La enfermedad de Parkinson, al igual que muchas enfermedades crónicas, le afectará tanto física como mentalmente. Es importante que sepa que no está solo. Si necesita ayuda para afrontar la enfermedad de Parkinson, considere la posibilidad de buscar asesoramiento.
La decisión de buscar asesoramiento es un paso importante. Con demasiada frecuencia, las personas no buscan ayuda porque se sienten culpables, avergonzadas o con problemas. Al decidir buscar ayuda, ha tomado la decisión de sentirse mejor y de mejorar su vida. Los servicios de asesoramiento deben elegirse con cuidado para satisfacer sus necesidades. Al trabajar con un proveedor de atención de salud mental capacitado y con su médico, usted puede desarrollar el plan de tratamiento adecuado.
¿Por dónde empiezo?
En primer lugar, usted y su médico deben revisar cómo están afrontando su enfermedad usted y los que le rodean. Es muy importante darse cuenta de que los síntomas físicos y las discapacidades causadas por la enfermedad de Parkinson pueden tener un gran impacto en su perspectiva y salud mental, así como en la salud mental de los que le rodean.
Los cambios bioquímicos que se producen en el cerebro con la enfermedad de Parkinson pueden provocar depresión. La depresión es una parte real de la enfermedad tanto como el temblor o la lentitud de movimientos. En algunas personas es necesario el tratamiento médico de la depresión.
Si se siente deprimido, su médico puede remitirle a un especialista en salud mental que realizará una evaluación, o una revisión de su salud mental. Los especialistas en salud mental incluyen terapeutas familiares, trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras y otros profesionales.
La evaluación sirve para diagnosticar el problema y determinar el mejor tratamiento. Se le pedirá que describa cualquier síntoma que haya tenido (emocional, mental y físico) y su historial médico. Es posible que se le entregue una encuesta de preguntas y respuestas.
Qué ocurre después de la evaluación?
Una vez que complete la evaluación, se puede elegir un plan de tratamiento. En este momento, usted y su consejero pueden discutir:
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El mejor tipo de asesoramiento.
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El mejor entorno para el asesoramiento (oficina del consejero, clínica ambulatoria, hospital, centro de tratamiento residencial).
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A quién se incluirá en su tratamiento (usted solo, miembros de la familia, otras personas con problemas similares).
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Con qué frecuencia debe acudir a la terapia.
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Cuánto puede durar el asesoramiento.
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Los medicamentos que serán necesarios.
Qué tipos de asesoramiento existen?
La siguiente lista describe brevemente los tipos comunes de asesoramiento. Estos pueden ser utilizados juntos o solos, dependiendo de su plan de tratamiento.
Asesoramiento de intervención en crisis.
En casos de emergencia (como la desesperación inicial por el diagnóstico), el consejero le ayudará a superar la crisis y le remitirá a otros servicios de asesoramiento o atención médica, si es necesario. Estos servicios son proporcionados por las agencias de salud de la comunidad, las líneas de ayuda y las líneas telefónicas de emergencia.
Asesoramiento individual.
Aquí te reúnes uno a uno con un consejero. El asesoramiento suele tener lugar en la privacidad de la oficina del consejero. Este tipo de asesoramiento funciona bien cuando los problemas provienen principalmente de ti y de tus patrones de pensamiento y comportamiento. Además, algunos problemas son muy personales y difíciles de afrontar con otras personas presentes. Si usted está experimentando depresión, ansiedad o dolor al lidiar con su Parkinson, este tipo de asesoramiento puede ser apropiado.
Terapia familiar.
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson puede afectar a toda la familia. Si usted es el principal proveedor en el hogar, puede haber tensión financiera. Si usted es el ama de casa, puede ser necesario hacer ajustes en la distribución de las tareas. Estas tensiones cotidianas, combinadas con los efectos emocionales de lidiar con una enfermedad crónica, tienen un enorme impacto en la dinámica familiar.
La terapia familiar puede ayudar a los miembros de la familia a resolver los problemas entre ellos. También puede ayudarles a adoptar formas de ayudar a otro miembro de la familia a enfrentarse mejor. Los miembros de la familia pueden aprender cómo las acciones y las formas de comunicación pueden empeorar los problemas. Con ayuda, se pueden explorar y practicar nuevas y mejores formas de comunicación.
Terapia de grupo.
En la terapia de grupo, te unes a un grupo para discutir los problemas juntos. Un consejero guía la sesión. Los miembros del grupo suelen compartir el mismo problema, pero no siempre. La sesión de grupo proporciona un lugar en el que las personas pueden confiar en otros que entienden sus luchas. También pueden aprender cómo se ven a sí mismos y cómo los ven los demás. Los miembros ganan fuerza al saber que no están solos con sus problemas.
Tratamiento residencial.
Con este tipo de terapia, vivirías en un centro de tratamiento. La duración de la estancia puede variar, dependiendo del programa de tratamiento y del progreso de la terapia. Un programa puede durar más de un año o sólo una o dos semanas. Los entornos incluyen hospitales, estructuras similares a un hogar y clínicas.
La atención se centra principalmente en sus problemas y en su recuperación. Otras actividades, como el trabajo, la familia y los pasatiempos, pasan a un segundo plano con respecto al tratamiento. En la mayoría de los programas, recibes asesoramiento a diario y participas en una terapia de grupo regular. Es posible que sea necesario un asesoramiento adicional una vez finalizado el tratamiento residencial.
Grupos de autoayuda y apoyo.
Incluyen una red de personas con problemas similares. Estos grupos suelen reunirse regularmente sin terapeuta o consejero.