Los expertos de doctor explican cómo los desequilibrios químicos en el cerebro pueden provocar enfermedades mentales.
El cerebro también es una estructura muy compleja. Contiene miles de millones de células nerviosas, llamadas neuronas, que deben comunicarse y trabajar juntas para que el cuerpo funcione normalmente. Las neuronas se comunican mediante señales eléctricas. Unas sustancias químicas especiales, llamadas neurotransmisores, ayudan a trasladar estos mensajes eléctricos de neurona a neurona.
La información llega al cerebro a través de los sentidos. Lo que se oye, se siente, se saborea, se ve o se huele es detectado por receptores dentro o fuera del cuerpo y enviado al cerebro a través de las neuronas sensoriales. El cerebro decide qué hacer con la información de los sentidos y le dice al cuerpo cómo responder enviando mensajes a través de las neuronas motoras. Por ejemplo, si una persona pone la mano cerca de algo caliente, el sentido del tacto informa al cerebro sobre el calor y éste envía un mensaje a los músculos del brazo para que alejen la mano. Otro tipo de neuronas, llamadas interneuronas, conectan varias neuronas dentro del cerebro y la médula espinal, que en conjunto forman el sistema nervioso central.
Al igual que hay diferentes tipos de neuronas, también hay diferentes tipos de neurotransmisores químicos. Los investigadores que estudian las enfermedades mentales creen que las anomalías en el funcionamiento de determinados circuitos cerebrales contribuyen al desarrollo de muchas enfermedades mentales. Las conexiones entre las células nerviosas a lo largo de ciertas vías o circuitos del cerebro pueden provocar problemas en el modo en que el cerebro procesa la información y pueden dar lugar a un estado de ánimo, un pensamiento, una percepción o un comportamiento anormales.
Los investigadores también creen que los cambios en el tamaño o la forma de diferentes partes del cerebro pueden ser responsables de causar algunas enfermedades mentales.
