¿Ha llegado el momento de hablar con alguien sobre cómo se siente? El médico le aconseja sobre un chequeo de salud mental.
Todo el mundo pasa por momentos difíciles, pero incluso los acontecimientos felices, como un nuevo trabajo, un matrimonio o un nuevo bebé, pueden añadir estrés.
¿Cómo saber cuándo el estrés empieza a hacer mella en su salud mental?
Si tienes alguno de estos cinco síntomas durante más de unas semanas, puede ser el momento de un chequeo mental.
Mal humor.
Eres una persona normalmente alegre pero últimamente te encuentras estallando por cosas pequeñas o discutiendo más con amigos o familiares? Podría ser un signo de algunos problemas mentales o emocionales, dice Sarah Hightower, consejera licenciada en Atlanta. También podría ser depresión o ansiedad. No es lo mismo que un pequeño cambio de humor. Si tu nivel de paciencia general con otras personas disminuye, presta atención, dice Hightower.
Falta de sueño.
Muchos estadounidenses no duermen lo suficiente, pero asumen que tienen que aguantarse. Eso no es saludable. Un estudio de la Fundación Nacional del Sueño de 2008 reveló que más del 30% de los estadounidenses se han quedado dormidos en el trabajo o mientras conducían y estimó que casi 50 millones de personas sufren problemas de sueño que repercuten en su vida diaria. Una vez que el médico haya descartado una afección médica (problemas de tiroides, dolor crónico, etc.) que le impida dormir, es hora de hablar con alguien que pueda explorar las causas mentales y emocionales.
Dificultad para estar con la gente.
A menudo, el primer signo de depresión es cuando una persona normalmente social comienza a evitar a la gente y deja de interactuar en las redes sociales. Así que si te encuentras desconectado, quizá debas preguntarte por qué.
Comer más o menos.
Hay momentos, como las vacaciones, en los que se tiende a comer en exceso. Pero comer en exceso a largo plazo o recurrir constantemente a alimentos ricos en grasa y azúcar podría ser un signo de estrés o de alimentación emocional. Una revisión de la Escuela de Medicina de Harvard descubrió que el estrés a corto plazo puede causar una pérdida de apetito, mientras que el estrés a largo plazo aumenta la hormona cortisol, que aumenta el apetito.
No puede relajarse.
Si siempre tienes la mente acelerada, puede ser un síntoma de ansiedad. A diferencia de la depresión, que a menudo aparece y desaparece, la ansiedad puede convertirse en una parte constante -y fácil de pasar por alto- de la vida. La gente puede vivir con ella durante años sin darse cuenta de su relación con la salud mental. A los estadounidenses nos cuesta saber cómo relajarnos, dice la doctora Kanika Bell Thomas, propietaria de A.T.L. Psychotherapy and Consulting Services. La ansiedad, dice, a menudo se manifiesta en síntomas físicos -dolores de cabeza, hombros tensos, malestar estomacal y problemas respiratorios-, lo que puede hacer que el enfoque se centre en las causas físicas en lugar de las mentales.
Está bien pedir ayuda
No dejes que las creencias erróneas comunes te impidan buscar apoyo:
Mito nº 1: Puedo manejarlo por mi cuenta.
Asumir que puedes manejar tu propia salud mental sería como intentar realizar tu propia atención médica, dice Bell. El otro extremo es sentir que los amigos, la familia y los consejeros espirituales deberían ser suficientes cuando en realidad pueden complementar el apoyo de un profesional.
Mito #2: Es un signo de debilidad.
Reconocer que necesitas ayuda es un signo de fortaleza. No eres el único que se siente abrumado. Según la Asociación Americana de Psicología, el 42% de los adultos dicen que su estrés ha aumentado.
Y el 44% dice que no está haciendo lo suficiente para gestionar su estrés.
Mito #3: La atención a la salud mental es para los locos.
Pedir ayuda cuando la necesitas es algo muy sano. Muchas personas de gran éxito lo hacen.
Mito nº 4: Es demasiado caro.
Muchos programas de asistencia al empleado (EAP) cubren las sesiones con un consejero o terapeuta. Si no tienes acceso a un EAP, comprueba si un consejero de tu zona ofrece una tarifa con descuento. También puedes programar un tiempo con un consejero espiritual, como un pastor o un rabino, para hablar de tus problemas.