El cambio de presión en el cerebro por exceso de líquido -o por defecto- puede provocar dolores de cabeza. Analizamos los dolores de cabeza de alta y baja presión, cómo distinguirlos y qué se puede hacer con ellos.
Si tiene dolores de cabeza con regularidad, es importante que trabaje con su médico para descubrir la causa y averiguar cómo tratarla. Esto no siempre es fácil, ya que los dolores de cabeza pueden estar causados por muchas cosas, desde comer un helado demasiado rápido hasta un ataque de apoplejía, pasando por muchas otras enfermedades graves.
Hay dos tipos de dolores de cabeza causados por un cambio de presión dentro del cráneo: Las cefaleas de baja presión (su médico puede llamarlas hipotensión intracraneal espontánea, o SIH) y las de alta presión (hipertensión intracraneal idiopática, o IIH).
Cefaleas de baja presión (SIH)
Una cefalea de baja presión suele empeorar al estar de pie o sentado. Puede mejorar si te acuestas. Puede comenzar en la parte posterior de la cabeza, a veces con dolor de cuello, aunque puede sentirse en toda la cabeza. Suele empeorar al toser, estornudar y hacer esfuerzos. Puede aparecer con:
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Zumbidos en los oídos
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Audición amortiguada
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Mareos
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Náuseas
Es posible que sientas un dolor punzante, palpitante o simplemente una presión general en la cabeza. El SIH es poco frecuente y puede afectar a cualquier persona de cualquier edad.
Causas: El SIH se produce por una fuga de líquido cefalorraquídeo (LCR), aunque la fuga suele producirse en la columna vertebral, no en el cráneo. El LCR es el líquido amortiguador que protege el cerebro y la columna vertebral.
Diagnóstico: Después de un examen, el médico puede realizar una resonancia magnética y una tomografía computarizada para averiguar lo que ocurre. También puede medir la presión del LCR colocando una aguja en la espalda, cerca de la columna vertebral. Algunos expertos dicen que eso no ayuda mucho a las cefaleas de baja presión.
Tratamiento: Los síntomas pueden desaparecer por sí solos. A veces, descansar, beber mucha agua y tomar cafeína pueden ayudar.
Un tratamiento habitual es el llamado parche sanguíneo epidural, que intenta detener la fuga de LCR. Se extrae sangre del brazo y se inyecta en una zona del canal medular para taponar la fuga. Es posible que no funcione la primera vez, ya que es difícil encontrar el punto real por el que se filtra el LCR, por lo que es posible que tenga que repetir el procedimiento varias veces. Su médico puede recetarle un medicamento llamado teofilina.
Dolores de cabeza de alta presión (IIH)
Los síntomas de una cefalea de alta presión suelen imitar los de un tumor cerebral, por lo que la IIH solía denominarse pseudotumor cerebri o falso tumor cerebral. Esos síntomas incluyen:
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Dolor similar a una migraña o punzante que suele empeorar por la mañana
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Dolor de cuello y de hombros
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Dolores de cabeza que empeoran al toser, estornudar o hacer esfuerzos
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Fuertes dolores de cabeza que duran mucho tiempo
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Cambios en la visión o un zumbido en los oídos
La HII es poco frecuente. Sólo la padecen unos 100.000 estadounidenses. La mayoría son mujeres obesas en edad fértil.
Causas: La HII está causada por una mayor presión en el cráneo debido a un exceso de LCR. La obesidad es la razón principal, aunque algunos medicamentos -incluyendo la tetraciclina, los esteroides, la hormona del crecimiento, incluso el exceso de vitamina A- pueden causarla.
Diagnóstico: Después de repasar su historial médico, su médico probablemente le pedirá una resonancia magnética y una tomografía computarizada para ayudar a resolver el problema. También es posible que le hagan varios tipos de pruebas de visión. La HII casi siempre ejerce presión sobre el nervio óptico. Esto provoca una hinchazón llamada papiledema. Esa hinchazón puede afectar en gran medida a su visión. Puede provocar ceguera si no se detecta a tiempo.
Su médico le hará una punción espinal (pueden llamarla punción lumbar) para comprobar la presión del LCR. Se introduce una aguja entre dos vértebras de la parte baja de la espalda y un tubo especial llamado manómetro mide la presión.
Tratamiento: La mejor manera de aliviar los efectos de la HII es perder peso. Esto reduce la presión sobre el cerebro y el nervio óptico. Es posible que necesite una intervención quirúrgica para perder peso si padece una obesidad grave. Los estudios demuestran que incluso una modesta pérdida de peso de entre el 5% y el 10% -realizada mediante una alimentación sana, ejercicio y reducción de la sal- puede aliviar los síntomas.
Durante el tratamiento, también deben realizarse pruebas de visión periódicas y completas para controlar la presión sobre el nervio óptico. En algunos casos, se utiliza un medicamento llamado acetazolamida para reducir la producción de LCR del organismo. En los casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para aliviar la presión sobre el cerebro. La cirugía ocular es otra posibilidad.