El médico le ayuda a mantenerse positivo mientras afronta el estrés emocional y los retos físicos de vivir con esclerosis múltiple.
Sin embargo, no tiene por qué impedirte ser feliz. Una actitud positiva puede ser una de las mejores formas de manejar los cambios que la esclerosis múltiple puede provocar. La enfermedad no debería definir quién eres. Sólo supone un reto adicional en tu día a día.
Aquí tienes algunas formas de mantenerte optimista:
Cuida tu mente
Busca ayuda si la necesitas.
Si estás luchando contra el impacto de la enfermedad en tu vida, acude a alguien. A veces, el mero hecho de hablar de lo que te preocupa puede aligerar tu carga mental. También te ayudará a entender y gestionar mejor los numerosos efectos de la EM.
Un profesional de la salud mental puede escuchar lo que te preocupa y elaborar un plan de tratamiento para satisfacer tus necesidades. Algunas terapias te ayudan a recuperar la sensación de control sobre tu vida. Si estás deprimido, los medicamentos también pueden ayudarte a mejorar tu estado de ánimo.
Busca un grupo de apoyo.
Uno de los mejores recursos son otras personas que viven con EM. Los grupos de apoyo te ofrecen un lugar en el que aprender nuevas formas de manejar tu enfermedad y una oportunidad de compartir cómo te sientes con otras personas que entienden cómo es. Siempre ayuda saber que no estás solo.
Considera la posibilidad de recibir asesoramiento.
Si hay un problema que prefieres tratar en un ambiente individual, habla con un consejero o terapeuta. Te sentirás más seguro al hablar de tus sentimientos más delicados o privados sobre la EM y su impacto en tu vida y tus relaciones.
Lleva un diario.
Escribe cómo te sientes. No sólo será una información valiosa para compartir con tu médico, sino que también te ayudará a aprender a expresarte.
Toma el control.
La esclerosis múltiple viene acompañada de mucha incertidumbre, por lo que puede ser útil hacerse cargo de las cosas de tu vida que puedes controlar. Ten en cuenta también algunas de las cuestiones de planificación de tu vida, como las finanzas, el trabajo y la adaptación de tu casa.
Descansa más
Ataja el cansancio. Duerme una siesta si lo necesitas. Pero que sea de menos de 2 horas. Si dura más, es posible que no puedas conciliar el sueño por la noche.
Conciliar el sueño más fácilmente. Escucha música relajante antes de acostarte. Reduce el tiempo de pantalla media hora antes de acostarte. Un mal correo electrónico puede disparar tu estrés. Además, tu cerebro ve la luz azul de tus gadgets como si fuera de día y piensa que necesitas estar despierto.
Mejora tu sueño. Prueba con la meditación, la respiración profunda o el yoga durante el día.
Evita las paradas en boxes. ¿Te despiertas por la noche con necesidad de ir? Sáltate ese vaso de agua antes de acostarte.
Vigila lo que comes y bebes
Aumenta tu energía: En lugar de tres grandes comidas al día, come varias más pequeñas repletas de... nutrientes.
Evite las complicaciones: Come alimentos bajos en grasa y ricos en fibra para ayudar a prevenir las enfermedades del corazón y la diabetes, que empeoran la EM.
Sea amable con su vejiga: Reduce el consumo de café. Aumenta las ganas de ir al baño.
Viaja con seguridad: Mantente hidratado durante las vacaciones, pero ten cuidado con el agua local y los alimentos crudos.
Pon los aparatos a trabajar para ti
Relájate. Coloca un ventilador en tu escritorio para mantenerte fresco mientras trabajas. Ponte un chaleco refrescante cuando salgas a la calle en verano.
Muévete. Utiliza un patinete motorizado para facilitar las compras.
Adapta tu coche. Instala controles manuales en tu coche para poder acelerar y frenar sin usar los pies.
Utiliza la herramienta adecuada para el trabajo. ¿Preparar la comida es una auténtica faena? Utiliza abrelatas eléctricos y tenedores y cuchillos con mangos de fácil agarre.
Camina así. Lleva un calzado ligero y con buena pisada para evitar caídas cuando salgas a pasear.