¿Debo comer mi placenta? Placentofagia y píldoras de placenta

La placenta: Puedes secarla y ponerla en pastillas. Puedes saltearla con cebolla. Incluso puedes comerla cruda en la sala de partos.

No te desmayes. El acto de comer la placenta después de dar a luz, llamado placentofagia, no es sólo algo que hacen los animales. Las madres humanas también lo hacen, incluidas las mujeres de las tribus y las famosas. Quizá te preguntes si tú también deberías hacerlo.

Qué hace la placenta?

La placenta, o placenta, es el primer órgano que se forma -incluso antes que cualquiera de los órganos de tu bebé- después de concebir. Desempeña un papel importante en tu embarazo: Os conecta a ti y a tu bebé en el útero y les suministra oxígeno, nutrientes y hormonas. También elimina los residuos que producen.

La placenta crece a lo largo del embarazo. También es el único órgano que tu cuerpo fabrica y luego elimina. Después de dar a luz, ya no la necesitas. Si tu bebé llegó por parto vaginal, lo expulsarás por vía vaginal. Si te hacen una cesárea, el médico te extraerá la placenta del útero. En el momento del parto, pesa aproximadamente medio kilo. Tiene un aspecto redondo y plano.

Los partidarios de comer la placenta dicen que puede aumentar tu energía y la cantidad de leche materna. También dicen que puede nivelar tus hormonas, reduciendo las posibilidades de depresión posparto e insomnio.

Estas afirmaciones no se han probado completamente. Así que no hay pruebas de que comer la placenta realmente haga estas cosas. Pero algunos expertos dicen que hay que seguir estudiándolo.

En otros animales, además de los humanos, comer la placenta tiene algunas ventajas. Por ejemplo, podría reducir los dolores de parto en una perra, cuando nacen los cachorros que le quedan, y puede animar a la madre a establecer un vínculo con sus recién nacidos.

Sin embargo, recuerda que eso es para un perro, no para una mujer.

La placenta sí tiene proteínas y grasas. Pero esos nutrientes pueden encontrarse en una dieta saludable.

La placentofagia humana no es nueva. A lo largo de la historia, diferentes culturas lo han hecho, aunque no siempre piensan que sea algo bueno. Algunos expertos creen que las doulas y las comadronas modernas pueden recomendar la placentofagia basándose en un malentendido de la literatura científica.

Qué puede esperar si lo prueba

Una de las formas en que las mujeres consumen su placenta es desecada, pulverizada y sellada en cápsulas. Tragar una píldora con la placenta seca puede ser más fácil si te da reparo ver, tocar o saborear el propio tejido "crudo". A menudo, una comadrona puede preparar las píldoras por ti. Pero una de las cosas que no sabemos es si calentarla compensa alguno de sus beneficios.

Dado que hay pocas investigaciones sobre la ingesta de la placenta, es difícil saber cómo te sentirás. La mayoría de las mujeres que quieren o esperan sentirse bien o mejor después de comer placenta sí se sienten así. Pero eso puede ser sólo un efecto placebo.

Algunas mujeres han dicho que se sienten mal después de comerlo. Si investigas en Internet o hablas con mujeres que lo han probado, puedes obtener opiniones variadas. Pero estas se basan en la experiencia personal, no en pruebas científicas.

Cómo decidir si es para ti

Aunque no parece haber ninguna prueba de que comer tu placenta pueda ayudarte, sí hay algunas pruebas de que puede hacerte daño. Si la comes "fresca" o cruda, podría propagar una infección. Incluso el procesado de la placenta en cápsulas podría estropearla con bacterias o virus.

Algunos hospitales pueden no permitirte tomarla o comerla. Así que si estás pensando en hacerlo, pregunta con antelación sobre su política.

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