Cuando su medicación para el dolor no funciona

De los archivos del médico

Más de 100 millones de estadounidenses padecen dolor crónico. Si usted es uno de ellos, es probable que para controlarlo tenga que buscar otros tratamientos además de la medicación.

Esto se debe a que la medicación para el dolor, aunque es útil, a menudo no puede proporcionar un alivio completo del dolor. Pueden reducir el dolor, pero no eliminarlo.

Carla Ulbrich, de 45 años, está dispuesta a utilizar la medicación para controlar su dolor crónico. Pero lo considera sólo una pieza de su plan general. Durante los últimos 20 años, el lupus y la fibromialgia han hecho que el dolor arda y se agudice en su cuerpo.

La medicación para el dolor ofrecía diversos grados de alivio, pero a menudo también provocaba efectos secundarios. La combinación de otras prácticas (acupuntura, masajes, calor y cambios en la dieta) es lo que le ha permitido controlar el dolor.

"Diría que la medicación me ha salvado la vida, pero la medicación nunca llega a la raíz del problema", dice Ulbrich, que vive en Somerset (Nueva Jersey).

No hay soluciones rápidas para el dolor crónico

Una pierna rota, y el dolor agudo que provoca, suelen poder tratarse con relativa rapidez, dice el doctor Perry Fine, especialista en dolor de la Universidad de Utah. Pero el dolor crónico es más parecido a problemas mayores como la diabetes o el cáncer avanzado, que no se pueden "arreglar" tan rápida o fácilmente.

El objetivo al tratar el dolor crónico no es necesariamente quedar libre de dolor. En cambio, el objetivo suele ser una buena calidad de vida mientras se controla el dolor a un nivel tolerable.

"Lo importante es que las personas con dolor crónico se comuniquen... con su médico, y le hagan saber cuál es el nivel de dolor que les impide hacer ciertas cosas", dice Fine. "Por ejemplo, 'Mi dolor me impide dormir, ir al trabajo y desplazarme y caminar'. A continuación, hable con el médico para establecer objetivos específicos y medibles, como poder pasar la aspiradora, ir al trabajo, mantener relaciones sexuales y dormir."

Para alcanzar estos objetivos, los médicos pueden intentar:

  • Medicamentos que abordan el dolor desde distintos ángulos. Por ejemplo, los antidepresivos pueden ayudar a "calmar" el sistema nervioso y hacerlo menos sensible al dolor, dice Fine. Los anticonvulsivos gabapentina y pregabalina también pueden ser eficaces para ciertos tipos de dolor nervioso.

  • Inyectar anestesia o esteroides en las zonas lesionadas.

  • Hacer una cirugía para tratar el origen del dolor. Esto incluye la sustitución de articulaciones, la reparación de discos dañados en la columna vertebral o la eliminación de la presión de un nervio pinzado.

Su médico también puede sugerirle que trabaje con un fisioterapeuta o terapeuta ocupacional. Es posible que también quieras buscar respuestas a los componentes mentales del dolor en lugar de sólo el lado físico, dice Fine.

Poner la mente a trabajar

"La mayoría de las personas con dolor crónico nunca se 'curan' [de su dolor], y eso es algo difícil de decir. Nuestra sociedad nos dice que si tienes dolor, no deberías tenerlo", dice la doctora Beverly Thorn, de la Universidad de Alabama.

Es una psicóloga que trabaja con personas con dolor crónico para ayudarles a encontrar nuevas formas de pensar en él. El cerebro puede ser un poderoso aliado -o enemigo- durante el dolor crónico. Esto se debe a que:

  • Tu cerebro filtra las señales de dolor que provienen de tu cuerpo. Tus pensamientos y emociones juegan un papel en este filtrado. El cerebro puede amortiguar la fuerza de estas señales de dolor o aumentarlas, dice Thorn al médico.

  • Con el tiempo, el cerebro puede volverse más sensible al dolor crónico. Puede reaccionar de forma exagerada incluso a señales de dolor menos intensas.

La terapia cognitivo-conductual (TCC), un enfoque que Thorn utiliza con los pacientes, puede abordar ambas cuestiones, dice. La TCC ayuda a las personas:

Cambiar sus pensamientos relacionados con el dolor.

"Si la idea de un brote de dolor te hace decirte a ti mismo cosas como: 'Seguro que tendré que ir a urgencias', o 'No puedo soportar más esto, esto está arruinando mi vida', realmente puede cavar un agujero para ti", dice Thorn.

El control del dolor implica tomar nota de la autoconversación negativa y sustituir estos pensamientos por opciones objetivas y positivas, como centrarse en las partes buenas de tu vida.

Cambiar sus comportamientos.

"Cuando tienen un brote de dolor, muchas personas se van a la cama, se tapan con las sábanas y se retraen. Esto les hace más susceptibles al dolor, y puede hacer que se depriman", dice Thorn. La TCC puede ayudar a las personas a seguir sus rutinas habituales incluso durante las crisis.

Un psicólogo también puede ayudar a afrontar el dolor con una técnica relacionada: la atención plena. En lugar de reaccionar cuando el dolor acapara tu atención, la atención plena implica observar el dolor con una actitud neutral. "Cuando esa reacción ya no está ahí, el dolor es más fácil de manejar", dice Thorn. "Lo que la gente empieza a comprender es que hay mucha variabilidad en su dolor. Si realmente prestan atención a sus experiencias momento a momento, se dan cuenta de que a veces no tienen dolor."

Buscar otras alternativas

Los tratamientos no convencionales también pueden tener éxito cuando la medicación no ofrece la respuesta.

El doctor Lawrence Taw, del Centro de Medicina Este-Oeste de la UCLA, suele atender a personas con enfermedades autoinmunes, algunas de las cuales pueden causar dolor crónico, como el lupus y la esclerosis múltiple.

Algunas personas buscan enfoques médicos complementarios porque los medicamentos no han funcionado. Otros sólo quieren soluciones naturales. "Prefiero no pensar en esto como una opción médica de último recurso. Creo que es importante considerar el uso de estas terapias en una fase más temprana del tratamiento, o junto con la medicina convencional", dice Taw al médico.

Estos proveedores suelen desarrollar enfoques específicos para las necesidades de cada persona, dice Taw. Las opciones pueden incluir:

  • Hierbas y suplementos.

    Las hierbas jengibre y cúrcuma pueden reducir la inflamación, por ejemplo. Informa siempre a tu médico de cualquier suplemento que tomes, aunque sea "natural", para que éste pueda vigilar cualquier problema y tenga un registro completo de lo que has probado.

  • Acupuntura y acupresión.

    Las encuestas han revelado que las afecciones dolorosas -entre ellas el dolor de espalda y cuello y los dolores de cabeza- son algunas de las razones más comunes por las que la gente recurre a la acupuntura. La acupresión es un tratamiento relacionado que utiliza la presión focalizada para estimular ciertos puntos del cuerpo en lugar de las finas agujas utilizadas en la acupuntura.

  • Tratamientos tópicos.

    Entre ellos se encuentran las friegas de mentol, la crema de capsaicina (para el dolor articular) y la crema de árnica.

En la actualidad, Carla Ulbrich trabaja como conferenciante, autora y músico que anima al público a abordar sus problemas de salud con sentido del humor.

Dice que sus estrategias para aliviar el dolor la han dejado "bastante feliz y sin mucho dolor. Tengo medicación si la necesito, no estoy en contra de ella. Pero quiero controlarlo sin medicación si puedo".

Fine afirma haber recibido honorarios de consultoría de varias empresas farmacéuticas en el último año.

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