En la primera parte de esta serie de dos partes, analizamos las píldoras y pociones que prometen agudizar la memoria. En la segunda parte, mostramos por qué ejercitar la mente y el cuerpo no sólo potencia la memoria, sino que ayuda a pensar con rapidez.
Los potenciadores del cerebro: Segunda parte
Descubre por qué ejercitar la mente y el cuerpo no sólo potencia la memoria sino que te ayuda a pensar rápido.
De los archivos del médico
En la primera parte de esta serie de dos partes, analizamos las píldoras y pociones que prometen agudizar la memoria. En la segunda parte, mostramos por qué ejercitar la mente y el cuerpo no sólo potencia la memoria sino que ayuda a pensar con rapidez.
En el Baylor College of Medicine, el neurólogo John Stirling Meyer está demasiado ocupado para preocuparse de si su memoria es tan aguda como antes.
A sus 73 años, Meyer dirige un importante laboratorio de investigación cerebrovascular, trata a pacientes y supervisa estudios científicos en los que participan más de 15.000 voluntarios. Cuando no está escribiendo estudios científicos innovadores, está nadando en la piscina de la universidad o jugando una o dos rondas de golf. Ese torbellino de actividad, cree Meyer, es la mejor receta que existe para tener una mente aguda y sana.
La gente dice: "Úsalo o piérdelo" sobre el cuerpo", dice Meyer. "El mismo consejo vale para el cerebro". De hecho, cada vez son más las investigaciones que demuestran que una combinación de actividades mentales y físicas puede proteger la memoria y ayudar a mantenerse alerta.
Físicamente en forma, mentalmente ágil
Los investigadores saben desde hace tiempo que la velocidad de procesamiento del cerebro disminuye gradualmente a medida que envejecemos. Entre los 25 y los 55 años, es probable que perdamos alrededor del 25% de nuestras sinapsis, las conexiones que transmiten mensajes de neurona a neurona.
"Con la edad, muchas personas empiezan a tener problemas para recordar nombres o números", dice Meyer. "La memoria está ahí. Sólo que la gente tarda más en recuperarla".
Mantenerse físicamente en forma puede evitar al menos algunos de los efectos de la edad en el cerebro. En el número de mayo de 1990 de la revista Neurobiology and Aging, el neurobiólogo Robert Dustman demostró que las personas con una buena condición física tenían picos y valles más pronunciados en las ondas cerebrales asociadas al estado de alerta, lo que indica que eran más capaces de evitar las distracciones y centrar su atención. En la vida real, eso puede significar que se les ocurra un nombre olvidado más rápidamente o que salgan del peligro ante un coche que se aproxima.
Los dos factores que mejor predicen el rendimiento de una persona mayor en las pruebas de procesamiento de la información son los físicos, afirma Waneen Spirduso, director del Instituto de Gerontología de la Universidad de Texas en Austin. El número de años que la persona ha hecho ejercicio y su capacidad aeróbica actual parecen ser lo más importante.
¿Por qué la capacidad aeróbica es importante para el cerebro? El ejercicio mantiene el corazón fuerte y los vasos sanguíneos abiertos, lo que a su vez garantiza que las células cerebrales reciban todos los nutrientes que necesitan para rendir al máximo. Esto es de vital importancia para el funcionamiento del cerebro.
Aunque las neuronas sólo representan el 2% del peso corporal total, utilizan una cuarta parte de toda la glucosa y el oxígeno que ingiere el cuerpo. Un entrenamiento vigoroso también activa partes del cerebro relacionadas con el movimiento y el equilibrio, lo que puede mantener fuertes las conexiones neuronales.
Desafiando al cerebro
Pero otras investigaciones sugieren que la gimnasia mental es tan importante como la física para preservar la capacidad cerebral. Para demostrarlo, Meyer siguió durante tres años a 90 personas que acababan de llegar a la jubilación. En el Journal of the American Geriatric Society de febrero de 1990, informó de que el flujo sanguíneo en el cerebro había disminuido significativamente en las personas que se retiraron a sus sillones. Entre los que seguían trabajando o perseguían nuevos intereses, el flujo sanguíneo cerebral se mantenía fuerte y saludable.
Otros experimentos recientes han sugerido que -en contra de lo que los biólogos han creído durante mucho tiempo- las células cerebrales pueden reproducirse. Pero, ¿puede el ejercicio mental conseguirlo? Tal vez. En el número de julio de 1998 de la revista Neuroscience, los investigadores informaron de que, cuando se exigía a las ratas que aprendieran a recorrer un complicado laberinto acuático, partes de sus cerebros asociadas a la memoria producían un tipo de sustancia química que hace que las células se multipliquen.
¿Cuál es la mejor manera de mantener la mente ocupada? El doctor Robert Goldman, autor de Brain Fitness, cree que abordar tareas desconocidas o nuevas formas de pensar puede ayudar a desarrollar conexiones cerebrales infrautilizadas. Entre sus sugerencias:
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Practicar juegos de palabras como los crucigramas y los acrósticos.
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Memorizar poemas favoritos o pasajes famosos como el Discurso de Gettysburg.
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Lee libros o artículos desafiantes que te animen a ampliar tus intereses.
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Practica la otra mano. Si eres diestro, intenta lavarte los dientes o escribir la lista de la compra con la mano izquierda.
Pero no hace falta recurrir a trucos de salón para mantener el cerebro ejercitado. Meyer está convencido de que cualquier actividad que requiera que pienses y te concentres -desde llevar un diario o aprender un nuevo idioma hasta tomar clases de música- supondrá un reto para tu cerebro. Y su cerebro prosperará con el desafío.