Embarazo no planificado: Primeros pasos a seguir

De los archivos del médico

Un embarazo no planificado puede ser un shock, pero no hay razón para que cunda el pánico. No estás sola. Casi la mitad de los embarazos en EE.UU. son sorpresivos.

Estos son los cinco primeros pasos que debes dar.

1.

Llama a tu médico de cabecera o ginecólogo y pide una cita. Es importante que veas a tu médico para que pueda determinar el estado de tu embarazo. Eso ayuda a determinar tu atención y los siguientes pasos, dice la doctora Maureen Phipps, jefa de obstetricia y ginecología del Women & Infants Hospital of Rhode Island.

Si no piensas quedarte con el bebé, es el momento de considerar el aborto o la adopción.

Si no sabes cuánto tiempo ha pasado desde que tuviste la última regla, asegúrate de decírselo a la consulta del médico. También debes decirles si estás tomando alguna medicación con o sin receta, o si tienes algún problema de salud como diabetes o depresión. Si es así, es posible que tu médico quiera verte de inmediato o que te remita a un especialista.

2.

Si no lo estás haciendo ya, empieza a tomar una vitamina prenatal que tenga 400 mcg de ácido fólico de inmediato. El ácido fólico reduce el riesgo de defectos en el cerebro, la columna vertebral y la médula espinal de los bebés. Para que el ácido fólico funcione, hay que tenerlo en el organismo antes y durante las primeras semanas de embarazo, dice la doctora Siobhan Dolan. Dolan es profesora de obstetricia y ginecología y de salud de la mujer en la Facultad de Medicina Albert Einstein.

3.

Si bebes alcohol, fumas cigarrillos o consumes drogas, deja de hacerlo inmediatamente. Las tres cosas pueden ser perjudiciales para tu bebé.

4.

Cuídate mucho. Si no esperabas quedarte embarazada, puede que te sientas estresada o deprimida. Si es así, habla con tu médico o con otro profesional de la salud, como un psicólogo o un trabajador social. Come sano y bebe mucha agua para mantener tu energía.

5.

Aléjate de las cosas que pueden poner en riesgo tu embarazo, incluyendo:

  • Arena de gato (las heces de gato pueden provocarte una peligrosa infección llamada toxoplasmosis)

  • Carne cruda

  • Alimentos sin pasteurizar

  • Mariscos con alto contenido en mercurio, como el atún, el pez espada y el tiburón

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