Señales de miedo: 5 respuestas físicas comunes al miedo

¿Cuáles son los signos del miedo? Para muchas personas, el miedo forma parte de la vida cotidiana, desde el nerviosismo de corta duración hasta las fobias crónicas y el trastorno de ansiedad. Aprende las señales para gestionar el miedo.

El miedo es un término que describe una respuesta emocional en reacción a algo que puede ser peligroso o amenazante. En el día a día, muchas personas experimentan un miedo que va desde el nerviosismo por hablar en público hasta fobias intensas.

Tipos de miedo

Miedo específico de la situación

Las personas suelen sentir miedo o nerviosismo temporal en respuesta a una situación estresante, como hacer una presentación en el trabajo. Asimismo, el miedo pasajero se produce a veces cuando se asusta, por ejemplo, si una serpiente se cruza en el camino mientras se trabaja en el jardín.

El miedo temporal suele resolverse una vez que la amenaza percibida desaparece y es un instinto de autoprotección útil. Sin embargo, el miedo crónico en forma de trastorno de pánico, ansiedad social o fobia puede interferir en la vida cotidiana. Estos trastornos son complicados y a menudo requieren la intervención de un profesional.

Trastorno de ansiedad social

El trastorno de ansiedad social se refiere a una condición en la que alguien se siente ansioso o temeroso de algunas o todas las interacciones sociales.

Trastorno de pánico

El trastorno de pánico se refiere a una condición en la que un individuo experimenta un miedo o ansiedad repentinos y abrumadores que pueden durar varios minutos. Los ataques de pánico son uno de los síntomas. Las causas del trastorno de pánico no se conocen bien.

Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

El TEPT se refiere al miedo recurrente desencadenado por un traumatismo pasado, como un accidente, una guerra u otro acontecimiento peligroso.

Fobias

Los seres humanos experimentan una serie de fobias. Algunas son muy específicas, como el miedo intenso a volar o a las serpientes. Otras son más generalizadas, como las fobias sociales o la agorafobia (miedo a los lugares públicos o abiertos). Dependiendo de la gravedad, un miedo o una fobia crónicos pueden interferir en la vida cotidiana y la sensación de bienestar de una persona.

Signos de miedo

Aunque la gente suele pensar que el miedo es una respuesta emocional, también hay respuestas físicas. Durante una situación de miedo o estrés, las personas experimentan la respuesta de lucha o huida.

La glándula suprarrenal produce las hormonas adrenalina y cortisol y desencadena una reacción en cadena de respuestas físicas. Estos son algunos de los signos físicos a los que hay que prestar atención:

  • Aumento de la frecuencia cardíaca

  • Respiración más rápida o falta de aire

  • Mariposas o cambios digestivos

  • Sudoración y escalofríos

  • Temblores en los músculos

Cambios en el ritmo cardíaco

En respuesta a las situaciones de miedo, el cuerpo libera adrenalina, que desencadena el cuerpo para la acción. La frecuencia cardíaca y respiratoria aumenta en proporción al nivel de amenaza percibido.

La adrenalina no sólo afecta a la frecuencia cardíaca. La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) es una medida de las variaciones entre los intervalos de los latidos del corazón.

El sistema nervioso autónomo gestiona las funciones corporales que no se controlan conscientemente, como los latidos del corazón. Tiene dos ramas principales, conocidas como parasimpática y simpática. La rama parasimpática está asociada al descanso, mientras que la rama simpática está asociada a la respuesta del cuerpo al estrés o al esfuerzo.

Cuando ambas ramas del sistema nervioso están equilibradas, un individuo tiende a tener un mayor grado de VFC en comparación con alguien que tiene miedo o está estresado con frecuencia.

Falta de aliento

Junto con un aumento de la frecuencia cardíaca, las personas respiran a un ritmo más rápido cuando experimentan miedo. A veces, esto puede provocar una sensación de falta de aire. Cuando se siente miedo o pánico, las personas respiran a un ritmo más rápido.

Los investigadores de la Universidad de Northwestern descubrieron que esto da lugar a una menor proporción de tiempo dedicado a la inhalación, lo que puede preparar al cerebro para una acción rápida.

Mariposas, malestar estomacal o náuseas

El cuerpo produce cortisol en respuesta al miedo o al estrés. Esta hormona inhibe la producción de insulina, por lo que los músculos tienen energía inmediata. Una vez superada la situación de miedo, el equilibrio hormonal vuelve a la normalidad. Esta es una de las razones por las que muchas personas sienten mariposas, malestar estomacal o a veces náuseas cuando tienen miedo.

Escalofríos o aumento de la sudoración

Además de aumentar el ritmo cardíaco y la respiración, la adrenalina también puede aumentar la sudoración y a veces los escalofríos. Los escalofríos se producen porque la hormona estimula la contracción muscular, incluidos los pequeños músculos que rodean los folículos pilosos.

Esto se conoce comúnmente como "piel de gallina", que también se produce cuando alguien tiene frío. La expresión de que el miedo pone los pelos de punta se refiere a esta respuesta física.

Temblor

Las hormonas que se liberan cuando se tiene miedo trabajan conjuntamente para aumentar el flujo sanguíneo de los músculos. A veces los músculos tiemblan mientras se tiene miedo y durante un breve tiempo después.

Cómo afrontar el miedo

El miedo cotidiano de corta duración puede ser beneficioso, ya que alerta al individuo de una amenaza percibida. La atención plena y las técnicas de autocuidado, como los ejercicios de respiración, suelen ayudar a gestionar el miedo y otras fuentes de estrés.

Las personas que experimentan trastornos más intensos relacionados con el miedo, como el trastorno de ansiedad social, el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y diversas fobias, pueden beneficiarse de hablar del asunto con un médico de atención primaria o un terapeuta autorizado. Muchas personas son capaces de controlar el miedo mediante una combinación de intervenciones médicas, técnicas de atención plena o terapia conversacional.

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