Absceso periamigdalino - Síntomas, causas y tratamientos

El médico explica las causas, los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento de un absceso periamigdalino, una infección potencialmente peligrosa que se forma junto a las amígdalas.

El absceso puede causar dolor, hinchazón y, si es grave, obstrucción de la garganta. Si la garganta está obstruida, se dificulta la deglución, el habla e incluso la respiración.

  • Cuando una infección de las amígdalas (conocida como amigdalitis) se extiende y provoca una infección en los tejidos blandos, puede producirse un absceso periamigdalino.

  • Los abscesos periamigdalinos suelen ser poco frecuentes. Cuando se producen, son más probables entre los adultos jóvenes, los adolescentes y los niños mayores.

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Causas de un absceso periamigdalino

Un absceso periamigdalino es, en la mayoría de los casos, una complicación de la amigdalitis. Las bacterias implicadas son similares a las que causan la faringitis estreptocócica.

Las bacterias estreptocócicas suelen causar una infección en el tejido blando que rodea las amígdalas (normalmente sólo en un lado). El tejido es invadido por anaerobios (bacterias que pueden vivir sin oxígeno), que entran a través de las glándulas cercanas.

La infección dental (como las infecciones de las encías, la periodontitis y la gingivitis) puede ser un factor de riesgo. Otros factores de riesgo son:

    • Amigdalitis crónica

    • Mononucleosis infecciosa

    • Fumar

    • Leucemia linfocítica crónica (LLC)

    • Cálculos o depósitos de calcio en las amígdalas (tonsilolitos)

Síntomas de un absceso periamigdalino

El primer síntoma de un absceso periamigdalino suele ser el dolor de garganta. Puede seguir un periodo sin fiebre u otros síntomas mientras se desarrolla el absceso. No es raro que haya un retraso de 2 a 5 días entre el inicio de los síntomas y la formación del absceso.

  • La boca y la garganta pueden mostrar una zona inflamada, normalmente en un lado.

  • La úvula (el pequeño dedo de tejido que cuelga en el centro de la garganta) puede ser empujada desde el lado inflamado de la boca.

  • Los ganglios linfáticos del cuello pueden estar agrandados y sensibles.

  • Pueden observarse otros signos y síntomas:

    • Dolor al tragar

    • Fiebre y escalofríos

    • Espasmos en los músculos de la mandíbula (trismo) y del cuello (tortícolis)

    • Dolor de oído en el mismo lado que el absceso

    • Una voz apagada, a menudo descrita como una voz de "patata caliente" (suena como si tuvieras la boca llena de patatas calientes cuando hablas)

    • Dificultad para tragar la saliva

Cuándo buscar atención médica para un absceso periamigdalino

Comente cualquier dolor de garganta con fiebre u otros síntomas con su médico por teléfono o con una visita a la consulta para ver si tiene un absceso periamigdalino.

Si tiene dolor de garganta y problemas para tragar, dificultad para respirar, dificultad para hablar, babeo o cualquier otro signo de posible obstrucción de las vías respiratorias, debe acudir al servicio de urgencias más cercano.

Exámenes y pruebas para detectar un absceso periamigdalino

Un absceso periamigdalino se suele diagnosticar basándose en los antecedentes y en un examen físico. Un absceso periamigdalino es fácil de diagnosticar cuando es lo suficientemente grande como para verlo. El médico mirará dentro de la boca utilizando una luz y, posiblemente, un depresor lingual. La hinchazón y el enrojecimiento en un lado de la garganta, cerca de la amígdala, sugieren un absceso. El médico también puede presionar suavemente la zona con un dedo enguantado para ver si hay pus de la infección en el interior.

  • Las pruebas de laboratorio y las radiografías no se utilizan con frecuencia. A veces se realiza una radiografía, un TAC o una ecografía, normalmente para asegurarse de que no hay otras enfermedades de las vías respiratorias superiores. Estas enfermedades pueden ser las siguientes:

    • Epiglotitis, una inflamación de la epiglotis (el colgajo de tejido que impide que los alimentos entren en la tráquea)

    • Absceso retrofaríngeo, una bolsa de pus que se forma detrás del tejido blando de la parte posterior de la garganta (como un absceso periamigdalino pero en una localización diferente)

    • Celulitis periamigdalina, una infección del propio tejido blando (se forma un absceso periamigdalino bajo la superficie del tejido)

  • Su médico puede hacerle una prueba de mononucleosis, un virus. Algunos expertos sugieren que la mononucleosis está relacionada con hasta un 20% de los abscesos periamigdalinos.

