¿Podría esta forma de terapia ayudarle a manejar mejor la depresión, la ansiedad u otra condición de salud mental?
La AB es un tipo de terapia conversacional para la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. Un terapeuta le ayuda a elegir, programar y mantener actividades que le resulten divertidas, útiles o significativas. A medida que vaya añadiendo más actividades a su programa, podrá comprobar que su estado de ánimo y su energía mejoran.
Las investigaciones sugieren que la activación conductual puede ser tan eficaz como los antidepresivos, incluso para las personas con depresión grave.
La activación conductual se deriva de otro tipo de terapia conversacional: la terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC le enseña a hacerse cargo de los pensamientos negativos, mientras que la AB se centra en cambiar sus acciones. Un estudio sugiere que son igualmente eficaces para la depresión y que la activación conductual es más rentable.
¿Cómo funciona la activación conductual?
Es posible que necesites entre ocho y 24 sesiones semanales de terapia. El número exacto depende de cosas como la gravedad de su depresión y el progreso que el tratamiento le ayude a hacer.
Después de conocer a su terapeuta y hablar con él sobre su depresión, le pedirá que lleve un registro diario de sus actividades. Para cada hora del día, simplemente anote lo que está haciendo y cómo se siente. El terapeuta puede pedirle que califique cómo se siente en una escala de 0 a 10, siendo 0 lo peor y 10 lo mejor.
El registro de actividades os ayuda a ti y a tu terapeuta a detectar las actividades y situaciones que te hacen sentir bien y las que no. También puede revelar indicios de que puedes estar evitando ciertas cosas que podrían ser buenas para ti, como encontrar un trabajo más satisfactorio, pagar las facturas o relacionarte con los amigos.
El terapeuta utiliza esta información para elaborar un plan específico para ti. Te ayudarán:
-
Elegir y programar actividades que mejoren el estado de ánimo.
-
Establezca objetivos que le motiven a completarlos.
-
Aprende nuevas habilidades que podrían aumentar tus probabilidades de éxito, como técnicas de relajación o consejos de comunicación.
-
Divida las actividades más grandes en partes más pequeñas y realizables.
-
Detecta los hábitos que pueden hundir tu estado de ánimo?
A medida que empieces a realizar más actividades, podrás llevar un registro de cómo te hacen sentir. Su terapeuta puede volver a pedirle que califique sus estados de ánimo en una escala de 0 a 10.
Intenta hacer un seguimiento de tus actividades con este planificador de BA.
Qué actividades pueden ayudar?
Cada persona es diferente. Tu terapeuta te hará sugerencias adaptadas a ti. Elegirás entre actividades que se encuadren en algunos o todos estos grupos:
Hábitos saludables. Son cambios en el estilo de vida que mejoran su salud física y mental. Algunos ejemplos son:
-
Hacer más ejercicio
-
Comer más sano
-
Dormir lo suficiente
Experiencias agradables. Son aficiones o intereses que te hacen feliz. Pueden incluir cosas como:
-
Artes y oficios
-
Salir a la naturaleza
-
Bailar
-
Cocinar
-
Artes marciales
Actividades sociales. Estas implican pasar tiempo de calidad con las personas que te importan, o construir nuevas conexiones. Algunos ejemplos son:
-
Llamada telefónica o videochat con un ser querido
-
Envío de un correo electrónico a un amigo
-
Noche de juegos con tu familia
-
Ayudar a alguien que necesita una mano
Actividades de dominio. Estas te ayudan a sentirte productivo, a desarrollar habilidades o a darte una sensación de logro. Pueden incluir:
-
Completar las tareas del trabajo o de la escuela
-
Abordar proyectos de mejora del hogar
-
Leer un nuevo libro
-
Mejorar la higiene personal
Qué ocurre después de la terapia de BA?
Para cuando termines todas las sesiones, la idea es que tengas una rutina de actividades que te hagan sentir bien y hábitos saludables que te ayuden a seguir haciéndote cargo de tu depresión y a lograr otros objetivos en tu vida. Su terapeuta le dará un plan de acción que describe lo que debe hacer en caso de que tenga problemas para mantener sus actividades y la depresión vuelva a aparecer.
Después de terminar la terapia antirretrovírica, es común tener deslices ocasionales en los que te saltas o te olvidas de hacer una actividad. Nadie es perfecto: la clave es volver a la pista lo antes posible.
Tu terapeuta debería ofrecerte sesiones de seguimiento una vez finalizado el tratamiento. Es una oportunidad para hablar de cómo van las cosas y para trabajar en cualquier problema o desafío que hayas tenido.