El médico explica el tronco arterial, una grave anomalía congénita que puede causar problemas pulmonares y cardíacos en los bebés.
Normalmente, cuando el corazón bombea, el lado derecho toma sangre del cuerpo y la envía a los pulmones para obtener oxígeno fresco. Esa sangre cargada de oxígeno pasa luego al lado izquierdo del corazón, que la bombea al resto del cuerpo.
La arteria pulmonar principal es el vaso que lleva la sangre del corazón a los pulmones. La que la envía al cuerpo es la aorta. Una válvula en cada arteria controla el flujo para asegurarse de que la sangre sigue su ruta habitual.
Con el tronco arterial, esos vasos no se convierten en canales separados. El bebé sólo tiene una gran arteria que lleva la sangre a los pulmones y al cuerpo.
Un bebé que nace con esta afección también suele tener una sola válvula en lugar de dos que controlan el flujo de sangre que sale del corazón, y esa válvula suele tener problemas. Puede ser demasiado gruesa o demasiado estrecha, lo que significa que llega muy poca sangre a los pulmones. O puede tener una fuga, lo que significa que la sangre vuelve a entrar en el corazón.
En la mayoría de los casos, también hay un agujero en la pared que separa las cámaras inferiores del corazón entre sí. Esto significa que la sangre rica en oxígeno y la pobre en oxígeno pueden mezclarse.
El tronco arterial se produce en aproximadamente 1 de cada 10.000 bebés nacidos, unas 300 veces al año en Estados Unidos.
Causas y factores de riesgo
Como ocurre con la mayoría de los defectos congénitos, los médicos no saben qué causa el tronco arterial. Pero algunas cosas pueden aumentar las probabilidades de que un niño nazca con problemas cardíacos. Entre ellas están las cosas que afectan a la madre, como:
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Tienen una enfermedad durante el embarazo, como la rubéola o la diabetes, que no se controla adecuadamente.
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Fuman... durante el embarazo.
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Tienen... antecedentes familiares de defectos cardíacos o trastornos genéticos, como el síndrome de DiGeorge, que puede hacer que varios sistemas corporales no se desarrollen correctamente en el útero.
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Toman... medicamentos que no se recomiendan durante el embarazo.
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Síntomas y diagnóstico
Un bebé con esta anomalía congénita tiene menos oxígeno en la sangre de lo normal. Esto puede hacer que la piel alrededor de la boca o las uñas se vean ligeramente azules. Su respiración suele ser rápida y puede tener sibilancias. Su pulso es fuerte y no come bien.
Son signos de que el bebé no recibe suficiente oxígeno o está desarrollando una insuficiencia cardíaca congestiva, lo que significa que el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del organismo. Eso puede agrandar y debilitar su corazón.
Si el médico cree que su bebé puede tener un tronco arterial, una sencilla prueba que mide el oxígeno en la sangre del bebé puede ayudar a confirmarlo. Un ecocardiograma, que utiliza ondas sonoras para dibujar el corazón del bebé, también puede ayudar a detectar el problema.
Si se detecta un problema en el corazón del bebé con una ecografía antes de que nazca, se puede realizar un ecocardiograma fetal para mostrar más detalles sobre la estructura del corazón. Esto puede ayudar a los médicos y al personal de enfermería a estar preparados para cualquier complicación cuando nazcan.
Tratamiento
Para corregir el problema, se opera el corazón del bebé en las dos primeras semanas después del nacimiento. Antes de la intervención, es posible que el bebé reciba fármacos para fortalecer su corazón y ayudar a su organismo a eliminar líquidos.
El cirujano convertirá el vaso sanguíneo único en dos colocando un tubo, llamado conducto, con una válvula cardíaca artificial. Esto conectará el lado derecho del corazón con el vaso sanguíneo que va a los pulmones. Esto se conoce como reparación de Rastelli.
El único vaso sanguíneo original se convierte entonces en la aorta y transporta la sangre rica en oxígeno desde el corazón al cuerpo. Un parche de tela -o a veces de tejido del exterior del corazón- cierra el agujero entre los dos lados del corazón.
Tras la intervención, el bebé pasará varios días en el hospital y puede necesitar analgésicos, como paracetamol (Tylenol) o ibuprofeno (Advil o Motrin). Tardará unas semanas en recuperarse del todo, y probablemente necesitará más descanso del habitual en ese tiempo.
Perspectiva y cuidados de seguimiento
La cirugía tiene éxito en más del 90% de los bebés que la padecen. Pero un niño que nace con esta enfermedad necesitará cirugías de seguimiento y revisiones periódicas con un médico del corazón (llamado cardiólogo) durante el resto de su vida.
A medida que su hijo crezca, es probable que el conducto se le quede pequeño y tenga que ser sustituido dos o tres veces. Con el tiempo, el conducto puede estrecharse u obstruirse y tener que abrirse o despejarse. A veces, la válvula que conduce a la aorta reconstruida puede tener una fuga y tener que ser sustituida.
Algunos niños nacidos con tronco arterial no pueden realizar actividades físicas intensas ni practicar deportes de competición. Y tendrán que tomar antibióticos antes de futuras intervenciones quirúrgicas o dentales para prevenir una infección conocida como endocarditis que ataca el revestimiento del corazón.
Algunas personas también experimentan problemas más adelante, como fugas en las válvulas del corazón, latidos irregulares o presión arterial alta en los pulmones. Una persona nacida con tronco arterioso deberá someterse a revisiones periódicas durante el resto de su vida para vigilar que no se produzcan estos u otros problemas cardíacos.