Síndrome de dolor regional complejo (síndrome de distrofia simpática refleja)

El síndrome de dolor regional complejo (SDRC), también llamado síndrome de distrofia simpática refleja, es una afección de dolor crónico en la que se envían altos niveles de impulsos nerviosos a una zona afectada. Los expertos creen que el SDRC se produce por una disfunción del sistema nervioso central o periférico.

El SDRC es más frecuente en personas de 20 a 35 años. Es poco frecuente en niños y ancianos. Afecta más a las mujeres que a los hombres.

El SDRC no tiene cura.

Qué causa el síndrome de dolor regional complejo?

Lo más probable es que el SDRC no tenga una única causa, sino que sea el resultado de múltiples causas que producen síntomas similares. Algunas teorías sugieren que los receptores del dolor en la parte del cuerpo afectada se vuelven sensibles a las catecolaminas, un grupo de mensajeros del sistema nervioso. En los casos de SDRC relacionado con lesiones, el síndrome puede estar causado por un desencadenamiento de la respuesta inmunitaria, que puede dar lugar a los síntomas inflamatorios de enrojecimiento, calor e hinchazón en la zona afectada. Por este motivo, se cree que el SDRC puede representar una interrupción del proceso de curación.

La mayoría de las veces aparece después de una lesión. Pero también puede desencadenarse por una infección, un ataque al corazón, un derrame cerebral, un cáncer, problemas de cuello o la presión sobre un nervio.

Cuáles son los síntomas del síndrome de dolor regional complejo?

Los síntomas del SDRC varían en cuanto a su gravedad y duración. Un síntoma del SDRC es el dolor continuo e intenso que empeora en lugar de mejorar con el tiempo. Si el SDRC se produce después de una lesión, puede parecer desproporcionado con respecto a la gravedad de la misma. Incluso en los casos en los que la lesión sólo afecta a un dedo de la mano o del pie, el dolor puede extenderse a todo el brazo o la pierna. En algunos casos, el dolor puede incluso desplazarse a la extremidad opuesta. Otros síntomas del SDRC son:

  • Dolor "quemante"

  • Sensibilidad al tacto o al frío

  • Hinchazón y rigidez en las articulaciones afectadas

  • Incapacidad motora, con disminución de la capacidad de mover la parte del cuerpo afectada

  • Cambios en el patrón de crecimiento de las uñas y el cabello; puede haber un crecimiento rápido del cabello o no haberlo.

  • Cambios en la piel. El SDRC puede implicar cambios en la temperatura de la piel: la piel de una extremidad puede sentirse más caliente o más fría en comparación con la extremidad opuesta. El color de la piel puede volverse manchado, pálido, morado o rojo. La textura de la piel también puede cambiar, volviéndose brillante y fina. Las personas con SDRC pueden tener una piel que a veces es excesivamente sudorosa.

El SDRC puede verse potenciado por el estrés emocional.

Los efectos del síndrome de dolor regional complejo pueden agravarse con el tiempo. Por eso, cuanto antes descubras si lo tienes, mejor.

Cómo se diagnostica el síndrome de dolor regional complejo?

No existe una prueba diagnóstica específica para el SDRC, pero algunas pruebas pueden descartar otras afecciones. Pueden utilizarse exploraciones óseas de triple fase para identificar cambios en el hueso y en la circulación sanguínea. Algunos profesionales sanitarios pueden aplicar un estímulo (por ejemplo, calor, tacto, frío) para determinar si hay dolor en una zona específica.

Hacer un diagnóstico firme del SDRC puede ser difícil al principio del curso del trastorno, cuando los síntomas son escasos o leves. El SDRC se diagnostica principalmente mediante la observación de los siguientes síntomas:

  • La presencia de una lesión inicial

  • Una cantidad de dolor superior a la esperada por una lesión

  • Un cambio en la apariencia de una zona afectada

  • Ninguna otra causa de dolor o alteración del aspecto

Cómo se trata el síndrome de dolor regional complejo?

Dado que no hay cura para el SDRC, el objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas dolorosos asociados al trastorno. Las terapias utilizadas incluyen la psicoterapia, la fisioterapia y el tratamiento farmacológico, como los analgésicos tópicos, los narcóticos, los corticoesteroides, los medicamentos para la osteoporosis, los antidepresivos y los anticonvulsivos.

Otros tratamientos son:

  • Bloqueos nerviosos simpáticos: Estos bloqueos, que se realizan de diversas maneras, pueden proporcionar un alivio significativo del dolor en algunas personas. Un tipo de bloqueo consiste en colocar un anestésico junto a la columna vertebral para bloquear directamente los nervios simpáticos.

  • Simpatectomía quirúrgica: Esta controvertida técnica destruye los nervios implicados en el SDRC. Algunos expertos creen que tiene un resultado favorable, mientras que otros consideran que empeora el SDRC. La técnica debe considerarse sólo para las personas cuyo dolor se alivia de forma drástica pero temporal mediante bloqueos simpáticos selectivos.

  • Bombas de fármacos intratecales: Se utilizan bombas y catéteres implantados para enviar medicamentos analgésicos al líquido cefalorraquídeo.

  • Estimulación de la médula espinal: Esta técnica, en la que se colocan electrodos junto a la médula espinal, ofrece alivio a muchas personas con la enfermedad.

Cómo es la recuperación?

Si el tratamiento se inicia en los meses siguientes a la aparición de los síntomas, hay muchas posibilidades de que el dolor disminuya o desaparezca. Los niños y los adolescentes suelen tener más suerte.

Mientras trabajas para mejorar, estos pasos pueden ayudarte:

  • Mantén tu rutina diaria habitual en la medida de lo posible.

  • Descansa lo suficiente.

  • No intentes hacer más de lo que tus fuerzas pueden soportar.

  • Busca apoyo en tu familia y amigos.

Hablando de la familia y los amigos, es posible que a algunos de ellos les cueste creer el dolor que sientes. Ese es un problema común en esta enfermedad. Comparte información sobre el síndrome de dolor regional complejo para que puedan entender mejor a qué te enfrentas.

Cómo puedo cuidarme a mí mismo?

El dolor prolongado puede hacer mella en tu mente y tus emociones. Estar deprimido o tener otros problemas psicológicos puede dificultar la recuperación. Así que díselo a tu médico. La terapia, los cambios en el estilo de vida y la medicación pueden ayudar.

Tu médico también debería poder ponerte en contacto con otros profesionales de la salud que puedan ayudarte. Pueden enseñarte técnicas de relajación o meditación, por ejemplo. Y en los grupos de apoyo puedes aprovechar la fuerza de otras personas y compartir la tuya con ellas.

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