La artritis psoriásica (APS) no te golpea como un camión que pasa por un semáforo en rojo. Suele avanzar por etapas, aunque la enfermedad no se clasifica oficialmente como el cáncer. Y no todas las personas con APS pasan por todas las etapas o fases posibles.
Por ejemplo, algunas personas tienen una APs leve y alcanzan rápidamente la remisión. Otras tienen una enfermedad agresiva que daña sus articulaciones mientras buscan un tratamiento eficaz. Algunas personas disfrutan de una remisión a largo plazo. Otras dejan de tomar la medicación y rápidamente se encuentran luchando contra otra ronda de síntomas dolorosos.
Pre-PsA
En algunos casos, la psoriasis es el primer signo de lo que está por venir. Según una estimación, tres de cada diez personas que padecen psoriasis pueden llegar a padecer artritis psoriásica.
Los enfermos de psoriasis no siempre son los primeros en padecerla. Pero hay un lado positivo cuando la tienen. La psoriasis existente facilita a los médicos el diagnóstico de la APS, que puede simular otras enfermedades.
Etapas tempranas
La APS tiende a desarrollarse entre 5 y 12 años después del inicio de la psoriasis. Sin embargo, hay muchas excepciones: es posible que la APS aparezca antes, que la psoriasis y la APS aparezcan más o menos al mismo tiempo, o que los síntomas cutáneos no aparezcan hasta después de la aparición de la artritis.
Siempre que la APS se manifiesta, los síntomas son similares:
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Articulaciones hinchadas, inflamadas y doloridas, especialmente en los dedos de las manos y de los pies.
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La artritis psoriásica temprana puede afectar también a otras articulaciones, como los hombros, las rodillas y las articulaciones de la espalda y el cuello.
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La APS también puede causar tanta hinchazón en un dedo de la mano o del pie que parecen una salchicha, una condición llamada dactilitis.
Enfermedad activa de larga duración
Con el tiempo, la APS puede causar daños permanentes en las articulaciones. En las articulaciones pequeñas, como los dedos de las manos y de los pies, se puede ver claramente la deformidad articular por la inflamación crónica.
Los daños en las articulaciones pueden suponer un duro límite para las actividades que antes disfrutaba. Esto no sólo es molesto, sino que es una receta para aumentar el dolor. Cuando no se realiza suficiente actividad física, las articulaciones pueden volverse rígidas y los músculos débiles.
Los problemas articulares no son la única preocupación. La APS también aumenta la probabilidad de padecer otras enfermedades, como:
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Anemia (recuento bajo de glóbulos rojos)
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Presión arterial alta
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Colesterol alto
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Obesidad
Remisión
Algunas personas con PsA nunca conocen el dolor y la vergüenza de las articulaciones dañadas y deformadas, gracias a potentes medicamentos diseñados para controlar la enfermedad. Estos incluyen:
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Medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD), como el metotrexato y la sulfasalazina
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Inmunosupresores, como la azatioprina y la ciclosporina
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Inhibidores del TNF-alfa, como etanercept (Enbrel) y adalimumab (Humira)
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Medicamentos más nuevos para la psoriasis en placas, como apremilast (Otezla) y secukinumab (Cosentyx)
Es posible que encuentre un fármaco que le funcione de inmediato o que tenga que probar varios antes de que los síntomas empiecen a mejorar. Una vez que haya tomado un tratamiento eficaz, es probable que pueda esperar una mejora importante en el plazo de un año. De hecho, algunas investigaciones sugieren que hasta el 60% de los pacientes con APs pueden tener una actividad mínima de la enfermedad, es decir, la remisión, después de tomar medicamentos biológicos durante un año.
Tenga en cuenta que lograr la remisión no significa que se haya curado la enfermedad. Su médico seguirá animándole a tomar al menos algunos medicamentos a largo plazo. Las investigaciones demuestran que las personas con APs que dejan de tomar los fármacos modificadores de la enfermedad durante la remisión tienden a sufrir una recaída de los síntomas en pocos meses.
Cómo ayudan los cambios en el estilo de vida
Además de los fármacos que ralentizan la marcha de la artritis psoriásica, puede cambiar su estilo de vida para aliviar el dolor, la rigidez y la fatiga que conlleva la enfermedad:
Simplifique las tareas. ¿Por qué forzar las articulaciones cuando existen productos que facilitan los giros, las vueltas, los empujes y los tirones? Busque productos aptos para la artritis que se adapten a sus necesidades, tanto grandes como pequeñas, desde herramientas de jardinería hasta bañeras. También puede cambiar su forma de hacer las cosas cotidianas. Por ejemplo: Utilice su cuerpo, no sus manos, para empujar las puertas; levante los utensilios de cocina con dos manos en lugar de una.
Adelgace. Perder peso es difícil, tanto si se trata de adelgazar 5 como 100 kilos. Pero conseguir un peso saludable puede marcar la diferencia en su APS. Aligera la carga de las articulaciones, lo que significa menos dolor, más energía y mejor movilidad. Además, el sobrepeso puede hacer que algunos medicamentos para la APS sean menos eficaces.
Controla el estrés. Como si se tratara de avivar una llama, el estrés hace que el cuerpo libere sustancias químicas que agravan la APS. (El estrés desencadena la inflamación, y la inflamación empeora los síntomas.) Considera la posibilidad de acudir a un terapeuta o a un grupo de apoyo para la APS, así como estas formas probadas de controlar el estrés:
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Respiración profunda
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Meditación
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Relajación muscular progresiva
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Yoga
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Tai chi
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Caminar
Descansar con frecuencia. El dolor, la inflamación e incluso los medicamentos para su artritis pueden drenar su energía. Pero eso no significa que tengan que quitarte la diversión de tu vida. El truco para mantenerse activo con la APS, ya sea haciendo footing o un picnic familiar, es tomar descansos cuando empiece a sentirse cansado, no cuando ya esté agotado.