Osteoartritis cervical (espondilosis): Síntomas, tratamientos y más

médico proporciona información sobre la artrosis cervical, también conocida como espondilosis cervical, incluyendo las causas, los síntomas y los tratamientos.

La espondilosis cervical también se denomina artrosis cervical. Es una condición que implica cambios en los huesos, discos y articulaciones del cuello. Estos cambios están causados por el desgaste normal del envejecimiento. Con la edad, los discos de la columna cervical se rompen gradualmente, pierden líquido y se vuelven más rígidos. La espondilosis cervical suele producirse en personas de mediana edad y ancianos.

Como resultado de la degeneración de los discos y otros cartílagos, pueden formarse espolones o crecimientos anormales llamados osteofitos en los huesos del cuello. Estos crecimientos anormales pueden causar un estrechamiento del interior de la columna vertebral o en las aberturas por donde salen los nervios espinales, una condición relacionada llamada estenosis espinal cervical.

La espondilosis cervical suele provocar dolor y rigidez en el cuello. Aunque la espondilosis cervical rara vez es progresiva, la cirugía correctiva puede ser útil en casos graves.

Cuáles son los factores de riesgo de la espondilosis cervical?

El envejecimiento es el principal factor de desarrollo de la artrosis cervical (espondilosis cervical). En la mayoría de las personas mayores de 50 años, los discos entre las vértebras se vuelven menos esponjosos y proporcionan menos amortiguación. Los huesos y los ligamentos se vuelven más gruesos, invadiendo el espacio del canal espinal.

Otro factor puede ser una lesión previa en el cuello. Las personas con determinadas ocupaciones o que realizan actividades específicas -como los gimnastas u otros atletas- pueden someter el cuello a una mayor tensión.

Las malas posturas también pueden influir en el desarrollo de los cambios en la columna vertebral que dan lugar a la espondilosis cervical.

Cuáles son los síntomas de la espondilosis cervical?

Los síntomas de la espondilosis cervical incluyen:

  • Rigidez y dolor en el cuello

  • Dolor de cabeza que puede originarse en el cuello

  • Dolor en el hombro o en los brazos

  • Incapacidad para girar completamente la cabeza o doblar el cuello, lo que a veces interfiere con la conducción

  • Ruido o sensación de chirrido al girar el cuello

Entre los síntomas menos comunes o "atípicos" se encuentran el vértigo, el dolor de cabeza, las palpitaciones, las náuseas, las molestias en el abdomen o en el sistema gastrointestinal, los acúfenos, la visión borrosa y los problemas de memoria (hipomnesia). Algunos estudios también muestran que el dolor de cuello crónico por causas como la espondilosis se ha relacionado con una mayor presión arterial.

Los síntomas de la espondilosis cervical tienden a mejorar con el reposo. Los síntomas son más intensos por la mañana y de nuevo al final del día.

Si la espondilosis cervical provoca una presión sobre la médula espinal (estenosis cervical), puede ejercer presión sobre la médula espinal, una afección denominada mielopatía cervical. Los síntomas de la espondilosis cervical con mielopatía incluyen:

  • Hormigueo, entumecimiento y/o debilidad en los brazos, manos, piernas o pies

  • Falta de coordinación y dificultad para caminar

  • Reflejos anormales

  • Espasmos musculares

  • Pérdida de control sobre la vejiga y el intestino (incontinencia)

Otra posible complicación de la espondilosis cervical es la radiculopatía cervical, cuando los espolones óseos presionan los nervios al salir de los huesos de la columna vertebral. El síntoma más frecuente es el dolor que se extiende a uno o ambos brazos.

Cómo se diagnostica la espondilosis cervical?

Por lo general, el médico comenzará preguntándole por los síntomas y haciendo una historia clínica. A esto le seguirá un examen físico del cuerpo, centrado en el cuello, la espalda y los hombros. También es probable que el médico compruebe los reflejos y la fuerza de las manos y los brazos, compruebe la pérdida de sensibilidad y le observe caminar.

Otras pruebas que pueden realizarse son los exámenes de imagen, como las radiografías, la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM). Las resonancias magnéticas utilizan grandes imanes, ondas de radio y un ordenador para obtener las mejores imágenes del cuerpo. También es posible que le remitan a un neurólogo.

Cuáles son los tratamientos para la espondilosis cervical?

En la mayoría de los casos, los tratamientos de la espondilosis cervical son conservadores. Incluyen:

  • Reposo

  • Uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) u otros productos no narcóticos para aliviar el dolor de la inflamación

  • Manipulación quiropráctica que puede ayudar a controlar los episodios de dolor más intenso

  • Usar un collarín cervical para limitar el movimiento y proporcionar apoyo

  • Otras formas de fisioterapia, incluida la aplicación de terapia de calor y frío, tracción o ejercicio

  • Inyección de fármacos (corticosteroides y un anestésico local) en las articulaciones de la columna vertebral o en la zona que la rodea, lo que se conoce como inyección epidural de esteroides o inyección en la articulación facetaria cervical

Cuándo es necesaria la cirugía para la espondilosis cervical?

La espondilosis cervical suele ser una enfermedad crónica (de larga duración). Pero en la mayoría de los casos, no es progresiva. La cirugía sólo es necesaria en casos excepcionales. El objetivo de la cirugía es eliminar la fuente de presión sobre la médula espinal y los nervios. La cirugía también puede incluir la adición de estabilización en forma de implantes o mediante la fusión de las vértebras. Pero la cirugía sólo se considera cuando hay una pérdida grave de función. Por ejemplo, se podría considerar si se produjera una pérdida progresiva de sensibilidad y función en los brazos, las piernas, los pies o los dedos. Cualquier tipo de compresión de la médula espinal puede provocar una discapacidad funcional permanente.

El cirujano puede abordar la columna cervical por delante (anterior) o por detrás (posterior). El abordaje desde la parte delantera puede servir para eliminar los discos y los espolones que causan la presión. El disco puede ser sustituido por un implante. Una cirugía más extensa requiere la extirpación de ambos discos y partes de la vértebra. Estas partes se sustituyen por un injerto óseo o un implante.

Para realizar una laminectomía o una laminoplastia, se puede abordar desde la espalda. En una laminectomía, se extirpan las partes posteriores de las vértebras del cuello: la lámina y las apófisis espinosas. En una laminoplastia, la vértebra se deja en su sitio, pero se corta por un lado. Ambos procedimientos alivian la presión sobre la médula espinal o los nervios.

Como en cualquier intervención quirúrgica, existe el riesgo de infección o de complicaciones con la anestesia. La cirugía suele ir seguida de un programa de rehabilitación.

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