Obtenga más información sobre el mejor momento para meditar, incluidos los pros, los contras, los riesgos y los beneficios, y cómo puede afectar a la salud.
¿Debe meditar por la mañana, antes de empezar el día, o por la noche, antes de acostarse? Sigue leyendo para saber cuál es el mejor momento para meditar y para conocer algunos consejos que te permitirán sacar el máximo partido a tu práctica de meditación, sea cual sea el momento en que la realices...
Cuándo es el mejor momento del día para meditar?
En última instancia, no importa cuándo medites. Escoge una hora que te funcione y cíñete a ella. No importa la hora que elijas, meditar a la misma hora todos los días te ayudará a convertirlo en un hábito. Aquí tienes algunos consejos para empezar:?
A primera hora de la mañana. Hay mucho que decir sobre meditar al levantarse. Al meditar antes de tener que lidiar con las responsabilidades familiares y laborales, puedes establecer un tono positivo para el resto del día. Incluso si no puedes realizar una sesión completa por la mañana, obtendrás beneficios al concentrarte en una respiración profunda y lenta durante sólo 5 minutos antes de hacer cualquier otra cosa.
Durante la jornada laboral. Si puedes reservar algo de tiempo durante la hora de la comida, la mitad del día puede ser un buen momento para meditar. Puedes volver a concentrarte y potenciar tu estado de ánimo y tu atención para el resto de la jornada laboral. Una pausa a mediodía también puede ayudarte a lidiar con situaciones difíciles y con compañeros que, de otro modo, podrían dejarte descolocado...
Después del trabajo. Meditar después del trabajo puede ayudarte a establecer un límite firme entre la casa y la oficina. Puede volver a centrar tu atención en la vida doméstica para no dejar que los pensamientos sobre el trabajo se inmiscuyan en tu tiempo libre...
Cómo sacar el máximo partido a tu práctica de la meditación
Para aprovechar al máximo tu práctica de meditación:
Encuentra una posición cómoda. No necesitas comprar un cojín especial para meditar, pero debes encontrar una posición cómoda. Puedes meditar sentado, tumbado o incluso moviéndote, pero debes ser capaz de relajarte en cualquier posición que elijas...
Elige un lugar tranquilo. Cuando empieces a meditar, te será más fácil concentrarte si no tienes distracciones como teléfonos móviles, ruidos fuertes o niños. Con el tiempo, podrás meditar en un entorno caótico, pero ponte las cosas fáciles cuando empieces. ?
Concéntrate en tu respiración. Para ayudar a aquietar tu mente, empieza por centrarte en tu respiración. Ralentiza tu respiración y cuenta mientras inhalas y exhalas. Esto te ayudará a calmar tu mente y te dará algo en lo que centrarte además de los pensamientos intrusivos.
Ten la mente abierta. La meditación puede ser difícil, y a veces puedes sentir que estás fallando. Es importante mantener una actitud compasiva y de aceptación hacia ti mismo. Intenta interrumpir cualquier pensamiento crítico respirando profundamente y dejando de lado tus expectativas.
Cómo sacar tiempo para la meditación
No es necesario meditar durante horas todos los días para obtener sus beneficios. Si no tienes un gran bloque de tiempo para reservar, puedes encajar la meditación en los momentos cotidianos. A lo largo del día, prueba algunas de estas técnicas:?
Escanea tu cuerpo. Empieza por la parte superior de tu cuerpo y centra tu atención en la cabeza. Presta mucha atención a las sensaciones que sientes. Desciende por el cuerpo, centímetro a centímetro, para ver si sientes cada parte mientras te concentras en ella. Observa cualquier sensación que surja sin juzgarla.
Meditación a pie. Si tiendes a tener sueño cuando intentas meditar, puedes beneficiarte de una meditación caminando. También es una forma saludable de combinar el aire fresco y el ejercicio con la relajación. Durante el paseo, baja la velocidad y concéntrate en el movimiento de tus piernas y pies. Fíjate en lo que hacen tus piernas y pies, y repite palabras de acción al hacerlo, como "levantar", "mover" y "pisar".
Meditación de atención plena. Para hacer una breve meditación de atención plena, elige algo en lo que concentrarte. Puede ser una palabra, un sonido o tu respiración. Repítelo en voz alta o para ti mismo mientras inhalas o exhalas. Relájate y déjate llevar mientras centras tu atención en el sonido o la respiración. Cuando tu mente se desvíe, vuelve a centrarte en ella con suavidad.