Cuando te enteras de que padeces esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR), es posible que amigos y familiares bienintencionados te transmitan información errónea sobre tu enfermedad. Asegúrate de conocer los hechos y de mantenerte alejado de los muchos mitos que rodean a la enfermedad.
Mito: La EMR es hereditaria
Aunque parece que hay genes que pueden aumentar la probabilidad de padecer EM remitente-recurrente, no es una enfermedad hereditaria que pueda transmitirse directamente de padres a hijos.
Hay otras cosas que tienen que ocurrir, aunque los expertos todavía no las entienden del todo, para que alguien tenga EM. Por lo tanto, si usted tiene EMRR, la probabilidad de que su hijo también la padezca es pequeña.
Mito: la EMRR suele causar parálisis
Con los tratamientos cada vez mejores disponibles, la mayoría de las personas con EM son capaces de caminar y realizar sus actividades normales durante décadas o más.
Algunas personas pueden llegar a necesitar un dispositivo de ayuda, como un bastón, un andador o una silla de ruedas, para evitar la fatiga o mantenerse en movimiento.
Mito: el RMMS es contagioso
No se puede contagiar la EM... como se contagia un resfriado, ni contagiar a otra persona. Aunque la causa exacta de la EM no está clara, los expertos saben que proviene de alguna combinación de genes y desencadenantes.
Algunos de los supuestos desencadenantes tienen que ver con cosas del entorno (la EM es menos frecuente en zonas muy soleadas) y con los virus.
Mito: una dieta especial puede prevenir los brotes
Es posible que hayas leído sobre dietas especiales que se recomiendan para "tratar" tu EM, pero no hay ninguna investigación que demuestre que un tipo particular de plan de comidas prevenga brotes o trate tus síntomas.
Céntrese en cambio en llevar una dieta baja en grasas y rica en fibra, que es en realidad la misma dieta recomendada para la mayoría de las personas. Consumir grasas ricas en ácidos grasos omega-3 procedentes del pescado y los frutos secos es también una mejor opción que las grasas animales, que son grasas saturadas.
Sin embargo, consumir muy pocas vitaminas y minerales puede empeorar los síntomas, por lo que una dieta centrada en alimentos integrales y menos alimentos procesados es una buena idea?
Mito: No debes hacer ejercicio
El ejercicio puede desempeñar un papel importante para mantenerse fuerte y con movilidad cuando se vive con EM.
Las investigaciones demuestran que el ejercicio puede disminuir los síntomas, e incluso ayudar en aspectos como el control de la vejiga y los intestinos.
Los mejores ejercicios para las personas con EM son las actividades aeróbicas que aumentan el ritmo cardíaco, como caminar o nadar, los estiramientos diarios y el entrenamiento de fuerza.
Es importante asegurarse de beber suficiente agua durante y después de los entrenamientos, ya que el sobrecalentamiento o la deshidratación pueden empeorar temporalmente los síntomas.
Mito: no hay que quedarse embarazada
Tener EM no tiene por qué afectar a tu decisión de tener un bebé. La EM no dificulta que te quedes embarazada, y algunas mujeres descubren que sus síntomas de EM mejoran de hecho durante el embarazo.
Pero hay algunas cosas que debes saber y discutir con tu médico. Muchos medicamentos para la EM no son seguros durante el embarazo, lo que puede significar que tengas que cambiar o dejar de tomar los medicamentos antes de intentar quedarte embarazada.
Algunas mujeres sufren brotes de su enfermedad entre los 3 y 6 meses posteriores al parto. Y tener EM puede aumentar la posibilidad de que tu bebé nazca con un peso inferior a la media.
Además, el parto vaginal puede ser difícil si tienes problemas de control muscular o nervioso en la zona de la pelvis. Esto puede explicar por qué las mujeres con EM tienen una probabilidad ligeramente mayor de dar a luz por cesárea.