¿Alguna vez se ha quedado en blanco cuando su médico le pregunta por sus síntomas? ¿O ha llegado a casa y se ha dado cuenta de que ha olvidado contarle ese síntoma extraño que tenía hace dos meses?
El seguimiento de los cambios es una parte importante para asegurarse de que recibe la mejor atención. Ayuda a su médico a detectar patrones y a comprender mejor su enfermedad. Por ejemplo, si ha notado que ciertos síntomas tienden a aparecer por la mañana, su médico puede ayudarle a encontrar la manera de solucionarlos. Eso podría significar cambiar la hora en que tomas la medicación o cualquier otra cosa.
Pero llevar una lista mental no suele ser suficiente. Ahí es donde entra en juego un rastreador de síntomas. No hace falta que sea una herramienta sofisticada, a no ser que te guste eso. Simplemente puedes comprar un pequeño cuaderno para llevar en el bolso o en el bolsillo trasero con un bolígrafo. Si tiene un teléfono inteligente, puede descargar una aplicación que le ayude a hacer un seguimiento de los síntomas (hay cientos de ellas para elegir). O simplemente puedes apuntarlos en la sección de notas de tu teléfono.
La forma de hacerlo no es tan importante. Lo que importa es lo que se anota. Querrás:
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Registrar el día y la hora en que se produce un síntoma.
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Registre cuánto dura (unos minutos, dos horas, la mayor parte del día).
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Califique la gravedad en una escala de 1 a 10, siendo 10 la peor.
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Describa cómo se siente (escozor, un dolor sordo, un dolor agudo o algo más).
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Anote si interfiere con sus actividades diarias y, si es así, cómo.
Incluya cualquier otra cosa que crea que el médico debe saber. Ningún detalle es demasiado pequeño. Si te preguntas si debes contarle algo, hazlo. Podría ser la pieza que falta para conseguir la atención que necesitas.