Mitos y realidades sobre la esclerosis múltiple

Aprenda a distinguir la realidad de la ficción sobre cómo controlar la esclerosis múltiple (EM). De este modo, las ideas falsas no le impondrán restricciones en su vida sin razón alguna ni le impedirán probar tratamientos útiles.

Así que tómate unos minutos para separar la realidad de la ficción. De este modo, las ideas falsas no te limitarán la vida sin razón alguna ni te impedirán probar tratamientos útiles.

Mito: Si los síntomas no son un problema, no necesitas tratamiento.

En la actualidad, los expertos sugieren que la mayoría de las personas con EM -incluso en fases tempranas- consideren recibir tratamiento de inmediato.

Los fármacos modificadores de la enfermedad pueden reducir el número de ataques y hacerlos menos graves. También pueden ralentizar la enfermedad. En muchos casos, cuanto antes se empiece a tomarlos, mejor se controlará la EM a largo plazo.

Mito: las personas con EM acaban en silla de ruedas.

Al menos tres de cada cuatro personas con EM nunca pierden la capacidad de caminar. Aunque algunas personas de ese grupo pueden necesitar ayuda con una muleta o un bastón, nunca tienen problemas de movimiento que las postren en la cama o en una silla de ruedas de forma permanente.

Algunos expertos creen que esas probabilidades son incluso mayores. Muchos estudios sobre la discapacidad a largo plazo se realizaron antes de que las personas utilizaran fármacos modificadores de la enfermedad.

Mito: la EM es una enfermedad de personas mayores.

En realidad, es más frecuente en personas jóvenes: de 20 a 50 años. Pero puede afectar a personas de cualquier edad, desde niños pequeños hasta adultos mayores.

También es mucho más común en las mujeres que en los hombres. Los expertos creen que las hormonas pueden desempeñar un papel.

Mito: No es seguro que las mujeres con EM se queden embarazadas.

Si quieres tener un bebé, no dejes que la esclerosis múltiple se interponga en tu camino. Los estudios demuestran que la enfermedad no influye en tus posibilidades de quedarte embarazada ni de tener problemas durante el embarazo. Y no habrá ningún impacto en la salud de tu bebé.

Cuando estés embarazada, es probable que los síntomas de la EM mejoren, especialmente durante el segundo y el tercer trimestre. Después de dar a luz, las probabilidades de sufrir un brote son mayores durante unos 3 a 6 meses.

El embarazo no tiene un impacto a largo plazo en la forma en que la EM afecta a tu salud. Dicho esto, habla con tu médico antes de intentar quedarte embarazada. Puede que necesites algunos cuidados adicionales y cambios en tu medicación.

Mito: Si tengo hijos, ellos también tendrán EM.

Las probabilidades de que tus hijos contraigan la enfermedad son un poco más altas que la media, pero siguen siendo muy bajas. Míralo de esta manera: De cada 100 niños nacidos de padres con esclerosis múltiple, sólo unos tres la padecerán. Eso significa que 97 no la padecerán.

Aunque los genes desempeñan algún papel en la esclerosis múltiple, la enfermedad no se transmite directamente de padres a hijos. Parece que algunos genes pueden aumentar las posibilidades de padecer esclerosis múltiple, pero hay otros factores desencadenantes de la enfermedad que aún no comprendemos del todo.

Mito: El ejercicio no es seguro si se tiene EM.

La verdad es que mantenerse activo es esencial si se tiene EM. Puede ayudar a aliviar los síntomas, mejorar la fuerza y el equilibrio y reducir las posibilidades de sufrir otros problemas de salud.

Consulta a tu médico antes de empezar a hacer ejercicio. Esforzarse demasiado puede desencadenar la fatiga, y sobrecalentarse mientras se hace ejercicio puede empeorar los síntomas. Habla con un fisioterapeuta para establecer una rutina segura.

Mito: El estrés es peligroso para las personas con EM.

Estresarse no es algo bueno para nadie. Pero no hay pruebas sólidas de que el estrés normal y cotidiano sea arriesgado para las personas con esclerosis múltiple.

Así que cuídate, pero no sientas que tienes que rechazar oportunidades porque puedan ser estresantes. Si evitas los retos y te sobreproteges, puedes empezar a sentirte aislado e inquieto.

Mito: las personas con EM no pueden trabajar.

No llegues a la conclusión de que tienes que dejar tu trabajo sólo porque te hayan diagnosticado esclerosis múltiple. Claro que algunas personas con la enfermedad acaban decidiendo cambiar de profesión. Pero muchas personas no lo hacen y siguen trabajando durante décadas.

El trabajo suele ser importante para nuestro sentido de la independencia, así que tómate tu tiempo antes de tomar cualquier decisión importante sobre tu carrera. Si sus síntomas le dificultan el trabajo en este momento, recuerde que pueden cambiar o desaparecer con el tiempo.

También puedes colaborar con tu médico y con tu empleador para encontrar formas de adaptar tu trabajo para sortear las barreras. Investiga tus opciones y mantente abierto a soluciones creativas.

Mito: la esclerosis múltiple es mortal.

La EM puede ser una enfermedad de por vida, pero no es mortal. Y las personas con EM suelen vivir mucho tiempo. Un amplio estudio reveló que, por término medio, los enfermos de esclerosis múltiple vivían hasta los 76 años, siete menos que los que no la padecían.

Es posible que esa diferencia siga reduciéndose con el tiempo. Aunque las complicaciones graves de la esclerosis múltiple avanzada pueden poner en peligro la vida, ahora sabemos que se pueden prevenir muchas de ellas con un buen tratamiento y un estilo de vida saludable.

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