  • El médico también puede enviar el pus del absceso al laboratorio para poder identificar la bacteria exacta. Aun así, identificar la bacteria rara vez cambia el tratamiento.

Tratamiento y cuidados del absceso periamigdalino en casa

No hay tratamiento casero para el absceso periamigdalino. Llame a su médico para que le dé una cita inmediata para comprobar los síntomas.

Tratamiento médico para un absceso periamigdalino

Si tiene un absceso periamigdalino, la principal preocupación del médico será su respiración y sus vías respiratorias. Si tu vida corre peligro porque tienes la garganta obstruida, el primer paso puede ser introducir una aguja en la bolsa de pus y drenar suficiente líquido para que puedas respirar cómodamente.

Si su vida no corre peligro inmediato, el médico hará todo lo posible para que el procedimiento sea lo menos doloroso posible. Se le inyectará un anestésico local (como en el dentista) en la piel sobre el absceso y, si es necesario, se le administrarán analgésicos y sedantes por vía intravenosa en el brazo. El médico utilizará la succión para evitar que trague pus y sangre.

  • El médico tiene varias opciones para tratarte:

    • La aspiración con aguja consiste en introducir lentamente una aguja en el absceso y extraer el pus en una jeringa.

    • La incisión y el drenaje implican el uso de un bisturí para hacer un pequeño corte en el absceso para que el pus pueda drenar.

    • La amigdalectomía aguda (hacer que un cirujano te extirpe las amígdalas) puede ser necesaria si, por alguna razón, no puedes tolerar un procedimiento de drenaje, o si tienes un historial de amigdalitis frecuentes.

  • Recibirá un antibiótico. La primera dosis puede administrarse por vía intravenosa. La penicilina es el mejor fármaco para este tipo de infección, pero si es alérgico, dígaselo al médico para que se utilice otro antibiótico (otras opciones pueden ser la eritromicina o la clindamicina).

  • Si está sano y el absceso drena bien, puede irse a casa. Si está muy enfermo, no puede tragar o tiene problemas médicos que complican la situación (como la diabetes), puede ser ingresado en el hospital. Los niños pequeños, que suelen necesitar anestesia general para el drenaje, suelen requerir una estancia en el hospital para su observación.

Seguimiento de un absceso periamigdalino

Organice el seguimiento con su médico o con un otorrinolaringólogo después del tratamiento de un absceso periamigdalino. También:

  • Si el absceso empieza a reaparecer, es posible que necesite otro antibiótico o un nuevo drenaje.

  • Si desarrolla un sangrado excesivo o tiene problemas para respirar o tragar, busque atención médica inmediatamente.

Prevención de un absceso periamigdalino

No existe ningún método fiable para prevenir un absceso periamigdalino, aparte de limitar los riesgos: No fumar, mantener una buena higiene dental y tratar rápidamente las infecciones orales.

  • Si desarrolla un absceso periamigdalino, posiblemente pueda prevenir la celulitis periamigdalina tomando un antibiótico. Sin embargo, debe ser vigilado de cerca para detectar la formación de un absceso e incluso puede ser hospitalizado.

  • Si es probable que se forme un absceso (por ejemplo, si tiene amigdalitis con frecuencia), hable con su médico sobre si debe extirparse las amígdalas.

  • Como con cualquier prescripción, debes terminar el curso completo del antibiótico aunque te sientas mejor después de unos días.

Pronóstico de un absceso periamigdalino

Las personas con un absceso periamigdalino no complicado y bien tratado suelen recuperarse totalmente. Si no se padece una amigdalitis crónica (en la que las amígdalas se inflaman con regularidad), la probabilidad de que el absceso vuelva a aparecer es sólo del 10%, y normalmente no es necesario extirpar las amígdalas.

La mayoría de las complicaciones se producen en personas con diabetes, en personas cuyo sistema inmunitario está debilitado (como los enfermos de sida, los receptores de trasplantes que toman medicamentos inmunosupresores o los enfermos de cáncer) o en quienes no reconocen la gravedad de la enfermedad y no buscan atención médica.

Las principales complicaciones de un absceso periamigdalino son:

    • Obstrucción de las vías respiratorias

    • Hemorragia por erosión del absceso en un vaso sanguíneo principal

    • Deshidratación por la dificultad para tragar

    • Infección en los tejidos bajo el esternón

    • Neumonía

    • Meningitis

    • Sepsis (bacterias en el torrente sanguíneo)

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