Comportamiento impulsivo: ¿Cuándo es un problema?

Aprenda más sobre la tendencia a actuar sin pensar y las afecciones a las que puede estar vinculada si se produce con mucha frecuencia.

Hasta cierto punto, este tipo de comportamiento es común, especialmente en niños o adolescentes, y no es necesariamente un signo de problemas. Es típico que actúen de forma impulsiva porque sus cerebros aún se están desarrollando. Pero en algunos casos, puede ser parte de ciertas condiciones.

Cuando la impulsividad va demasiado lejos

Es propio de la naturaleza humana decir o hacer a veces algo que uno desearía no haber hecho. Pero algunas personas son impulsivas a menudo, quizá varias veces al día. Actuar así puede acarrear problemas y arrepentimientos.

Si notas un patrón regular de lo siguiente, podría ser un problema:

  • Comportamiento agresivo

  • Inquietud

  • Interrupción de los demás

  • Distraerse con facilidad

Condiciones vinculadas a la impulsividad

El comportamiento impulsivo puede ser un síntoma de varias afecciones. También puede observarse en pacientes con ansiedad... y trastornos del espectro autista, así como en el abuso de sustancias... Algunos de los más comunes son:

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Algunos ejemplos de impulsividad son interrumpir a otras personas que están hablando, responder a preguntas a gritos o tener problemas para esperar su turno cuando están en la cola.

Trastorno bipolar. Este trastorno cerebral afecta al estado de ánimo, al nivel de energía y a la capacidad de realizar actividades cotidianas. La impulsividad puede manifestarse en comportamientos como hábitos extremos de gasto o abuso de sustancias.

Trastornos antisociales de la personalidad. Con estos trastornos, se presta poca o ninguna atención al bien y al mal y se tiende a tratar mal a las personas sin pensar en las consecuencias. El comportamiento impulsivo ligado a ellos puede incluir el abuso de sustancias u otras acciones perjudiciales y tener dificultades con las relaciones personales.

Trastornos del control de los impulsos

Estos trastornos son menos comunes. Las personas que los padecen actúan en función de los impulsos para hacer cosas que les perjudican a ellos o a los demás, o que no son aceptables socialmente o van en contra de la ley. Pueden adoptar muchas formas diferentes, como:

Trastorno explosivo intermitente. Se trata de la tendencia a perder los nervios con frecuencia, normalmente en breves arrebatos. Hasta el más mínimo problema puede desencadenarlo.

Tricotilomanía. También conocido como trastorno por arrancarse el pelo, es cuando no puedes dejar de arrancarte el pelo C de la parte superior de la cabeza, las cejas, los párpados o cualquier otra parte del cuerpo.

Cleptomanía. Es cuando no puedes resistir el impulso de robar y sientes una sensación de alivio cuando lo haces, aunque puede que ni siquiera te quedes con lo que robas.

Piromanía. Es el impulso de prender fuego o la obsesión por prenderlo. Es poco frecuente: sólo un 3% de los pacientes psiquiátricos internos son diagnosticados de piromanía.

Juego patológico. Aunque mucha gente hace una pequeña apuesta de mano aquí y allá o juega de vez en cuando a la quiniela de la oficina, las personas que padecen este trastorno pueden verse atrapadas en él hasta el punto de que afecta a su trabajo o a sus relaciones y el estrés hace mella en su salud.

Tratamiento

Si la impulsividad forma parte de una enfermedad, el tratamiento depende de la causa. Un enfoque general es el análisis conductual aplicado, en el que se aprende a trabajar o a manejar mejor las situaciones que tienden a desencadenar el comportamiento impulsivo.

El médico también puede recomendar medicamentos. Los antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, o ISRS, pueden ayudar en los trastornos del control de los impulsos.

Si el comportamiento forma parte del TDAH, los medicamentos recetados para esta enfermedad pueden ayudar. Entre ellos están la anfetamina y la dextroanfetamina (Adderall) o el metilfenidato (Concerta, Daytrana, Methylin, Ritalin). A veces, los medicamentos no estimulantes como la clonidina y la guanfacina también pueden ayudar a controlar los impulsos.

Estar preparado para situaciones que pueden provocar impulsividad también ayuda. Por ejemplo, puedes llevar un cuaderno para garabatear y distraerte o para escribir algo antes de decirlo en voz alta. La idea es hacer una pausa antes de actuar impulsivamente, para tener la oportunidad de pensar si lo que vas a hacer es una buena idea y cuáles podrían ser las consecuencias.

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