Consejos para mantenerse seguro al aire libre con EM

No renuncies a tus actividades favoritas al aire libre por culpa de la EM. Las herramientas adecuadas y un poco de planificación pueden hacer que sigas adelante.

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El sol, el aire fresco, las hermosas vistas... hay mucho que amar del aire libre. Y hay muchas maneras de disfrutarlo, desde el senderismo en la montaña hasta la jardinería en el jardín. No tienes que renunciar a ello por culpa de la esclerosis múltiple. Un poco de planificación y las herramientas adecuadas pueden ayudarte a disfrutar mientras te mantienes seguro y cómodo.

Ir a la piscina

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La natación y los ejercicios aeróbicos acuáticos son excelentes ejercicios para las personas con EM. El agua sostiene tu cuerpo y facilita el movimiento. También proporciona resistencia, lo que fortalecerá tus músculos. Además, es mucho menos probable que te sobrecalientes cuando tu ritmo cardíaco empiece a subir. Si la piscina está climatizada, comprueba la temperatura para asegurarte de que no está demasiado caliente. Lo ideal es una temperatura de entre 80 y 84 grados.

Mejore o modifique su bicicleta

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¿Te gusta el ciclismo? No lo dejes por la esclerosis múltiple. Prueba a cambiar a una bicicleta reclinada de tres ruedas o a una handbike para tener más estabilidad. Puedes pedirlas con características especiales como respaldos y correas para las piernas, según tus necesidades. Otra opción: Modificar tu bicicleta actual con elementos como pinzas para los dedos de los pies, que son útiles si tus pies tienden a entumecerse y resbalar de los pedales.

Cabalgar por los alrededores

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Disfruta del buen tiempo y de los bellos paisajes en un tranquilo paseo a caballo. La equitación suave es divertida y relajante, y puede mejorar tu fuerza y equilibrio. Además, algunos programas de equitación están diseñados como terapia para personas con problemas de movimiento. Puedes buscar un centro cercano a ti a través de Path International o The American Hippotherapy Association.

Mezclarlo todo

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Es una buena idea dirigirse a diferentes partes del cuerpo con distintos ejercicios. Te desafía y mantiene tus músculos tonificados de manera uniforme. Así que prueba algo nuevo. Si siempre vas a caminar, por ejemplo, toma una clase de yoga al aire libre de vez en cuando. Otro beneficio de la variedad de ejercicios: Una revisión de 45 estudios descubrió que el entrenamiento físico mixto funcionaba especialmente bien contra la fatiga relacionada con la EM.

Lleva a un compañero

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Un amigo que pueda acompañarte en una actividad al aire libre significa que tendrás una mano extra si empiezas a sentirte inseguro sobre tus pies o te golpea la fatiga. También puede estar pendiente de ti durante el ejercicio para asegurarse de que te sientes bien. Además, es más divertido tener compañía, y será menos probable que canceles tus planes al aire libre para refrescarte en el sofá.

Traza tu ruta

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Para actividades como el senderismo y el ciclismo, asegúrate de trazar el terreno antes de salir a la calle. Sabrás exactamente a dónde vas, cuántos kilómetros vas a recorrer y cuánto tiempo te va a llevar. También puedes tomar nota de dónde se encuentran las paradas de descanso y, lo más importante, los baños. En la mayoría de los parques nacionales y estatales, puede elegir entre senderos accesibles con menos pendientes y caminos más suaves.

Mantén la calma

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Un aumento de la temperatura corporal, aunque sea de un cuarto de grado, puede empeorar los síntomas de la EM. Así que planea salir al exterior en las horas más frescas del día. Mientras esté fuera, un chaleco refrigerante también puede ayudar. Funcionan con pilas o pueden utilizar paquetes de gel para mantener la temperatura baja cuando estás activo. También puedes probar a ponerte cintas en la cabeza o en el cuello para refrescarte. Incluso una botella de agua en spray puede ayudarte a combatir el calor.

Elige el calzado adecuado

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Ya sea en un terreno rocoso o en una pista lisa, tu calzado debe darte una estabilidad extra y ayudarte con problemas como el entumecimiento de los pies. Busca un par que sea ligero (para que te cueste menos esfuerzo levantarte del suelo), que tenga un talón ancho (para dar apoyo y equilibrio) y que tenga suficiente espacio para las plantillas ortopédicas o las férulas, si las utilizas. Tu médico o fisioterapeuta puede indicarte buenas marcas.

Proteja sus andadores de la arena

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¿Vas a la playa? Si utilizas ayudas para caminar, como muletas o bastones, puedes comprar unas puntas especiales que se adhieren a la parte inferior y te ayudan a moverte más fácilmente sin hundirte en la arena. Algunas playas también te permiten alquilar una silla de ruedas de playa, que tiene ruedas grandes y más anchas diseñadas para desplazarse por la orilla sin atascarse. Investiga tus opciones antes de ir, y mira si puedes reservar una con antelación.

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