¿Debo decirle a mi jefe que tengo TDAH?

Piensa en estas cosas antes de tener una conversación con tu jefe.

Tus amigos y familiares pueden saber que tienes TDAH. ¿Pero qué pasa con la gente del trabajo? ¿Debes decírselo a tu jefe? ?

Es una decisión difícil, y la solución suele ser diferente según la situación laboral. ¿Te apoyará tu jefe? ¿O su revelación le dificultará el trabajo?

No estás obligado a informar a nadie en el trabajo sobre tu TDAH. Pero aquí tienes algunas cosas en las que debes pensar cuando tomes tu decisión.

Tus derechos legales

La Ley de Estadounidenses con Discapacidades protege a las personas con discapacidades contra la discriminación en el lugar de trabajo. También exige que las empresas para las que trabajan hagan adaptaciones para su condición. Esto se aplica tanto a los puestos de trabajo del gobierno como a los empleadores privados con 15 trabajadores o más.

La ley puede aplicarse a las personas con TDAH, pero significa que tienes que demostrar, con mucha documentación, que el TDAH te impide hacer tu trabajo. Si cumples las condiciones, tu jefe tiene que trabajar contigo para encontrar formas de ayudarte a hacer mejor tu trabajo.

Ventajas y desventajas

En el lugar de trabajo, el TDAH puede hacer que te cueste empezar los proyectos y que los dejes para más adelante cuando te parezcan abrumadores. La organización y los plazos pueden no ser tus puntos fuertes. Tal vez te distraigas y te frustres con facilidad. Estos problemas pueden afectar a la forma en que la gente de tu lugar de trabajo te ve.

Si tu jefa entiende la razón médica de tus patrones, puede estar más dispuesta a trabajar contigo en las adaptaciones que pueden ayudarte a tener éxito.

"Revelar los desafíos de tu TDAH puede ayudar a los empleadores y a los miembros del equipo a entender mejor tus desafíos, cómo trabajas mejor y cómo trabajar en armonía contigo", dice Linda Walker, una entrenadora de TDAH certificada profesionalmente. "En un mundo perfecto, los empresarios también entenderían que hay un gran retorno de la inversión en ayudar a los empleados con este tipo de retos".

Pero no siempre es un mundo perfecto. Si tu jefe no entiende el TDAH, puede que no quiera hacer el esfuerzo extra.

Cosas a tener en cuenta

Cuando estés decidiendo si se lo dices o no a tu jefe, una de las primeras cosas en las que debes pensar es en tu objetivo. ¿Cuáles son los resultados que quieres obtener de la conversación?

Dale Davison, un entrenador de TDAH certificado profesionalmente, sugiere que también pienses si es posible satisfacer tus necesidades sin revelar tu TDAH.

"Tu decisión y tu forma de proceder dependen de la simulación y planificación de los posibles resultados en tu situación particular", dice.

Piensa en tu relación con tu jefe. ¿Te apoya? ¿Es tensa?

¿Eres una estrella en el trabajo? "Los empleados que ya muestran una fuerte ética de trabajo, pero que tienen problemas, son mucho más propensos a recibir ayuda y compasión que los empleados que tienen malas relaciones con sus colegas y que tienen un bajo rendimiento", dice Walker.

"Desgraciadamente, es el empleado que tiene más dificultades el que tiene menos probabilidades de recibir ayuda como resultado del bajo rendimiento que está pidiendo para mejorar".

El terreno intermedio

Si decides hablar con tu jefe, los expertos dicen que debes centrarte en tus retos en el trabajo en lugar de hablar específicamente del TDAH. "No se trata de engañar", dice Walker. "Al contrario, permite a los empleadores comprender mejor los verdaderos desafíos y tiene más posibilidades de obtener resultados positivos".

Lo mismo ocurre con tus compañeros de trabajo. "Es mejor decirles algo como: 'Me distraigo fácilmente con las interrupciones a mi alrededor, así que si quiero hacer mi trabajo, necesito hacer las cosas de esta manera'", dice Walker.

Piensa en ello como una llamada de ventas: "Estás ofreciendo la oportunidad de aumentar la eficacia para incrementar la rentabilidad del negocio en el que trabajas", dice Davison. "Te estás asociando con otros para aumentar el resultado final".

Walker sugiere una fórmula de tres pasos:

  • Describe tu lucha y sus circunstancias.

  • Esboza una solución.

  • Destaca los beneficios de la solución ante tu jefe, tus compañeros y la empresa.

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    Elegir no compartir

    Cuando los riesgos de contarlo son mayores que los beneficios, es mejor guardarse el TDAH para uno mismo. Pero no te detengas ahí. Esboza exactamente cómo afecta el TDAH a tu rendimiento laboral y trabaja los problemas con un entrenador de TDAH o un programa de formación centrado en cuestiones laborales.

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