médico explica las causas, los síntomas y el tratamiento de un absceso dental, una infección de la boca, la cara, la mandíbula o la garganta que comienza como una infección dental o una caries.
Un absceso dental, o absceso dental, es una infección de la boca, la cara, la mandíbula o la garganta que comienza como una infección de las encías, una infección dental o una caries. Estas infecciones son comunes en personas con mala salud dental y son el resultado de la falta de atención dental adecuada y oportuna.
Los diferentes tipos de abscesos dentales incluyen:
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Periapical: Es el tipo más común. Se produce cuando las bacterias infectan la pulpa del interior de uno de los dientes.
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Periodontal: Es cuando las bacterias infectan tus encías.
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Gingival: Este tipo suele ser causado por algo que se atasca en tus encías, como una partícula de comida o un diente roto.
Síntomas del absceso dental
Los síntomas de un absceso dental suelen ser:
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Dolor
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Hinchazón
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Enrojecimiento de la boca y la cara
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Un mal sabor de boca
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Sensibilidad a los alimentos o líquidos calientes o fríos
Los síntomas de una infección avanzada pueden incluir:
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Náuseas
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Vómitos
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Fiebre
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Escalofríos
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Diarrea
Otros signos de un absceso podrían incluir, pero no se limitan a:
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Cavidades
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Inflamación de las encías
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Hinchazón de la boca
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Sensibilidad al tacto
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Drenaje de pus
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Dificultad para abrir completamente la boca o para tragar
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Malestar general
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Inflamación de los ganglios del cuello o de la mandíbula superior o inferior (signo muy grave)
Cuándo buscar atención médica para un absceso dental
Si crees que tienes un absceso, llama a tu dentista. Si no puedes contactar con un dentista, acude al servicio de urgencias de un hospital para que te evalúen, especialmente si te sientes mal.
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Si una infección se vuelve tan dolorosa que no se puede controlar con medicamentos sin receta, acude a tu médico o dentista para que te drene.
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Si tiene fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos o diarrea como consecuencia de un absceso dental, acuda a su médico.
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Si tienes un dolor que no puedes soportar, o te cuesta respirar o tragar, busca atención médica de inmediato en urgencias.
Causas del absceso dental
La causa de los abscesos dentales es el crecimiento directo de bacterias desde una cavidad hacia los tejidos blandos y los huesos de la cara y el cuello.
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Las bacterias de una caries pueden extenderse a las encías, la mejilla, la garganta, debajo de la lengua o incluso a los huesos de la mandíbula o la cara. Un absceso dental puede resultar muy doloroso cuando los tejidos se inflaman.
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El pus se acumula en el lugar de la infección y se volverá más doloroso hasta que se rompa y drene por sí mismo o se drene quirúrgicamente.
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A veces la infección puede llegar al punto de que la hinchazón amenaza con bloquear las vías respiratorias, dificultando la respiración. Los abscesos dentales también pueden provocar malestar general, con náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos y sudores.
Un absceso puede formarse cuando un diente infectado no recibe la atención dental adecuada. Una mala higiene bucal (como no cepillarse, usar el hilo dental o enjuagarse correctamente o con la frecuencia suficiente), el tabaco, el alcohol, una dieta inadecuada y ciertas afecciones médicas y medicamentos pueden hacer más probable la formación de caries en los dientes. La infección puede extenderse a las encías y zonas cercanas y convertirse en un doloroso absceso dental.
Diagnóstico del absceso dental
El médico o el dentista a menudo pueden utilizar un examen físico para saber si tiene un absceso drenable. Las radiografías de los dientes pueden ser necesarias para mostrar los pequeños abscesos que están en la parte más profunda del diente.
Tratamiento de los abscesos dentales
Tratamiento en casa
Muchas personas que tienen caries o dolores de muelas pueden tomar AINE, o antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno o naproxeno, o analgésicos como el paracetamol, según sea necesario para aliviar el dolor. Consulte primero a su médico si tiene algún problema médico o si toma algún otro medicamento.
Si un absceso se rompe por sí solo, los enjuagues con agua tibia ayudarán a limpiar la boca y favorecer el drenaje.
Tratamiento médico
El médico puede decidir abrir el absceso y permitir que el pus drene. También se puede drenar a través del diente infectado al inicio de un procedimiento de endodoncia. A menos que el absceso se rompa por sí solo, éstas suelen ser las únicas formas de curar la infección.
A las personas con abscesos dentales se les suelen recetar analgésicos y, a criterio del médico, antibióticos para combatir la infección. Un absceso que se ha extendido al suelo de la boca o al cuello puede necesitar ser drenado en la sala de operaciones bajo anestesia.
Cuidados de seguimiento
Con un absceso dental, como con cualquier otra enfermedad, siga las instrucciones de su médico para los cuidados de seguimiento. Un tratamiento adecuado suele implicar una nueva evaluación, varias visitas o la remisión a un especialista. Coopere con sus médicos siguiendo cuidadosamente las instrucciones para asegurar la mejor salud posible para usted y su familia.
Prevención de un absceso dental
La prevención juega un papel importante en el mantenimiento de una buena salud dental. El cepillado diario y el uso del hilo dental, así como las revisiones dentales periódicas, pueden ayudar a prevenir las caries y los abscesos dentales.
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Recuerde cepillarse, usar el hilo dental y enjuagarse según las indicaciones de su dentista.
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Si la caries se detecta a tiempo y se trata con prontitud, por lo general se pueden corregir las caries que podrían dar lugar a abscesos.
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Evite fumar y no beba demasiado alcohol.
Perspectivas de los abscesos dentales
La recuperación es buena de un pequeño absceso dental, una vez que se ha roto o se ha drenado. Si los síntomas están mejorando, es poco probable que la infección esté empeorando. Necesitarás un seguimiento con tu dentista para reevaluar la infección y cuidar el diente problemático. Por ejemplo, puede ser necesario extraer el diente o realizar un tratamiento de conductos.
Si no se trata, un absceso dental puede extenderse al suelo de la boca o al cuello y amenazar las vías respiratorias y la capacidad de respirar. Esto puede suponer una amenaza para la vida si no se drena adecuadamente.
Una infección no tratada también puede extenderse a la mandíbula u otras partes de la cabeza o el cuello. En algunos casos, puede provocar sepsis, que es una infección grave que se extiende por todo el cuerpo.