El calzado que lleve puede influir en los síntomas de la artritis reumatoide.
En las primeras fases de la enfermedad, el calzado adecuado puede ayudar a detener los cambios en los pies antes de que sean permanentes. Si ya tiene dolor de pies u otros problemas debidos a la AR, un buen calzado puede dar soporte a sus pies y disminuir las molestias.
Las razones van más allá de la salud y la comodidad de sus pies. El calzado puede afectar a la alineación de todo el cuerpo, incluida la forma de mover los tobillos, las rodillas, las caderas y la espalda.
Entonces, ¿qué zapatos deberías usar? No existe un estilo o una marca que sea la mejor para todas las personas y actividades. Pero hay algunas cosas a tener en cuenta.
Cambia de estilo
Tal vez tengas un par de zapatos "de cabecera" que usas casi todos los días. Aunque se trate de un zapato saludable para su pie, es buena idea cambiarlo un poco, especialmente si ya tiene problemas de pies relacionados con la AR.
Cada zapato hace que el pie golpee el suelo de una manera específica. Repetir este mismo movimiento día tras día puede provocar lesiones por estrés en las articulaciones, los huesos y los músculos.
Para variar el movimiento de tu pie y de tu zancada, alterna los zapatos al menos cada 4-5 días.
Cómo conseguir un buen ajuste
La mayoría de la gente usa zapatos que son demasiado pequeños para sus pies. Entonces, ¿cómo conseguir un buen ajuste?
Busca un zapato que sea lo suficientemente ancho. Eso significa que tu pie no se sale del lado de la suela ni empuja el material fuera de su forma. Comprueba también la anchura del talón. Si es demasiado ancho, el talón podría salirse al caminar.
El zapato no debe presionar ninguno de tus dedos, incluidos los que estén deformados por problemas en los pies (dedos en garra, en martillo, etc.). Y debe haber suficiente espacio en la parte superior del pie para que sea fácil entrar y salir del zapato. Esto se puede ajustar en muchos zapatos con cordones, siempre que tengan tres o más juegos de agujeros para los cordones.
Por lo general, debe haber un espacio de medio centímetro entre el dedo más largo del pie y el extremo del zapato. Si tienes un juanete o un dedo en garra, el zapato debe ser tan largo como el que necesitarías si todos tus dedos estuvieran rectos. Esto ayuda a garantizar un ajuste correcto de la anchura y la flexión del pie en el zapato.
Por último, pruébate cualquier par de zapatos antes de comprarlo. Aunque sepas cuál es tu talla correcta en una marca de zapatos, puede que no sea la misma en otra marca o incluso en otro modelo de la misma marca. Pruébate ambos zapatos, ya que tus pies pueden no tener la misma talla o anchura.
Si sigues teniendo problemas para conseguir el ajuste correcto, un médico de los pies llamado podólogo puede ayudarte.
Manténgase flexible
Algunas investigaciones demuestran que la flexibilidad del calzado es importante si tienes dolor de pies o de rodilla relacionado con la artritis reumatoide.
Un zapato plano y flexible para caminar que se sienta casi como si estuviera descalzo puede ser mejor para muchos síntomas de la AR que los llamados zapatos de estabilidad. Este tipo de calzado, al igual que muchas zapatillas de deporte, ofrece más amortiguación y apoyo.
Puede que tengas que experimentar con diferentes estilos para ver cuál es el más adecuado para ti. O pida a su médico o podólogo una recomendación basada en sus propios síntomas e historial de salud.
Manténgase con los pies bajos
Una cosa en la que los médicos están de acuerdo es que los tacones altos son duros para los pies, especialmente si tienes artritis.
Un tacón de tres pulgadas supone siete veces más esfuerzo para el pie que un tacón de una pulgada. Y no son sólo los pies los que sufren. Los tacones altos también ejercen presión sobre las rodillas, la espalda, las caderas y otras zonas comúnmente afectadas por la artritis.
Si tienes que llevar tacones altos, primero debes acostumbrarte a ellos y no los lleves cuando vayas a caminar o estar de pie durante mucho tiempo. Las suelas de plataforma son una mejor opción que los tacones de aguja. Evita los dedos puntiagudos, que pueden provocar deformidades en los pies.
Una buena regla general: si los zapatos duelen, están dañando tus pies.