Remedios caseros para controlar la artrosis

La curación empieza en casa. Utilice estos sencillos consejos de estilo de vida para aliviar el dolor de la artrosis.

El mundo no cambiará para adaptarse a su OA, pero usted tiene el control de lo que ocurre en casa. Unos pequeños ajustes en tu rutina diaria pueden suponer una gran diferencia.

Si te duele estar de pie o caminar, prueba a ponerte unos aparatos ortopédicos o unas plantillas. Evitan la presión directa sobre las articulaciones. Pide recomendaciones a tu médico.

Abastece tus cajones con herramientas que faciliten el agarre y la toma de objetos. Un gancho para botones te evita el dolor de los botones de la camisa. Las tijeras con muelle facilitan el corte.

Reorganice los armarios de manera que los objetos más pesados se guarden cerca de la cintura para evitar que se doblen y añadan presión a las rodillas si es ahí donde se localiza su dolor de osteoartritis.

Los brotes de artrosis no esperan a que te pongas de pie. Cuando esté sentado o durmiendo, coloque las almohadas de forma que le proporcionen apoyo al cuello y a la espalda.

Experimente con el calor y el frío. Averigua a cuál responde mejor tu OA y utilízalo para mantener el dolor y la rigidez al mínimo.

Si el calor funciona, pruebe con baños o duchas calientes para hacer circular la sangre alrededor de las articulaciones doloridas. Los veinte minutos con una almohadilla térmica también ayudan, al igual que estos métodos:

Almohadillas térmicas húmedas de la farmacia. Prepara las tuyas propias metiendo un paño húmedo en una bolsa de congelación. Caliéntala en el microondas durante unos segundos, envuélvela en una toalla y aplícala sobre la piel.

Alivia las articulaciones de las manos doloridas. Frótalas con aceite mineral, ponte guantes de goma para lavar los platos y mantenlas bajo el agua caliente del grifo.

Prueba un baño de parafina caliente para las manos y los pies doloridos. Puedes comprar uno en farmacias y tiendas de productos de belleza. Enchufa el baño de parafina para derretir la cera. Esto puede llevar hasta 30 minutos. Sumerge el brazo o el pie varias veces para cubrirlo y envuélvelo con una bolsa de plástico para mantener el calor. Retira la cera después de 20 minutos.

Si tienes un dolor agudo, prueba con algo frío. A diferencia del calor, el frío ralentiza la circulación, reduce la hinchazón y adormece las terminaciones nerviosas que envían señales de dolor al cerebro.

Los baños fríos no son divertidos, pero puede que a tu articulación dolorida le guste uno. Algunas partes del cuerpo, como las manos, los pies, las rodillas o los codos, pueden darse un breve baño en un recipiente con hielo y agua.

Los paquetes de gel helado suelen venir en una funda, lo que les ayuda a rodear la articulación. Puedes fabricar las tuyas propias con una bolsa de plástico con cremallera, dos tazas de agua y un poco de alcohol de quemar. O simplemente utilizar el viejo truco de la bolsa de verduras congeladas. Sea cual sea el método que utilices, pon un límite de tiempo de 20 minutos.

Y no te olvides de las alegrías cotidianas que desvían la atención del dolor. Rodéate de fotos de tus seres queridos, pasa tiempo al sol y escucha música que te haga feliz. Los buenos olores y la comida reconfortante (¡pero no demasiado!) también hacen fluir los jugos positivos.

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