ELA vs. EM: La diferencia entre la enfermedad de Lou Gehrig y la EM

¿Sabes en qué se diferencian la ELA y la EM? El médico explica estas dos enfermedades.

Ambas:

  • Afectan a los músculos y a la capacidad de mover el cuerpo

  • Atacar tu cerebro y tu médula espinal

  • Tienen esclerosis en su nombre

  • Causan cicatrices o endurecimiento alrededor de las células nerviosas

Sin embargo, tienen algunas diferencias clave. La EM es una enfermedad autoinmune que hace que el cuerpo se ataque a sí mismo. La ELA, también llamada enfermedad de Lou Gehrigs, es un trastorno del sistema nervioso que desgasta las células nerviosas del cerebro y la médula espinal. Ambas se tratan de forma diferente.

Las enfermedades y tus células nerviosas

"Esclerosis" viene de la palabra griega que significa cicatriz. Tanto la ELA como la EM provocan la cicatrización de la cubierta de las fibras nerviosas. Pero el proceso de cómo ocurre es diferente para cada una.

Las células nerviosas del cuerpo están envueltas en finas cubiertas llamadas vainas de mielina. Protegen estas células, de forma similar a como el aislamiento protege los cables eléctricos.

Cuando se padece EM, el organismo ataca las vainas de mielina del cerebro y la médula espinal.

Cuando las vainas de mielina están dañadas, las señales del cerebro a otras partes del cuerpo se cortocircuitan.

La ELA destruye las células nerviosas del cerebro y la médula espinal. Estas células, llamadas neuronas motoras, son las encargadas de los músculos voluntarios de los brazos, las piernas, la cara y el diafragma para respirar.

Pierdes el control de tus funciones motoras y, a medida que las motoneuronas se descomponen, las vainas de mielina se endurecen.

Síntomas y pronóstico

En sus primeras fases, algunos de los síntomas de la ELA pueden ser similares a los de la EM. Estos incluyen:

  • Músculos rígidos y débiles

  • Espasmos o contracciones musculares

  • Fatiga

  • Problemas para caminar

Si tienes estos síntomas, no intentes adivinar lo que está pasando. Acude a un médico y obtén un diagnóstico.

A medida que la ELA ataca los nervios que se encargan del movimiento, los síntomas empeoran.

En las últimas fases de la enfermedad, puede tener:

  • Dificultad para hablar

  • Problemas para respirar

  • Problemas para tragar

  • Una incapacidad para moverse (parálisis)

La mayoría de las personas con ELA viven 5 años o menos después de su diagnóstico, pero algunas viven mucho más tiempo. Se está investigando para encontrar tratamientos que prolonguen y mejoren la calidad de vida.

En el caso de la EM, el curso de la enfermedad es más difícil de predecir. Los síntomas pueden ir y venir, e incluso pueden desaparecer durante meses o años.

A diferencia de la ELA, que sólo afecta a los nervios implicados en el movimiento, la EM también puede afectar a su:

  • Los sentidos: el gusto, el olfato, el tacto y la vista.

  • Control de la vejiga

  • Salud mental y emocional

  • Sensibilidad a la temperatura

Debido a las complicaciones relacionadas con la enfermedad, la esperanza de vida de alguien con EM es de unos 7 años menos que la de alguien sin ella, según sugiere la investigación.

Más diferencias

La EM se diagnostica antes en la vida que la ELA.

  • Suele descubrirse entre los 20 y los 40 años.

  • La ELA suele diagnosticarse entre los 40 y los 70 años.

Afectan de forma diferente a los géneros.

  • Hay más mujeres que hombres que padecen EM.

  • La ELA es más frecuente en los hombres.

La EM es más común en los caucásicos.

La ELA afecta a todos los grupos étnicos por igual.

La ELA se puede heredar, pero la EM no.

  • Hasta un 10% de los casos de ELA se transmiten directamente a través de los genes.

  • No ocurre lo mismo con la esclerosis múltiple. Pero si tu madre, tu padre o tu hermano tienen esclerosis múltiple, tienes un mayor riesgo de contraer la enfermedad.

En Estados Unidos hay más personas con EM que con ELA.

  • Se calcula que entre 12.000 y 30.000 personas padecen ELA en todo el país.

  • Aproximadamente 1 millón de personas... viven con EM.

No hay cura para ninguna de las dos afecciones, pero los tratamientos pueden ayudar a ralentizar ambas enfermedades. Los cambios en el estilo de vida pueden ayudarte a controlar los síntomas y mejorar también tu calidad de vida.

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