aumenta. Esto es especialmente cierto si se da en su familia.
Tu entorno. Es posible que tengas más probabilidades de padecer AR si entras en contacto con determinados minerales, como el amianto o el sílice. Pero es necesario investigar más sobre este tema.
La obesidad. Si tiene sobrepeso, tiene más probabilidades de padecer AR.
Diferentes tratamientos para la AR
Aunque no hay cura para la AR, puede hacer muchas cosas para ayudarle a sentirse mejor.
Medicación. Su médico le recomendará diferentes medicamentos en función de los síntomas que tenga y de su gravedad.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden aliviar la hinchazón y el dolor. El médico puede recetar dosis de ibuprofeno o naproxeno sódico lo suficientemente potentes como para aliviar los síntomas de la AR.
Los corticoesteroides, como la prednisona, pueden reducir el daño articular, el dolor y la inflamación. Su médico puede administrarle este esteroide para los síntomas graves, y luego reducir gradualmente la dosis hasta que ya no lo necesite. Puede recibirlo en forma de inyección o de píldora.
Los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) pueden frenar la AR en el organismo. Los estudios han demostrado que sus síntomas pueden mejorar si empieza a tomarlos poco después de su diagnóstico. Su médico puede administrarle hidroxicloroquina (Plaquenil), leflunomida (Arava), metotrexato o sulfasalazina (Azulfidine).
Los agentes biológicos son un tipo más potente de DMARD que su médico puede recetar cuando los no biológicos no alivian sus síntomas. Alivian la inflamación que daña los tejidos y las articulaciones. Sin embargo, este tipo de fármacos puede aumentar las probabilidades de contraer una infección o un coágulo de sangre en los pulmones. Los médicos suelen recetarlos junto con un DMARD no biológico.
Terapia. Es posible que acuda a un fisioterapeuta o a un terapeuta ocupacional para que le enseñe ejercicios que le ayuden con la AR. Le enseñarán a mantener la flexibilidad de las articulaciones y pueden mostrarle formas más cómodas de realizar las tareas cotidianas.
Cirugía. A veces, los medicamentos no son suficientes para detener el daño articular. Su médico puede sugerirle una intervención quirúrgica. Puede ir desde la extracción del revestimiento inflamado de la articulación (sinovia) hasta la sustitución completa de la misma. La cirugía puede permitirle volver a utilizar la articulación dañada y aliviar el dolor.
Hable con su médico para ver qué remedio para la AR es el mejor para sus síntomas y su tipo de artritis reumatoide.