Cómo controlar el dolor postoperatorio

El dolor es común después de algunas cirugías. Pero controlarlo con éxito después de la cirugía hace algo más que mantenerle cómodo: también puede acelerar su tiempo de recuperación.

Anticiparse al dolor le ayuda a curarse porque puede:

? Aliviar el estrés ? Facilitar el movimiento del cuerpo y favorecer el flujo sanguíneo ? Reducir las probabilidades de complicaciones

Por suerte, existen muchas opciones para ayudar a frenar y controlar el dolor después del procedimiento. La clave está en ser proactivo y hablar con franqueza sobre cómo te sientes, para que tu equipo médico pueda darte el alivio que necesitas.

Antes de que comience la cirugía

El control del dolor postoperatorio comienza incluso antes de que te lleven al quirófano. Hable con su médico para saber exactamente qué puede esperar después de la intervención. Además del dolor en la parte del cuerpo que se ha operado, también puede tener dolor:

  • En los músculos, por la posición en la que se encontraba durante la intervención

  • Cuando se mueve

  • En la garganta, sobre todo si te han intubado

También puede tener ansiedad y depresión, que también pueden retrasar la curación.

Averigua qué medicamentos para el dolor tienes a tu disposición. También tendrá que saber si el médico se los dará o los tomará usted por su cuenta cuando los necesite. Hable de los dolores que ya tiene, para saber qué molestias están relacionadas con la operación y cuáles no.

También es bueno que le diga a su médico cómo ha manejado el dolor en el pasado. Conocer sus opciones antes de que aparezca el dolor puede ayudarle a controlarlo mejor una vez que se haya recuperado.

Opciones de medicación para el dolor

El tipo y la dosis de analgésico que utilice dependerá del tipo de cirugía que tenga. Puede tomar uno o puede tomar una combinación de medicamentos. Su médico determinará el mejor plan para usted.

Las opciones más comunes son:

Anestésicos locales como la lidocaína y la bupivacaína. Bloquean los nervios que envían señales de dolor al cerebro. Suelen administrarse antes de la operación para que no sienta dolor durante el procedimiento. Pero también puede utilizarse después de la operación. Se administra mediante una inyección o un pequeño tubo en la parte del cuerpo que se ha operado.

Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como:

  • Celecoxib (Celebrex)

  • Ibuprofeno (Advil, Motrin)

  • Naproxeno sódico (Aleve)

Estos fármacos que se toman por vía oral pueden aliviar la hinchazón y el dolor, pero también pueden provocar malestar estomacal y mareos.

Los analgésicos no opiáceos, como el paracetamol (Tylenol), tienen muy pocos efectos secundarios, pero pueden no ser una buena opción si tienes problemas de hígado. Se toman en forma de píldora o líquido por vía oral.

Los opioides como:

  • Codeína

  • Fentanilo

  • Hidrocodona con paracetamol (Vicodin)

  • Hidromorfona

  • Morfina

  • Oxicodona

  • Oxicodona con paracetamol (Percocet)

  • Oximorfona

  • Tramadol

Estos son los medicamentos más fuertes que puedes tomar para aliviar el dolor. Puede que te los den en el hospital o que te los receten después de una operación. Puedes hacerte adicto a ellos, lo que puede llevar a un abuso de la droga.

Pueden funcionar mejor para el dolor postoperatorio severo, pero tienen muchos efectos secundarios, entre ellos:

  • Náuseas

  • Vómitos

  • Picor

  • Somnolencia

  • Estreñimiento

Alivio del dolor no farmacológico

También hay prácticas mentales y físicas que puedes hacer para disminuir tu malestar. Las opciones de alivio del dolor no farmacológico incluyen:

Imágenes guiadas/relajación: Con la ayuda de un entrenador capacitado, puedes concentrarte en imágenes mentales o escuchar música u otros sonidos que te aporten paz y calma.

Terapia de calor/frío: Pregunte a su médico si el uso de calor o hielo en las partes del cuerpo que le duelen puede ayudar a aliviar la hinchazón y el dolor.

Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS): Se trata de un dispositivo con pilas que se coloca en el cuerpo y que envía niveles bajos de electricidad a la zona donde te duele. Se realiza durante unos 5-15 minutos. Crea una sensación de calor y hormigueo.

Los médicos creen que funciona porque inunda los nervios con una sensación diferente y hace que sean temporalmente incapaces de sentir dolor, o cambia la forma en que el cerebro reconoce el dolor. También puede aumentar la cantidad de endorfinas en el cuerpo, las sustancias químicas que hacen sentir bien y eliminan el dolor.

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