Te has tomado la medicina esta mañana?
Falsos recuerdos: ¿Tan creíbles como los reales?
Por Mark Moran, MPH Revisado médicamente por Jacqueline Brooks, MBBCH, MRCPsych De los archivos médicos
4 de diciembre de 2000 -- ¿Ha tomado su medicina esta mañana? ¿O sólo imaginaste que lo habías hecho? Los misterios de la memoria, y cómo se procesan en el cerebro, se extienden a cuestiones más serias sobre los recuerdos controvertidos de abusos o traumas infantiles, recordados por pacientes que buscan terapia. Los hechos fueron reales o sólo imaginados?
En los últimos años, la comunidad médica ha tomado conciencia de un fenómeno conocido como "síndrome de la falsa memoria", en el que, a través de la terapia, las personas se convencen de que fueron víctimas de abusos sexuales en su infancia. En estos casos -que se dan sobre todo en mujeres- los recuerdos de los abusos, aunque vívidos, son falsos, inducidos por la sugestión en la terapia. Este desafortunado, aunque poco común, efecto secundario de la terapia puede destrozar a las familias y dejar a los terapeutas confundidos y desconcertados sobre qué hacer.
Ahora, una nueva investigación de laboratorio que mide la actividad cerebral durante el proceso de recuerdo ha arrojado resultados que podrían ayudar a los científicos a entender mejor cómo el cerebro crea falsos recuerdos. En concreto, el cerebro parece registrar como reales aquellos sucesos o imágenes que tienen más detalles visuales, afirma el doctor Kenneth Paller, profesor asociado de psicología del Instituto de Neurociencia y del departamento de psicología de la Universidad Northwestern de Chicago.
Y el grado de detalle visual puede medirse mediante una prueba que monitoriza la cantidad de actividad cerebral que tiene lugar en la parte del cerebro que se cree que está relacionada con la percepción visual, dice Paller.
Colocando electrodos en la parte posterior de la cabeza, Paller y sus colegas midieron la actividad cerebral cuando los sujetos intentaban recordar un objeto del que se les había mostrado una imagen real, así como objetos de los que no se les había mostrado una imagen, sino que sólo se les había pedido que los visualizaran en su mente.
En algunos casos, las personas recordaban falsamente que se les había mostrado una imagen del objeto, cuando en realidad no lo habían hecho. En esos casos, hubo una mayor actividad. Y hubo una actividad aún mayor medida durante el recuerdo cuando se les había mostrado realmente una imagen del objeto, dice Paller.
Lo que significa es que cuanto más detalles visuales tiene un recuerdo, más probable es que se recuerde como real, aunque no lo sea, dice Paller al doctor. "Cuanto más visual sea tu recuerdo, más probable es que lo atribuyas a un hecho real".
Pero Paller se muestra cauto a la hora de extender los resultados de su laboratorio a las controversias en torno al "síndrome de la falsa memoria". Aun así, señala que trabajos anteriores han demostrado que se pueden inducir falsos recuerdos. Y su propia investigación ofrece una visión -a través de la medición de la actividad cerebral- de cómo podría estar ocurriendo, dice.
"Estamos aprendiendo algunos de los mecanismos que podrían dar lugar a falsos recuerdos en el laboratorio, y podrían dar lugar a falsos recuerdos en algunas situaciones de la vida real, pero no querríamos inferir que ése es siempre el mecanismo en los falsos recuerdos", dice a doctor. "No tenemos forma de determinar si alguien tiene un recuerdo verdadero o falso".
Y señala que, aunque la viveza parece ser la característica común tanto de las imágenes y los acontecimientos falsos como de los recordados con precisión, el grado de viveza puede variar en ambos casos de una persona a otra. "Algunos recuerdos falsos son bastante vívidos, y algunos recuerdos reales no lo son tanto", afirma Paller.
La doctora Kathleen McDermott, profesora asistente de investigación de la Universidad de Washington en San Luis, señala que esto demuestra que los recuerdos verdaderos y falsos pueden distinguirse a nivel cerebral. "A veces se pueden captar diferencias (...) que muestran que los recuerdos verdaderos contienen más detalles perceptivos que los falsos", dice. McDermott no participó en el estudio.
A algunos les gustaría tratar de perfeccionar el método en un esfuerzo por idear una especie de prueba de detector de mentiras o como una forma de determinar la verdad de las acusaciones de abuso o trauma infantil. Pero McDermott dice que no es probable que esos esfuerzos den sus frutos a corto plazo.
Mientras tanto, la capacidad de distinguir entre recuerdos verdaderos y falsos sólo puede lograrse en promedio, después de probar muchos recuerdos. La estrategia no podría aplicarse para determinar si los recuerdos individuales son verdaderos o falsos, dice.
Sin embargo, McDermott afirma que el estudio contribuye a un creciente conjunto de pruebas que demuestran que una fuerte convicción sobre la realidad de un recuerdo no indica -al menos científicamente- que éste sea real. "En un tribunal, normalmente una de las pruebas más convincentes es cuando alguien se levanta y dice que recuerda que alguien le hizo algo, dice la doctora. "Pero esa sensación convincente no significa que haya ocurrido".
Y McDermott dice que su propia investigación ha demostrado que, en determinadas situaciones, se puede predecir de forma fiable que las personas recuerdan erróneamente algo como real si se les induce a través de una imaginación persistente.
El doctor Daniel Schacter, director del departamento de psicología de la Universidad de Harvard, afirma que el trabajo de Paller ofrece un primer vistazo a lo que ocurre cuando el cerebro crea un recuerdo.
"Hay algo que ocurre en el cerebro en el momento en que [se crea un recuerdo] que nos permite confundir los acontecimientos reales con los imaginados", dice Schacter, que revisó el estudio de Paller para el doctor.
Tanto Schacter como Paller señalan que aún queda mucho por saber, incluidas las regiones precisas del cerebro que intervienen en la creación de recuerdos reales y falsos. "Nos gustaría saber si podemos utilizar otras medidas de la actividad cerebral para precisar dónde ocurren las cosas", dice Paller. "Quizá eso pueda decirnos más sobre cómo se crean los falsos recuerdos".